domingo, 9 de enero de 2011

CAPÍTULO 20: Primeras Señales

Capítulo 20 : Primeras Señales

Katheryn Morales




Fue tan difícil para mi ver el rostro de Matt, sabia cuanto daño le había hecho con mi partida pero jamás imagine que tanta había sido. Era, un horror, no quería siquiera pelear con el solo quería hacerle feliz. Sonreí al amanecer cuando pedí para el cuarto dos platos de frutas para desayunar. Matt me miraba como ingería los alimentos, y hacia continuas preguntas de cómo se sentía si era igual comerlas normal o ahora por dos. Me miro maliciosamente cuando le pedí que me pasará el jugo de una de mis maletas – evidentemente sangre – era delicioso, me había costado conseguirla pero ¿Qué les parece uno nunca sabe donde se puede encontrar a otro compañero de la misma raza? Yo lo llame “casi milagro” al chico, y le conté la historia a Matt de cómo me ayudo con los medicamentos y la sangre que necesitaba también era farmacéutico. Finalmente luego de esa primera mañana con Matt en el hotel me quede acurrucada descansando más. Preguntándole por las cosas en el pueblo y charlando hasta que tuve que entrar en la fase de descanso un rato.


Estaba acostada entre varias almohadas y con la cabeza cerca de su pecho, el no quería dormir, primero me queje de que se estaba enamorando muy rápido – a lo cual sonrió y me beso para no reírse del chiste- PD: Igual lo hizo. Luego se quedo igual mirándome mientras descansaba y acariciaba mis manos, mi barriga, aun solo en silencio viéndome.

Finalmente cuando volví a abrir los ojos el aun estaba allí. Pero con la cabeza apoyada a la cama y mirando sobre mi a lo lejos. Parecía pensativo. Finalmente me volvió a mirar y no pude resistirme a esa mirada.

-¿Qué piensas? – pregunte acariciándole el rostro.

-Si es mentira…todo esto y

-Matt… - puse su mano sobre la gran pelota que ahora era yo - ¿Te parece mentira? – dije arqueando una ceja.


El sonrió y beso esa misma ceja riéndose.

-No… tal parece que no. Es solo que esto es tan… - decía sonriente.


Y no pude evitarlo, lo enrosque con una pierna y lo atraje para besarlo como sabia que lo descontrolaba a él. Pero para mi sorpresa no se separo, pero lo deje fue aturdido al soltarlo.

Yo solo sonreía.

-Vanessa…

-¿Si..?

-Eres más peligrosa embarazada que sola…


No dijimos nada durante un largo segundo. Solo mirándonos. Y luego reventamos de risa.

Y si eso fue la primera mañana se podrán imaginar como fueron el resto de ese día y el otro.

Bañarme era un caso por él. No me miraba pero se quedaba en la puerta esperando a que terminara “solo por si me caía” más de una vez le dije que no era idiota. Cenar, era divertido, -ahora- porque podía salir de su brazo a cualquier tienda de noche e incluso salir a divertirnos un rato. Para no levantar sospechas con el gerente del hotel solo por salir de noche le dije que tenía una extraña enfermedad en la piel, parecido al caso de Bratt Pitt en una película que no podía salir al sol o se llenaría de ronchas y moriría irremediablemente. Eso pareció aturdir al gerente luego de mi pacifica sonrisa y sintió. Abriéndonos la puerta a mi y Matt.

Al día siguiente Matt recogía las maletas para irnos y las cargaba al coche cerca de las ocho de la noche para el vuelo nocturno de regreso. Finalmente me despedí de esa habitación que me ayudo durante u tiempo pero definitivamente me estaba volviendo loca. Saber que volvería a casa era un alivio.

Tuvimos que esperar que verificaran todas las cosas ya que la seguridad era blindada allí, nada se les escapaba. Luego de eso finalmente abordamos el avión. Matt se veía tan complacido. No me miraba pero estaba feliz, muy tranquilo y pacifico, como un niño gigante portándose bien. Era tan tierno. Y sexy… bien debía recordar que estaba embarazada muchas veces seguido.

Al llegar al pueblo creo que me volvió parte de la vida, fuera de eso al pisar mi casa, sentí lo que era la libertad de nuevo. Me sorprendió ver la casa tan, arreglada. Mire a Matt de reojo y el esquivaba la mía. Eso significaba que lo había hecho el solito. Me encantaba. Claro excepto el hecho de que las frutas de plástico las había puesto en la sal y no en el comedor de la cocina… - si me reí mucho sola cuando vi eso el si hubiera podido se hubiera sonrojado - luego de sentarme y dejar las maletas el al subir pareció acordarse de algo y volvió a bajar.

-Vanessa, ven un momento…


Gire hacia su dirección lento y me levante como pude, al llegar a las escaleras el me miro a la cara y dijo “permiso” me levanto de las piernas y por la espalda cargándome.

-¿Después de todo lo que a pasado entre nosotros me pides permiso aun? Wow… eso es amor – le dije como sarcasmo. El se rio.

-Quiero... Mostrarte algo… - dijo poniéndome de pie en le piso de arriba. – ven acá… no creo que te guste, pero…

-Hay Matt… que hiciste ahora… -luego de las frutas en la sala no me quise imaginar que “decoración” había puesto arriba en nuestro cuarto, pero me sorprendí cuando pasamos de largo y seguimos hasta el final del pasillo a mano derecha.


Llegamos a una de las habitaciones de huéspedes, y le mire el rostro por un momento, para advertirle “si es una mascota no te vas a salvar de esta” el se rio mientras giraba el pomo estando el detrás de mi.


Simplemente… estupefacta.





Luego, de una eternidad, - o eso le pareció a Matt por lo que veía – pude parpadear. Estaba en shock, sorprendida, neutralizada, estaba estupefacta…

-¿Vanessa…? ¿Vanessa?

Decía detrás de mi, era claro que me estaba llamando desde hace rato y no respondía.

-¿Estas bien? ¿Tan feo esta?


Solo negué con la cabeza y comencé a llorar. Trague grueso para poder hablar y camine hacia adentro. Era un cuarto… para el bebe, tenia una cuna… un… tenia todo. No podía hablar pase las manos por la cuna, por el armario, abrí los compartimientos del armario viendo los conjuntos, y se hizo aun más audible que lloraba. Gire hacia Matt y lo abrace con fuerza. Sin poder decir nada. Estaba tan petrificada y asombrada.


El me abrazo también, sin decirnos nada. Finalmente levante la cara y le di un beso – algo mojado por las lagrimas – el estaba feliz. Estaba preocupado de haber hecho un desastre. Yo solo pude decir la típica frase, “es perfecto”. Todo era perfecto ahora… tuve que quedarme varios momentos tocando y viendo todo para ver que si era real y no había sido un montaje de Matt. Me sorprendió aun más saber que lo había hecho el mismo. Eso le daba muchos premios delante de mí.

Finalmente me convenció de bajar objetando que el cuarto no desaparecería pero debía bajar a comer. Me llevo hasta el comedor y cortó algunas verduras y sirvió sangre en un vaso. Miro hacia mí, cuando la puerta sonó. El fue a abrirla y nos alegramos al ver al Doc. Traía una canasta grande de cosas, algunas dulces, otros eran medicamentos, otros regalos para bebes. Me reí cuando le vi y un gran globo que decía “Bienvenida” imagine que eran de los que usaban con las bebes, las niñas cuando nacían.

-Estuvimos muy preocupados por ti… - dijo acercándoseme y viéndome de los pies a la cabeza – Wow… has comido mucho Vanessa.


Yo reí.

-Hola doc.

-¡Y es de verdad! – dijo señalándome mirando a Matt, quien reía desde la cocina.

-¡Muy real! – grito Matt.



El Doc me ayudo a sentar también, y me miro seriamente. Y escribió detrás de mi receta de medicamentos.

“No vuelvas a dejar solo a ese chico, es un desastre sin ti.”


Yo sonríe y asentí, no lo quiso decir para que Matt no lo escuchara. Finalmente Matt volvió con tres vasos con sangre, y frutas para mí. Le comentaba todo acerca de la alimentación, que hice, como hacia para salir, que excusas había dado por no salir de día – a lo cual se rio mucho – le conté de mi amigo el farmacéutico en Dallas que también era vampiro y todo lo demás. Y que por cierto no me había despedido de él pero el dijo que le enviaría un regalo como agradecimiento por lo que había hecho por mí. Estando allá.

Fue como una bienvenida a la casa, se sentía tan bien. No solo fue esa la bienvenida, aunque algunos del pueblo – obviamente vampiros – me miraban un poco molestos algunos solo asentían cabeza como aceptando que estaba bendecida por la protección del doc, otros eran más amables y sonreían. Mientras que los humanos – especialmente los de la tienda – estaban absolutamente maravillados con mi embarazo, tuve que comprar nuevas camisas bordadas para trabajar – tamaño grandes – y por supuesto la cara de satisfacción era al ver a Ivana verde como un esparrago delgado mirando lo hinchada que estaba, por causa de Matt.

Eso era la gloria.

La noche de acción de gracias, fue hermosa, Matt dijo muchas cosas lindas y el doc, que parecía haberse integrado a nosotros como familia, hicieron que ese día fuera muy especial para mi, y volviendo a amenazarme diciendo “ni se te ocurra volverte a ir” “También te amo cariño” solo respondí sonriente. Me besaba y el doc se reía diciendo que respetáramos la cara de los mayores.

Los días finalmente pasaron de Noviembre y llego el mes más frio para que comiencen mis achaques de dolores, Diciembre. Las vitrinas se adornaban de navidad, adornos, regalos, entre varias veces a las librerías por cuentos infantiles y se los leía al bebe, Matt le colocaba música, yo instrumental y el rock. Dije que crearíamos algo incontrolable. – nos reíamos pero luego cambiábamos el chiste porque no nos hacia broma.

Finalmente el día más esperado para los humanos – y en especial los niños- durante ese mes, era noche buena, para mi no lo era, el pensar que no sabia que había dentro de mí. Si un humano, si un vampiro, o parte de ambos. Me tenía sin poder accionar, sin poder saber. Matt se dio cuenta, e intentaba alegrarme la mañana me hizo bailes sexys, graciosos, e incluso trato de burlarse de un bailarín de ballet pero consiguió muy poco que me alegrara por completo – aunque era imposible no reírse un poco-, finalmente termino por rendirse y acurrucarme entre sus brazos, masajeando mi vientre. Jamás hubiera pensado esto. Jamás, lo sabia yo no podía tener bebes ya, pero, el haber succionado a Matt antes de estar juntos por primera vez le dio vida a mi cuerpo y lo puso en marcha nuevamente como si el reloj comenzara a caminar otra vez esa noche, cuando (si es que dejaríamos que naciera) el bebe, este cuerpo se volvería a congelar en el que fue desde hace mucho tiempo, por los momentos, solo podía estar quieta, y esperar las señales del bebe, las cual deseaba con todas las ansias que fueran buenas, no sabia que tipo de señas esperar, las palabras del doctor no me dejaron muy clara “si es humano, tendrás reacciones humanas, vampiro, reacciones vampiras” No podía esperar mucho, estaba de manos atadas mientras tanto, mientras se hacia más lejano el tiempo y era más peligroso poder sacarlo para mi. Ya casi tocaba los cinco meses. El limite establecido por el doc de mi como vampira.

Durante la tarde, Matt me dejo acostada en el cuarto mientras el dijo de buscar “reservas” para brindar esa noche, no concebía pensar que la “noche buena” la celebráramos bebiendo sangre. Pero éramos vampiros. No podíamos degustar mejor otra cosa que eso. Cuando Matt llego me ayudo a bajar, nunca me dejaba bajar sola las escaleras aunque el bien lo sabia que no lo necesitaba, pero los primeros meses el doctor insistía en cuidarme más de lo que lo había hecho en siglos. Y Matt lo procuraba, el realmente daba mucho más miedo que yo cuando se enojaba.

Le ayudaba a desempacar las cosas de las bolsas, Compro algunas frutas secas, y verduras, las cosas esenciales para humanos (obviamente pocas porque no íbamos a gastar en algo que no necesitaríamos con vida o muerte) Guardo también las bolsas de sangre escondiéndolas bien en la nevera, mientras yo limpiaba la mesa de comer y el mesón de la cocina. Me ayudo a decorar un poco la casa, solo un poco, igual esa noche seriamos solo nosotros dos, Drake y Linda estaban cenando juntos y entendíamos eso, intimidad después de largos 17 años para Drake padre. Aunque dijeron venir en Diciembre, no dijeron para que fechas – bueno si para navidades pero quizás no querían vernos pelear a Matt y a mi pensando que aun nos peleábamos no sabia todo lo que eso había cambiado- Cuando eran cerca de las siete de la noche fui a bañarme, Matt esperaba del otro lado de la cortina leyendo los comic del periódico acostado en la pared por miedo a que me resbalara o algo parecido. Luego que me vestí, me coloque un lindo vestido rojo corto y escotado, el bromeaba sobre si era la esposa sexy de santa Claus. Me quede sentada en la peinadora maquillándome, mientras el iba a bañarse.

Entonces comencé a sentir una extraña llenura. Una sensación que no sabía que era, o probablemente que no recordaba. La llenura definitivamente no era el bebe, pero era en mi vientre, era algo más abajo que presionaba hacia afuera. Eso no me gustaba, no saber que era mi bebe era suficiente.

-“Matt” – comencé a llamarlo. - ¡Matt! – a la segunda llamada el apareció como un rayo en la puerta con el paño a medio poner tapándose.

Se paro en el marco mirándome asustado, y al verme tranquila sentada se relajo y se fue acercando amarándose el paño atrás.

-¿Qué pasa cariño? Me asustaste creí que te…

-Matt... siento algo extraño… - el me miro quieto por un momento.

-¿Extraño como, que? ¿Qué sientes?

-No lo se, es… como una presión acá abajo, creo que… - el sonrió y me miro.

-¿Cómo si tuvieras urgencia? – el me miro como si no lo creyera y una sonrisa amplia se dibujo en su rostro.

-Eso creo… - le mire extrañada sin poder contener mucho.

-¡Tienes ganas de ir al baño cariño!


Le mire como si estuviera loco.


-Matt… los vampiros no van al baño. Hace, ¡Ya ni recuerdo ni como iba al baño!

-Cariño, cariño esto es, es bueno ¿No lo ves? Esto es humano… - el se acerco a mi besándome los labios.


Comencé a pensar, y claro, eso era, una sensación humana, una reacción humana es ir al baño. Definitivamente esperaba vómitos, mareos pero que mi sensación, la primera, ¿ir al baño?, eso no lo tenía en mente. Jamás, ni siquiera para después.

Matt esperaba detrás de la puerta, le pedí, (exigí) que me dejara, cuando termine y Salí el estaba apoyado en la pared frente a la puerta del baño. Cuando Salí, sabía que ambos teníamos la misma expresión. Esperanza.

-¿Sabes lo que significa? – Le pregunte – el asintió y me abrazo besándome, y luego la barriga.

-Significa que viene un humano, fuerte y sano. Y que seré papa. – sonrió. – Bien, eso sonó muy bien.

-Bueno, normalmente dirían viene una niña o niño sano, eso es nuevo – sonreí.


Me abrazo con fuerza, pero ternura, estaba encantado, me besaba las manos, los labios la frente, me alzaba y me volvía a besar. Besaba mi barriga una y otra vez. Finalmente me dejo sentada luego de toda la celebración en el taburete de mi peinadora. Y Termine de arreglarme, veía la pequeña barriga y la sobaba, me estaba cautivando, me tenia cautiva, enamorada, Amaba mi bebe. De Matt y mío.


Nuestro.


Cuando Matt salió por fin de la ducha comenzó a vestirse, lo espiaba mientras el se vestía de espaldas a mi, tenia la ropa sobre la cama, se había puesto un pantalón de vestir gris, y una camisa blanca muy entallada, abierta. Era tan hermoso, y tan gloriosamente sexy, que nadie pensaría que el era un feliz y orgulloso futuro papa. El era mío. Bueno ahora nuestro contando al o la pequeñina.

Cuando volteo se acerco a mí, besándome, le deje los labios rojos por el labial que me había puesto. Le limpie y me coloque unas zapatillas del mismo color del vestido y aretes marrones canela.


Cuando baje, el coloco los cojines en el suelo haciendo una gran esfera con ellos, y colocamos las cosas alrededor, el decía que solo quería estar conmigo esa noche haciéndome feliz, mimándome, mimándonos, sintiendo la familia que jamás tuvo y definitivamente jamás pensó tener. Pero que ahora le hacia inmensamente feliz. Me tomo por detrás de las piernas y la espalda colocándome suavemente en ellos y luego se acomodo detrás de mí. De costado para poder verme mejor. Miraba mi barriga, y me besaba. El era feliz, si antes se veía completo, ahora sobraba de felicidad en nosotros.

-No puedo pedir más. Si tengo algo más creo que, no soportare la felicidad Vanessa. Esto es una locura, un tipo como yo, y tengo todo esto, un burro idiota, - me sonrió – y feliz.

-Yo también soy muy feliz… Matt, tu haces posible lo imposible. De verdad cariño – levante la barbilla y el busco mis labios. Entonces mi vientre se movió. - ¡Matt!

Matt rebosaba de risa. Estaba atontado viendo mi vientre.

-¡Se mueve Vanessa! – se veía algo trazando mi piel debajo de ella. Eso era hermoso, entonces dejo de hacerlo.

-No puedo creerlo… fue... hermoso – mire a Matt.

-Fue más que eso… no lo creo. – me miro. Y me dio un beso sentándome en sus piernas.


Luego de esperar – sin éxito – que el bebe nuevamente se moviera el me conto muchas cosas – o pocas – que sabia de su verdadera familia, su padre nunca le conoció, su madre le dejo siendo muy pequeño y tuvo que ser cuidado por su tía, la hermana de su madre, la cual nunca le hablo de su padre y el considero que viniendo de su tía – la cual no le caía muy bien a él- supuso que era porque se había escapado con su madre o algo así. Y que muy en el fondo el siempre la amo. Hablamos de algunas cosas, luego colocamos música, le conté sobre los baile a los que había asistido, le enseñe algunos pasos de cómo se bailaban y reía diciendo que éramos muy “lentos”.

Finalmente nos gano el cansancio del día y fuimos a la habitación, me confeso que hasta que yo no había regresado el no había vuelto a dormir allí solo, lo bese solo por eso, y luego también dijo que nunca había pasado una navidad, en la que el se sintiera como esta. Yo asentí diciendo que yo tampoco señalando mi barriga y riéndonos.

-Matt…

Me queje a media noche ya a punto de comenzar a amanecer. No podía tratar de quedarme quieta, incluso el estado de relajación me hacia creer que estaba recostada sobre afiladas rocas.

Era horrible.

-Matt… - reconocería el tipo de dolor. Hambre…

-¿Te sientes mal? – pregunto. Su rostro se veía asustado. A pesar de tratar de ocultarlo tras la fachada calmada.

-No… en realidad… tengo hambre…


Me miro fijamente.

-Hambre… ¿O sed? – reconocí ese susto. Yo también lo comencé a sentir.

-No lo se…

Ahora el estaba sentado mirándome… Con lo que habíamos pasado esa mañana al pasear por los centros comerciales, el olor a carne de una de las franquicias de comidas básicamente para niños me traía desquiciada, casi tan desesperada como podría ponerme con la sangre fresca.

-¿Qué te provoca comer? – pregunto sonriente.

-Hamburguesa… - admití con timidez. El beso mi nariz.

-Sale una hamburguesa para ti. ¿Quieres bajar conmigo? Oh, espera.

Marco rápido un numero al jalar su teléfono poniendo al doc en alta voz, preguntándole si estaría bien que yo comiera carnes ya que no podría recurrir al método “hacia afuera” conmigo. El doc se alegro y dijo que si, que si podría y que eso, - sino había engañado a Matt con un hombre lobo- era algo humano y bueno. Si era lo que realmente me provocaba. Matt asintió y le deje en claro que ni lo había engañado y que si quería hamburguesa.

Asentí con la cabeza. Paso sus brazos debajo de mis rodillas y mi espalda llevándome acunada. Creo que eso era, exagerar con la protección, pero que más daba. Me encantaba que me mimara de esa forma. Cuando llegamos a la cocina, me sentó en una de las butacas del comedor y el se dispuso a sacar todo lo necesario del refrigerador.

No pude esperar más sentada así que me fui a sentar al mueble a ver televisión mientras tanto, pero realmente no podía. El hambre estaba desquiciándome. Y mi espalda estaba matándome. No quería decirle nada, temía que estuviera molestándole demasiado. Así que me levante y fui hasta donde estaba viendo como preparaba todo.

Y creo que Matt tenía que sobrevivir antes solo. Porque cocinaba muy bien solitario. Era muy ordenado y tenía táctica. Mientras rasgaba la lechuga le miraba el reluciente anillo en la mano. Y entonces sonreí de gusto de verlo tan comprometido con lo que ahora podía comenzar a llamar una familia. Nuestra, familia.
Creo que era demasiado pronto para sentir peso en los pies, pero no podía dejarme parada por mucho tiempo. Tuve que pedirle a Matt que me llevara arriba. En realidad insistió con que lo esperara en la cama que estaba a punto de terminar.

Después de lo que me pareció una eternidad – en realidad exagero – Matt apareció en la puerta con una bandeja una gran hamburguesa – tamaño Matt – y un reluciente vaso. De jugo.

-¿Qué sucede? ¿Qué no te gusta?

Mire al vaso, y sentí el olor dulce repugnante en mi olfato.

-Aleja ese jugo. – el lo olio pero no distinguió nada. Lo probo y tampoco.

-¿No te gusta el jugo de manzana?

-No…. No es… el olor, es… demasiado dulce llévatelo sácalo del cuarto por favor.

-¿Qué prefieres beber?

-¿En serio quieres que te diga…?


Esta vez el me miro aun más alarmado. Se supone que los síntomas que estaban saliendo eran más humanos que vampiros, pero tenía, sentía y necesitaba beber un poco más de sangre últimamente en cada momento. Ya no se si mi organismo era quien lo pedía, o era el bebe quien lo hacia.

-De acuerdo… voy por un vaso.


Me sentía alarmada. Pero no pude esperar, el olor a carne y demás cosas me comenzaban a desesperar, para cuando Matt volvió ya le había dado dos buenas mordidas a la hamburguesa. Se sentó a mi lado esperando a ver si me gustaba y así era. Me dio un poco del vaso, y cruce mis piernas en forma de indio sobre la cama para comer mejor. Estaba apenada. Matt estaba encantado.

-Te ves hermosa…. – dijo sonriente.

-Si claro… enorme, y tragona, no puedo concebir algo más sexy que eso.

-No seas tonta. En verdad. Muchas quisieran verse como tú así esperando un bebe.

-Claro… Matt… eres buen padre…

-Tú eres una hermosa madre.


Sonreí.


-¿Crees que volveré a mi talla? – el rodo los ojos.

-No vuelvas a preguntar eso. Créeme no necesitarías llegar a tu talla otra vez, pero según el doc dijo que así será. Ni más ni menos.

-Te amo…


No pude girar muy bien para besarlo. Las nauseas me atacaron. Lo máximo que pude fue girar para no vomitarle encima todo lo que acababa de probar.



OK, no puedo creer que haya hecho eso… vomite sobre la alfombra. Por lo menos era pequeña y lavable…


-Cariño…. – soltó Matt- Ahhh… no es justo, cocine y lo vomitas.

-Creo que era un verdadero antojo entonces.

-Si… tal parece. Tranquila, yo limpiare. Dame eso, creo que no te provocara comer nada más ¿quieres que te deje el vaso? – asentí.


Me sentía avergonzada.

Matt trajo otro con agua y me acompaño a lavarme la cara y la boca, enjuagando cualquier rastro del detestable olor.

Realmente estaba avergonzada quería enrollarme en las sabanas y no volverme a levantar. El se dio cuenta y fue y me abrazo. Trataba de calmarme, pero yo no podía hacerlo.



-Tengo miedo Matt… y vergüenza.

-Cariño, es normal que te pasen estas cosas… es normal que vomites o te desmayes ¡que gracias al cielo no a pasado! Pero es normal, no tienes porque avergonzarte.

-Me siento tonta… y grande.

-Pues yo te veo perfecta. – Y así era, en sus ojos había un fuego de pasión incontrolable.

-Tengo miedo Matt… yo jamás pensé pasar por esto.

-Oh cariño, yo tampoco, créeme que yo tampoco.

-Jamás hubiera esperado estos cambios esto era imposible. Y todo esto me hace sentir tonta, dependiente de ayuda… hay Matt…


No pude más y las lagrimas se derramaron como agua caliente por mis mejillas, llore y llore mientras el siseaba y me arrullaba sobre su pecho. En la mañana siguiente el estaba acunándome. Quieto. Tranquilo…

-Buenos días dormilona… - se oía sonriente.

-Buenos… días…

-¿Te das cuenta?

-¿Qué cosa?

-Estabas dormida….