miércoles, 27 de octubre de 2010

Capitulo 3: Lo que un vampiro se llevo. El otro lo dío.

CAPITULO 3 : Lo que el vampiro se llevo. El otro lo dío.

Katheryn Morales









-No no es posible, conozco a Filiph de hace muchos años, no es posible.


-A ver… dos cosas. ¿Dónde dejas el nombre? ¿Y lo llegaste a conocer luego de que, los 19? – el me miro callado.


-Lo conocí a los 16 y me mude con el al año siguiente cuando me fui de la casa de mis tíos.


-Un momento por Dios… no puedes ser tan vago ¿Qué edad tienes tu?


-25…


-Con razón elegías las más jóvenes… eres detestable en serio. Por lo menos eran mayores de 18. – el miro a la ventana que tonto, no contuvo la respiración, lo delato. – Hay ¡no! Ahhh estabas mal de la cabeza en serio…


-Solo fue una menor, oye no tengo culpa, ella se ofreció. – le mire de reojo.

-Si como digas… ¿es aquí?

-Si… ¿quieres bajar conmigo? – pregunto.

-No puedo dejar a mi nene solo, no podría protegerlo.

-Bien voy por las cosas. Espera aquí.


Camino por el asfaltado roto donde se encontraban todos las casas rodantes juntas podrían ser las que les facilitaron a Leonardo Di Caprio en la película de Romeo y Julieta, camino entre algunas y finalmente toco la puerta, abrió un muchacho moreno con aires medio hindúes o marroquíes pero era alto, muy alto y delgado, el nombre no iba con el. Miro al auto y luego lo miro a el, rodo los ojos (no tenia que oírle el pensamiento aunque pudiera, para saber lo que estaba pensando). El se perdió dentro un rato, se veía moviéndose de un lado a otro. Agudice el oído y solo oía las cosas guardándose en paquetes. Y su conversación, no podía entrar en sus mentes, era bloqueo son vampiros. Era como polos iguales se repelen. Pero me conforme con la conversación.

“– Bien supongo que no te veré en un tiempo – decía el muchacho, la voz era cálida y tenia un exquisito acento hindú diluido, no me equivoque.

-Supongo que no, pero, rayos esto es demasiado extraño, eres un buen mentiroso no puedo creerlo, ¿Cómo hacías para comer sin que te viera? Además, ¡pasabas horas en el baño haciendo del dos! Yo pensé que tenías problemas en los intestinos y resulta que eras exagerado en parecer normal.

El muchacho se reía.

-Pues no me la ponías muy difícil, con tus constantes salidas con las mujeres podía salir cuantas veces quisiera y no lo notabas, para cuando llegabas ya estaba incluso pareciendo dormido.

Ambos rieron.

-Te voy a extrañar, en serio, no puedo creerlo, mas de una vez me tuve que ir a medianoche para que no te mordiera y aquí estas, vampiro, eso te pasa, no te confíes de todas las mujeres, se que quien esta en el auto es una chica, y muy sexy por cierto. Por lo menos pasaste buena noche, ¿vampira, no? tuvo que haberte dado de su sangre, sino, no estuvieras aquí.


La sangre se le acelero a Matt, me reí.


-No, la verdad no es como crees, esta como quiere pero aunque no lo creas no paso nada, aunque lo intente de verdad, inconscientemente lo intente. Pero no fue ella quien me dreno como dicen ustedes, no sabemos fue un hombre, según Vanessa muy viejo porque me mordió aquí – seguro señalaba la marca – ella me encontró, creo que lo ahuyento, luego me decía cosas, según ella poniéndome a elegir si quería vivir aun así, vampiro, entonces solo sentí la sangre en mi boca fue horrible pero ya me estaba muriendo ya que importaba. Todo se puso oscuro y desperté, convertido. Ella cuido de mí toda la noche.

-Pues tienes suerte que no haya terminado de matarte, y más aun que te diera todas las opciones que me dijiste, una casa, y trabajo, con el ejemplo de ese auto se que vas a mejor amigo.



Alguien golpeo al otro en el hombro, oí una cremallera abrirse y bajar jeans, Matt se estaría cambiando.


-Lo se, y es bien, no creas, es divertido estar con ella, aunque solo llevo una noche…


-Suenas como si te comenzara a más que gustar amigo, cuidado…


Me comencé a morder una uña.



-Pues, viene siendo hora que tome seriedad en ese caso, aunque no me creas mucho, ya sabes como soy.


-Que interesante, eras una cabeza loca siendo humano, y ahora que tienes la inmortalidad para seguirlo siendo por mucho tiempo, piensas que puedes enseriarte. Estas mal amigo, te veo mal en verdad – se reían oí el cabello de él removiéndose con un suéter.


– Oye, aun puedo hablar con Vanessa, no quiero dejarte en este lugar teniendo yo tanto, luego de que me ayudaste siempre, y contando el que no me heriste aun si pudieras… eres como mi hermano, de verdad.

-Que sentimental burro, no te preocupes, yo estoy perfectamente, y ahora que tienes a donde ir puedo mover esta cosa y viajar, disfruta, yo estaré bien, piensa en esto como una nueva aventura, seguiremos en contacto, escríbeme porque aun puedo rebuscar tu olor y arrancarte la cabeza si no lo haces.


-No te preocupes, ahora el cariño es mutuo”

Ambos se rieron y sonaron unas cajas poniéndose encima de otras, pasos, y la puerta, cerré la conexión.


Cada uno venia con una caja una traía ropas, la que cargaba Philip, Matt traía la de los objetos, menos mal eran pequeñas o lo estrangularía. Pero a pesar de todo, sentí cierto eso que era… ¿sentimiento? Matt en toda su vida y sus pertenencias eran solo dos cajas, era… triste. Entonces di gracias por tener tantas cosas. Incluyendo el auto que pensaba dejar por uno mejor.

Baje del auto y vi como se movía la mirada de Philip de mi a Matt. Matt se había puesto unos jeans algo desgastado pero no roto, y una franela cuello v azul.



-Philip, Vanessa, Vanessa el es Philip


-Un placer – sonrió.


-Igualmente. – le di la mano. – Mételas en la parte trasera, no te preocupes.


-Hey – me dijo Philip - se que es un tarado y aun siendo vampiro, cuida de él. Es medio bruto – sonreí.


-No te preocupes, lo hare. Esta a salvo conmigo. – Matt rodo los ojos.


-Amigo, cuídate, de verdad – dijo Philip se abrazaron casi que les salían lágrimas.


-Estaré contacto, sabes donde encontrarme ahora. Sino, un mensaje electrónico es bien recibido.


-Ah una ultima cosa… - le detuvo Philip – me miro y dijo amablemente – permiso

– Oh… - mire a otro lado intentaron hablar los mas bajo que la voz vampiro llegaba.


Igual agudice mi oído. Solo escuche algo acerca de porque no debía siendo vampiro volver a comprar… Ahhh santo Dios… cerré la mente de inmediato.


-Les escuche, por Dios… terminen de madurar. – Ambos rieron mientras me subía al coche. Matt luego volvió a mirar a su amigo y subió cerrando la puerta tras él.


-Oye nadie te mando a espiar. – dijo el y rio.


-Definitivamente no lo hare más. No contigo.


-¿Es temprano aun? Creo que no quiero llegar tarde a mi primer día.

-Maduras cada cierto tiempo Matt, creo que los años harán de ti un buen vino, mientras mantengas la cabeza ordenada.


Gire unas tres veces más y estacione el auto en el lugar privado, y ambos bajamos del coche, le pedí que esperara mientras hablaba con el jefe, el parecía apenado, y quizás muy poco esperanzado por si no le daban el trabajo, pero mi jefe acepto, un señor alto, era amable pero mantenía una postura seria el era un señor de edad bastante impecable y bien parecido, cuando lo vio, me dio una mirada, sabia que creía decir pero solo le dije que éramos amigos y necesitaba un trabajo, acepto con gusto.

Como imagine le dieron dejaron por el momento de cargador de cajas, después le presente a su compañero al cual le comente que el también era como nosotros, Drake conocía también mi secreto, pero el tendría poco menos de 20 años de convertido, aparentaba juventud lo convirtieron de 21 años al igual que a mi, traía una jeans desgastado muy parecido al de Matt y una franelilla verde que resaltaba su cabello rubio y sus ojos del mismo color de ella. Pareció muy a gusto. Y en poco tiempo le echaba ojeadas desde los mostradores se veía que la pasaban bien bromeando.

Shaun fue a la tienda y como prometió se llevo tanto una lámpara como una alfombra italiana, estaba regodeándose en lo feliz que iba a estar Gina cuando llegara a su casa, cada tanto volvía a mirar a Matt, casualmente hoy llegaban los autos antiguos, pobre, si no fuera vampiro, estuviera lamentándome por el esfuerzo que debían hacer, se veía tan… tenia razón, el era un idiota, pero extremadamente sexy, tanto, que definitivamente solo había que terminar siendo vampiro para ser imposiblemente real.

A la hora del almuerzo, como debíamos aparentar, fuimos a la tienda más cercana a comprarnos algo, los tres juntos, era una tienda barata de ensaladas, pedimos una ensalada romana cada uno.


-¿Hermano, sabes que es extraño? Que con tan solo un día tú, bueno no has enloquecido. – rio Drake, yo tenia el mismo presentimiento, la misma sensación, Matt sonrió y trago su parte de ensalada.


-No lo se, supongo que ya no tengo opción para sentirme mal, o echarme a morir, ¿ya esta hecho, no? De nada sirve.


-Si, supongo, por lo menos tú eres más inteligente o te controlas mejor que yo, ¿sabes que hice cuando me convirtieron? – ambos lo miramos. Drake disimulo una risa.


-Comencé a correr como un tonto dando vueltas en el suelo, la velocidad, ya sabes, ¡fue tan estúpido de mi parte! – Nos miro, Matt y yo nos reíamos a carcajadas de él – Ok, nunca tuvimos esta conversación y nadie volverá a recordar lo que dije – Matt y yo a pesar de afirmar nos reímos, no creíamos que dejaríamos de molestarlo con eso.


-Supongo entonces que viste la cara de quien te convirtió – pregunte, el afirmo.


-Fue un hombre, me ataco – Matt me miro yo seguía con la mirada fija en Drake – me dejo medio muerto, luego escuche la voz de un muchacho, un acento hindú extraño, el fue quien me dio su sangre – Matt sonrió.


-¿Dime algo, recuerdas el rostro de quien te ataco? – pregunté.

-La verdad, es muy vaga su imagen, y como solo fueron fracciones de segundo que pude mirarle la cara al desgraciado, no lo se, pero era asquerosamente viejo, muy viejo. – Matt y yo nos miramos. - ¿Qué sucede? ¿Por qué lo preguntas?

-Creo, que fue quien ataco a Matt. – le dije en voz suave.


La mirada de Drake pasó a observar a Matt que ahora veía al horizonte, pensativo, ¿Qué rayos pensaba cuando se ponía así? ¿En que taladraba la mente?


-Entonces, podemos encontrarle, podemos, vamos a buscarle no debe haber huido de inmediato. – Dijo Drake apoyando las manos a la mesa. La que le sostuve con la mía.


-Siéntate Drake, piensa, si yo hiciera lo mismo, lo primero que haría seria huir por lo menos de inmediato al próximo continente por un tiempo para que no puedan hallarme el rastro.



El se quedo quieto, parecía sopesar la opción aunque aun tenia intención de irse corriendo tras la pista fantasma que nunca iba a distinguir.


-Creo que tiene lógica, Drake, estoy tan molesto como tú, pero no por eso debo arriesgarme también a que me quite la vida que ahora poseo, dudo que después puedan reembolsármela. Ya no hay más opciones.


-Matt, te conozco, se quien eres, o quien fuiste, no importa, pero ¿sabes? Yo tenia de todo, tenia un hogar, iba a casarme, mi novia, ¿crees que puede olvidarse tan fácil? Tú no tenías absolutamente nada. Pero yo si, No puedo acercarme a mi novia ya solo voy a verla desde lejos. Veo como rondan alrededor de ella para conquistarla, ella era de la ciudad así que ni señas de saber donde me metí, solo le dijeron que estoy muerto. La vi en mi funeral aquí, me tuve que esconder tras una lapida. Lo máximo que pude hacer fue reenterrar un cuerpo en vez de a mi le pedí el favor a uno de los vampiros para que dijeran que estaba destrozado y no podrían abrir la urna. – Yo asentí, veía en sus ojos el dolor como si le desgarrara. – Creo que incluso, tuvo, tuvimos un bebe, un bebe que nunca conoceré, a estas alturas debe ser un hombre ya, casi de mi edad. O la edad que tendría al morir.


-Lo siento hermano, no me lo hubiera imaginado… - Matt tenia el rostro como si estuviera sobándose una buena patada al hígado.


-Ya que más da… - Drake sonrió a lo lejos – es mejor así ¿sabes que pasaría si de repente les aparezco? – imito. “Linda, soy yo, Drake ¿me recuerdas? Morí hace 17 años, ¿gracioso? No, es que… es que me convirtieron en vampiro ¿ves? Estaba trabajando para darle comodidades al bebe y me ataco uno y mira, tengo colmillos ¿si me crees? Oye, hijo… soy tu papa, bueno entenderé si no me quieres ya que quisieras hablar conmigo de chicas y de protección, y porque no debes probar drogas, mientras yo te quiera hablar de sangre y como probablemente me quiera ingerir a tus amigos” – Matt ladeo la sonrisa. – A veces paso horas sentado solo en como será su rostro.

-¿Nunca le conociste?- pregunte.

-Jamás, la última vez que vi a Linda, fue cuando estaba en la clínica, ella se veía serena, pero oía su corazón, yo estaba en el callejón detrás de la clínica en la pared al otro lado. Oía todo, los latidos, y entonces, oí también los latidos de él, el doctor dijo que seria un niño, sano y fuerte. Estaba tan, orgulloso, feliz, iba a ser papa, (El trago grueso, si hubiera podido, lloraría como un bebe su mirada estaba perdida) Ella lloro, lloro entre sollozos ¡y como desee poder secarle las lagrimas! Pero ni eso pude hacer… esa noche entre por la ventana de su apartamento. Estaba dormida, hablaba sin sonidos entre sueños, le di un beso y bese su barriga, estaba como un globo (rio a carcajadas dulces), luego me despedí. Nunca más volví a verla tan cerca. No quise buscarla, por temor a ponerla en peligro. Aun la amo, la e amado por todos estos años, y a mi hijo también.


-Drake... – la voz de Matt era ronca – créeme que eres más fuerte que yo en todos los sentidos, si eso, me hubiera pasado a mi… probablemente enloquecería, y me mataría a mi mismo…



Drake asintió, en forma de agradecimiento, llevo una mano en puño a la boca, y miraba la comida, que pareció no querer probarla más. Mi estomago me dio un enorme giro, sentía vacio, una extraña y fuerte sensación. Sentía dolor. Un dolor que no me pertenecía, era pena por él.



-Tranquilos – esta vez sonrió – Linda siempre fue inteligente, ellos están muy bien lo se, a diferencia nuestra si no vamos rápido, creo que ya la hora de descanso acabo. – Revise mi reloj y así era, estábamos pasados de la hora. Casi media hora.


Pagamos las cuentas y dejamos la propina en el buzón, agradecimos tener cerca la tienda así no tendríamos que usar la velocidad inhumana. Drake bromeo sobre borrarle la memoria al jefe de que llegamos tarde, lo sopese pero igual, mejor dejábamos las cosas así, esa era las cosas que quería vivir, que era trabajar con humanos. Soportar todo, aun sabiendo que estábamos por encima de ellos en la cadena alimenticia. Cuando llegamos Luke, ( nuestro jefe, así se llamaba también la tienda “Antigüedades Luke, C.A”) no parecía muy molesto, de hecho era la primera vez que nos pasaba por lo menos a Drake y a mí, pero para Matt eso no iba a verse bien como primer día. Luego de las miradas intencionales del jefe registramos nuestras tarjetas para la entrada nuevamente y cada uno volvió a su puesto.

Esa tarde, a pesar de concentrarme en mi trabajo, las ideas de lo que contaba esta mediodía Drake no dejaran de darme vueltas en la cabeza, seguía sintiendo esa sensación de vacio en el cuerpo. Tristeza, o pena. Nadie, absolutamente, nadie, se imaginaria que un muchacho con el porte de él pudiera tener un hijo de 17 años, estuviera casi casado, y hoy fuera un vampiro resignado, a seguir caminando abandonando su vida humana. El realmente era fuerte, por mantener ese secreto y no tener la fuerza para salir corriendo a buscarlos. Aunque lo entendía, más de uno al hacerles tal confesión, entraban en pánico y se quitaban la vida, por no querer que se la quitáramos nosotros, o por creer que habían enloquecido luego de haber olvidado tal dolor, se suicidaban, justo, delante de quien se lo confesaba, por eso existían seres como yo, que vivían sin un propósito, el ver morir ante sus ojos, y quizás por ellos mismo a los seres que más amaban era el golpe y castigo más duro que pudieran recibir, más que incluso el infierno mismo. Entendía porque seguía caminando, dejando a su único lado humano. Y lo único que poseyó.

Quise recordar, como era yo antes de, morir, de convertirme en lo que ahora era, pero tenia recuerdos muy vagos, un vestido muy hermoso de escote cuadrado, mangas ¾ y encaje en ellas, abultado en la falda, hermoso, mi cabello en un hermoso moño, mi rostro no lo recordaba, un sombrero con flores en la parte trasera, algo inclinado, seguramente era el que usaba la noche que morí, luego escenas de una fuente, una niña, un señor alto delgado, nariz aguileña y cabello castaño rojizo con un solo lente en el ojo derecho. Muy de aquella época, ese era mi padre, mi madre, delgada, de facciones marcadas y cara en forma de corazón cabello negro, mi rostro, me parezco mucho a ella y mi cabello es el mismo. Entonces imágenes de soledad, sentimiento de abandono, culpabilidad. ¿Qué había pasado? La niña mi hermana, había muerto, la culpa era mía, mi padre gritaba, mi madre lloraba mirándome, ella no me culpaba, pero tampoco me abrazaba, luego un bosque, yo corría. Dolor, mucho dolor, volví, la casa estaba callada. Podía sentir el aroma de la comida de mi madre. Vivíamos en Londres.
Los recuerdos solo eran fracciones, solo pequeñas partes, debía unirlas para recordarlas, mi madre hablando con mi padre, yo estaba en mi habitación, salía a comprar, ese hombre me miraba, el hombre que me convirtió, iba por vegetales a la plaza, el estaba allí, mirándome, fui por cintas a mis vestidos y el de mi madre, el estaba allí, en la tumba de mi hermana, también el me veía a lo lejos. Era alto de cabello negro, que llegaba ondulado a los hombros, bien vestido, pulcro. Luego el recuerdo me llevo a una noche, la ventana, luego salí de la habitación y me interne en el bosque. Luego desperté así.

Lo demás lo recordaba, había usado su control mental sobre mí sacándome de la casa, y me transformo. Eso me conto él, pensé odiarlo, hasta que me dijo la razón para haberme hecho esto. Mis padres, estaban en quiebra, no me había casado, no podía seguirme manteniendo, por lo ocurrido con mi hermana ningún soltero quería casarse conmigo por muy hermosa que fuera, el pueblo había regado que fui yo quien tiro del risco a mi hermana.

Si algo recordaba, era haberla amado, la amaba. Jamás pude haberle hecho algo así. Dijo que pensaban irse, habían tenido conversaciones sobre que hacer conmigo, querían encerrarme en un loquero, un manicomio si no encontraban con quien dejarme. Les parecía peligrosa, después de la muerte de Britanny, “Britanny” así se llamaba mi hermana. Al principio no le creí, pero luego me llevaba a ver como iban vendiendo todo, las pocas ovejas que habían las patatas casi no les alcanzaban a ambos para comer, mi desaparición les afectaba, pero no me buscaron, creyeron que había oído alguna de sus conversaciones. Mama lloraba y papa le consolaba, finalmente, mi madre murió por falta de alimentación y mi padre, enloqueció sin hijos, ni dinero, ni esposa, ni nada, se ahorco.

Los recuerdos no me dolían, pero si impresionaban, Drake no era el uno en haber tenido un mal pasado, al ver a Matt, y recordar la historia de muchos de mis amigos también, caí en cuenta de que todos pasamos algo similar, y uno de los nuestros llego en el momento justo, como un ángel oscuro, para salvarnos de un aterrador destino. Para verle un nuevo color a la vida aun detrás de las sombras, aunque necesitáramos todo el tiempo que pudiera haber en la vida para entenderlo. Yo tuve suerte de tener un poco de ayuda de Becal, era ruso y si no recordaba hoy poseería cerca de 450 años, si, quien me convirtió, fue mi tutor por algunos años pero al ver que podía volar por mi misma, que sabia defenderme me dio parte suficiente de su fortuna, luego de enseñarme muchas cosas, letras, ciencia, me permitió irme lejos, el permaneció en Londres, luego no supe nada de él, permanecía al margen de mi, era misterioso, aunque siempre pude contar con él. Agradecía en ese momento todo lo queme ayudo. Sin el probablemente había terminado como mi padre. O incluso peor. Encerrada hasta que mi mente se apagará.

Capitulo 2: Demasiada Sensibilidad

CAPITULO 2: Demasiada Sensibilidad


Katheryn Morales





Camine hasta la sala y volví a tenderme en la silla. El me siguió, se sentó en uno de los muebles, estaría todo muy callado si no fuera por la lluvia. Tome uno de los libros de la repisa, me gusta tenerlos acomodados, como una biblioteca, busque algún cuento antiguo, “Las obras de Canterbury”, de Geoffrey Chaucer, hacia tanto que no leía tan antiquísimos cuentos, que me dio curiosidad echarle un ojo a este a ver de que trataba.
Estaba escrito en latín, era bueno comprenderlo para mí, tuve muchos años para hacerlo e incluso pude practicarlo algunas veces en la vida cotidiana. Leí esta vez salteado, y me fui por el cuento del molinero, cuando termine de leerlo me reía sola y el aun seguía callado. Lo saque de sus pensamientos.

- “Que tonto hombre… pobre hombre”

-¿De que ríes?

-Un cuento – volví a reírme silenciosa. El extendió su mano tranquilamente para pedirme el libro. – Oye esta en latín. No creo que lo entiendas.

-Entonces cuéntame el chiste.

-Bueno, bueno… era… una victima de la mentira, eso estaba mal pero, fue muy gracioso… veras hay tres personajes en todo el meollo, todo comienza porque Nicolás, y Alison le querían hacer una trampa al esposo de ella un carpintero, para que el hombre no los descubriera por una noche ya que se amaban y no podían estar juntos, entonces el muy inteligente de Nicolás que veía los astros dijo una mentira al pobre hombre diciendo que estos les habían hablado que habría un gran diluvio, que debían cada uno subirse al techo metidos en tinajas, claro los amantes dejaron al carpintero allí solo y se quedo dormido, mientras ellos hacían de las suyas el otro esperaba dormido que comenzará la supuesta lluvia. Al otro día un sacristán le declaro su amor a la mujer y ella que aun estaba en el cuarto con el otro gracioso también quiso ser cómica, le negó el amor, el muchacho le dijo que al menos le besará. Y ella saco fue el trasero no le culpo que quisiera vengarse, busco un rastrillo de un herrero bien caliente y quiso pedirle otro beso pero esta vez quien salió fue el gracioso que la acompañaba, Nicolás, quien también saco su trasero pero no tuvo la misma suerte que su acompañante, comenzó a dar gritos, el carpintero en el techo se asusto del mismo susto las tinajas se cayeron y el hombre se rompió un brazo cuando cayo, todos del pueblo fueron a auxiliarle, le creían loco, porque gritaba que había diluvio. Y comenzaron a reírse.


Matt comenzó también a reír a carcajadas, hacia un rato estaba muy pensativo pero ahora estaba relajado. El cuento ayudo sin querer.

-Pobre hombre, engañado y con un brazo roto…

-Bueno Nicolás termino con el trasero quemado.

-Supongo que la que salió mejor de todas fue Alison entonces – carcajeo de risa.

-Supongo, pero eso te deja una moraleja.

-¿Cuál? – me miro esta vez apagándose las risas poco a poco mientras recuperaba la postura.

-No te vuelvas loco por una mujer que además no es tuya.

-Cierto, entonces… debo esperar a que una lo haga. – me miro.

-Mira a otro lado, no te veo con esa intención, y por si no lo deje claro, no confíes en mujeres, y mucho menos si son vampiras – le guiñe un ojo. – Bien, mejor me voy a dormir ya porque esto se esta poniendo interesante lo que igual a en cualquier momento alguien dirá algo estúpido.

-Pensé que yo ya había hecho esa parte.

-Y tienes razón, pero puede repetirse y en una noche es suficiente – el ladeo la sonrisa, muy linda. – Buenas noches, por cierto quizás querrás quitarse esa pinta, atrás esta la lavadora automática después sube y date un baño ¡por favor! Espera que tu ropa se seque mañana te llevare a comprar unas nuevas, no quiero tenerte semi desnudo caminando por la casa y menos si me da hambre y quiero bajar a comer algo.

-De acuerdo, pero hay un problema… esas maquinas y yo no nos llevamos muy bien que se diga, explícame primero.



Le hice señas para que me siguiera, y arrastro los pies, era alto casi que quedaba un poco encorvado, no era un encorvado feo a decir verdad, era sexy, no lo se, y con sus poses de relajación le ayudaba más.

-Bien la camisa es blanca no la ligues con algo de color, segundo, mete aquí el detergente, y aquí el suavizante, por cierto no te caería mal ponerle un poquito de cloro también ya que es blanca y puede, que la sangre la deje algo manchada. Le das 10 minutos y la dejas correr ella te avisa cuando este lista.

-Ok gracias – Salí y le di la espalda, se me olvido decirle donde abrir el agua pero allí se veía la llave ¿no?

Voltee para decirle por si acaso pero ya tenia la camisa fuera, estaba de espaldas, los pantalones que estaban en una cintura muy angosta caían casi soportándose por las caderas, y su espalda era ancha, y moldeada, no musculosa del todo, y exactamente, en el costado derecho un tatuaje de algo escrito que se comenzaba a ver en la espalda. Espalda… bien formada, antes que me notara seguí como antes, sin decirle una palabra.

Camine a mi habitación estaba tan cansada, que si en verdad pudiera dormir, probablemente no me despertaría hasta que fueran cerca de las una de la tarde, era lo bueno de no poder dormir, no me quedaba rendida nunca y siempre llegaba a tiempo al trabajo.


Me tome mi tiempo para darme una ducha, me asegure de pasar bien el cerrojo de la puerta, y ponerle llave, mientras el no entendiera la brutalidad de su fuerza, ante cualquier cosa eso me mantendría por los momentos segura. Para estas alturas no recuerdo bien como pudo pasar tanto en solo una noche, hace unas horas solo estaba en la cantina degustando una copa de vino y a la hora siguiente o menos, mucho menos, estaba salvándole la vida a una persona y ahora se encontraba de inquilino en mi casa, y yo no sentía ningún temor a pesar de haberle otorgado el regalo de la inmortalidad junto por supuesto con sus muchos otros beneficios. El hecho quizás sea porque una vampira de 257 años no debería temer de un recién convertido, a pesar de que ellos son más peligrosos que uno ya muy viejo, pero mientras el no supiera del todo las cosas, seria como amaestrar a una fiera a tener modales a la hora de comer, seria interesante ver como iba a resultar todo esto.

Me tome unos segundos enroscarme mi cabello, pero igual algunos mechones caían de él, quería cuanto antes una ducha para quitarme toda la porquería de encima, entre a la tina y estaba tibia, muy buena, agregue algunos aromatizantes naturales al agua y los olores me quemaron casi dejando huella al rojo vivo en mi nariz, delicioso. Luego de una noche así, extrañaba mi paz, la paz que hace unas horas no me caía del todo bien, ahora era gratificante el silencio. Entonces oí vidrio romperse. Oh oh algo pasaba.

Tome una toalla grande a velocidad luz y la enrosque en mi cuerpo, Salí lo más rápido hasta llegar al corredor, me detuve por si algún humano apareció allí por robo o algo, aunque pudiera matarle o entregarle a las autoridades no era buena idea descubrirme. Cuando vi que era Matt quien maldecía para sí mismo, había roto unas cristaleras mientras sacaba algunas revistas que tenia en la lavandería ya viejas, el noto que estaba allí parada.

-Rayos lo siento mucho, en verdad… es que no se mi fuerza…

-Si, eres más fuerte, tranquilo esta bien, de hecho pensé que habían irrumpido a robar o algo. No pensé que fuera tan lógico – le sonreí para animarlo.

-¿Siempre es así? ¿Cuánto tardare en acostumbrarme?

-¿Así como? Y no lo se, entre más pronto te explique será mejor.

-Entiendo... Oye… creo que te interrumpí a medio baño – me mire sin avergonzarme, no estaba desnuda me cubría la toalla y quizás el estar semi muerta por tanto tiempo había insensibilizado mis sentidos.

-Ah tranquilo, no se ira, de acuerdo, limpia eso y ¿Te cortaste?

-No, no me corte.

-No, dame mejor dame eso, eres fuerte pero no tenemos mas sangre y no quiero que te desangres toda la noche, déjame recoger.

Lo mas rápido que pude tome los trocitos de vidrios en mis manos y las llevaba a la papelera más cercana lo ultimo lo limpie con una tolla desechable mojada

- Perfecto. – Dije - Los jeans haz lo mismo sin el cloro y ponle 25 minutos. Voy a seguir con mi baño. Por cierto si no bajo es porque aparento dormir, debes hacer lo mismo en el mueble, los vecinos deben creer que al menos dormimos o quédate despierto y apaga todas las luces menos las delanteras.

-Bien, mmm… una cosa… - me voltee ya iba a subir las escaleras

-¿Qué?

-¿Es normal que también, me sienta así? – hizo unas señas extrañas con los labios.

-¿Así como? – quería burlarme pero ya no podía era mucho por una noche, le estaba tomando cariño al mocoso.

-Bueno, tu en paño… mojada, y yo sin camisa… ¿Si comprendes?

-Eh… eso creo, y supongo que si, créeme no estas muerto del todo, tus sentidos están muy sensibles, quédate quieto, luego entenderás, ¡pero! espero no tener que explicarte jamás ese punto – levante un dedo mirándolo seriamente luego intente parecerle tranquila – ahora lava esos jeans necesito que apagues todo temprano.

El me miro y sacudió la cabeza apoyándose a la lavadora asintiendo. Después subí al baño el agua se había enfriado, descargue un poco más caliente para armonizarla tibia y un rato más me relaje en ella. A lo mejor por mucho, cuando Salí del baño camine por el pasillo no tome en cuenta el tiempo pero debieron pasar más de 20 minutos mientras me quedaba en la tina las luces ya estaban apagadas, camine hacia la sala y le llame desde arriba.

-Matt…. – no respondía a lo mejor había subido a la habitación ¿Si le dije de las habitaciones verdad?

-Matt ¿estas allí aun? – En la oscuridad respondió con un “aja” – Me lo imagine, sube, entra a cualquier habitación hay tres disponibles. – El ya venia subiendo antes de que pusiera nuevamente su cordura en duda y le acelerara los sentidos camine directo a mi habitación, cuando paso frente a mi puerta ya yo estaba trancando. – Buenas noches Matt.

-Buenas noches Vanessa, gracias.- Tranque.


Camine a mi vestidor, y busque en la cómoda mi ropa intima, me coloque un camisón suave para dormir oscuro, extendí la toalla en una silla y peine mi cabello desenredándolo, me deje caer después en la cama, agudice mi oído para saber en cual cuarto entro, se oigan golpeteos pequeños de la lluvia que ya estaba cesando, oí una tela crujir, de todas las habitaciones eligió la más grande, por lo que oía, era la que aun tenia forro plástico. No lo culpo semejante tamaño debía ser incomodo en una más pequeña. Mi cuarto igual seguía siendo el más grande, casi tanto como la mitad del piso de arriba, el cuarto donde él había elegido quedarse media un cuarto del piso completo, y las otras dos se dividían el pedazo restante, obviamente las más pequeñas. Casi para una joven o niños.

Me pregunto, que estará pesando, debe ser nuevo todo esto, y a el no pareció asustarlo mucho, a lo mejor era por estar todavía en shock, pero su rostro denotaba como cuando decía tranquilamente “Ok, entiendo”. Lo mejor que podía hacer por el era enseñarle a cambiar algunos malos hábitos que tuviera de antes, sin contar los nuevos que debe aprender, los vampiros nos llevamos mucho por los impulsos, casi todo nuestro cuerpo se maneja como información del sistema nervioso. Demasiado rápido para contarse como natural. Tampoco quiero pensar, si era un desastre con las mujeres estando expuesto a tantas cosas en su vida, ahora que estaba no muerto, mucho menos debía preocuparse por ello, entonces no tendría barreras para tomar lo que quisiera de alguna, además pudiendo usar las armas que posee como vampiro, neutralizar los sentimientos y hacer que te obedezcan como si ellas mismas lo desearan y luego olvidarlo.

Obviamente estaba agotada, pude cerrar un poco los ojos y trate de parecer dormida, oía sus tarareos de alguna canción, estaba tranquilo, ¿eso era un comportamiento normal?, luego silencio, luego rodaba por la cama, el no podría ni cerrar bien los ojos, era reciente, con el tiempo podría relajar la presión de su cuerpo. Me pregunto si debía llevarlo a chequear al medico (nuestro medico vampiro, por supuesto) para saber si estuvo bien que su primer alimento haya sido mi propia sangre. Se notaba que no poseía ni medio, no porque vistiera mal, que de hecho no lo hacia, sino porque era algo, vago pasivo. Así que al menos dos mudas debía regalarle, el dinero para mi no tenia problema por ahora, ojala no tuviera el mal del orgullo. Luego me relaje y cerré los ojos y calme mi cuerpo, si, esto necesitaba.

Volví a abrir mis ojos luego de calmarme suficiente tiempo. Mi cuerpo estaba rejuveneciendo mi piel se veía como brillante, hidratada, aun en la oscuridad veía como de día. Perfecto. Lleve mi mirada al reloj las 6: 00 de la mañana, posiblemente estuve acostada unas 3 horas nada más. Igualmente no las necesitaba, pero favorecían a mi cuerpo un poco.
Tome una bata de tela y me cubrí con ella, fui directamente al baño y me limpie los dientes y lave la cara.


Costumbre.



-Buenos días… - Matt estaba sentado frente al mueble viendo la tv

-Buenos días, ¿te rendiste?

-Si, es la primera vez que una cama tan suave me parece tan incomoda.

-¿Deseas algo para desayunar?

-¿Puedo otra vez? – pregunto

-Claro, solo no abuses, ya tu cuerpo no esta acostumbrado a digerir solido, puedes para mantener la fachada de humano y cuando sientas que tienes algún antojo, también.

-Mmm… la verdad es que no se me antoja algo solido… - no me miro, ahora parecía abrumado.

-¿Te esta cayendo la culpabilidad de ayer, no?

-Algo así… tuve mucho tiempo para asimilar ya.

-Tendrás más. – Me senté al otro extremo del sofá, el seguía de frente mirando el televisor.

-Lo se… - levanto una esquina de los labios.

-Oye... en caso de que te desesperes, puedes morder una rata o un ave que este cerca. – arrugo la cara. Sonreí. No me cansaba de ser sarcástica con él.

-Prefiero mantener un poco la dignidad. – Le eche una ojeada, parecía nuevo, la ropa estaba impecable excepto el cabello estaba algo despeinado. – pero no te niego que si hubiera encontrado una, puede que no me haya negado… que asco.

-¿Tienes mucha hambre? - El asintió. Un poco más no creo que altere la balanza de algo malo. – Bien, ten.


Extendí mi brazo descubriéndolo de la bata.


-No oye… no, ayer fue mucho que me dieras casi todo… te vi débil me aguantare hasta ver algo por allí.

-Si, como un humano… - le eche una mirada el se me quedo viendo – como tu amigo, por ejemplo… ¿no ibas a ir hoy a decirle lo del nuevo trabajo, y hospedaje? Créeme no quieres correr riesgos. Toma un poco, yo te diré cuando parar, solo no dejes que chorree no quiero limpiar.


-Bien…. – pareció pensarlo paso la mirada de mi a mi brazo y luego no la levanto.

Sentí la misma sensación de ayer, el presionaba con ambas manos la mía, atrayéndola, unos pocos sorbos y cuando sentí que era suficiente para ambos, le dije que era frenara. Seco el resto alrededor con los dedos.

– Gracias…


-Tranquilo, todos pasamos por ello. Por cierto, debo llevarte al medico, al nuestro. – le mire para que entendiera pareció congelarse – Quiero preguntarle algunas cosas y para que te chequee, luego pasaremos por la tienda, le diré al dueño para que te de un trabajo y cuando terminemos te llevare a comprar algo de ropa. ¿Bien?


-No me gustan para nada los médicos. Pensé que el estar muerto tenía ese lado positivo. – sonreí.

-Tiene muchos lados, pero me temo que nunca el que esperamos. Subo a cambiarme y nos vamos, no salgas aunque no se ve sol hoy seguirá nublado al parecer.

-Tranquila, no tengo apuro. – volvió a sonreír.


Camine andando a pasos vagos, arrastrando los pies, pensé que mudas tendría limpias hoy, y si no se vería raro que el comenzara a trabajar hoy con esa ropa, no era la ropa de un cargador de cajas, habiendo frio o no igual sudabas con el esfuerzo, pero el no sudaría ni nada, no muerto por lo menos que yo recuerde, mas de una vez e tenido que vaciarme agua medio salada para que parezca sudor. Lo bueno de eso, para el era que uno de los muchachos que cargaban cajas también era vampiro. Sin tardarme más, busque en el armario unas mudas, jeans pegados, unas botas por si llovía y una camisa sin mangas blanca con un abrigo negro grande, el otro no tendría uso hasta luego de volverlo a lavar. Ni loca, porque apestaba como el infierno probablemente. Me senté luego a maquillarme pase un poco también una plancha por algunas zonas que habían quedado onduladas ya que me acosté con el cabello mojado. Muerta o no mi cabello seguía vivo. Parecía adorable obviando el hecho de ser vampiro, y como nadie lo sabia, pues si, me veía adorable. Me deje caer el cabello y lleno de calor mi cuerpo.

Baje las escaleras, lo que había regado lo dejaba en su lugar, cuando llegue a la cocina por el estaba lavando unos platos, se había preparado algo. Sonreí, de verdad a pesar de lo… patético que era por su antigua vida cuando estaba solo era adorable.



-No quería perder la costumbre –se excuso encogiendo los hombros.


-Te comprendo. Ven toma una chaqueta del perchero, hay que aparentar, ya sabes.


-Voy detrás de ti


-Cierra al salir, espera a que llegue con el coche.



Camine por la parte delantera de la casa hasta el estacionamiento, el auto estaba escondido en una pequeña casita, si, mi casa era una combinación antigua y nueva, no quería dejar mi parte vieja olvidada pero tampoco que las nuevas eras las deje sin vivir. Eso era yo, una combinación de ambos tiempos. Y para alguien que trabaja en una tienda de antigüedades reconocida en el lugar y que sabia lo que vendía según sus clientes, la cosa no pasaba muy extraña. Seria normal.

Abrí las puertas y encendí mí jaguar y ronroneo debajo de mí. Lindo, solo un coche después podría cambiarlo por uno nuevo que saliera. Lo saque y al estar frente a la casa pite, Matt salió y tranco tras el la puerta, por un momento quedo paralizado y siguió caminando como si nada. Si lo sabia, hombre, le gustaba el auto. “Prepárate para un comentario cómico estúpido” pensé. Caminaba vagamente, aun a su velocidad humana con el bamboleo del cuerpo. Este hombre creo que me traerá problemas.



-Lindo… - dijo al entrar – Jaguar xkr muy... lindo… creo que debí pensar más en seguir buscando como engatusarte cuando podía.


-Uno, te dije que pagaban muy bien, segundo, nunca tuviste oportunidad así que lo siento.


-Hermoso de verdad, negro, pero por dentro claro, ¿seria mucho si te pido conducirlo alguna vez? – decía pasando las manos por la guantera de el.


-Solo cuando sepa que eres de confianza y no te lo llevaras para alguna locura, mientras trabaja por el tuyo. Así estoy segura que lo cuidarás. A menos que claro, lleguemos a un acuerdo, te lo presto si algo le pasa me ayudas a pagar por limpiarlo y encerarlo. – le eche un ojo mientras íbamos flotando por la carretera.


-Por mi no tengo ningún problema.


-Mira, hay un problema – el me miro asustado – creo que no te has percatado de la pinta que tienes, no deberías llevarla al trabajo, ¿Dónde vivías? Te llevo buscas algo de ropa te cambias y te traes el resto en el auto, así hablas de una vez con tu amigo. Luego nos vamos al trabajo, aun es temprano. Creo que el asunto del medico será después. Mañana.


-Suena bien, excepto por la parte de llevarte este coche hasta allá. No creo que sea seguro. Aunque viéndolo bien ser vampira te da un poco de ventaja le cortarías una mano con solo escuchar que piensan tocarlo.


Espera un momento... Se entero.


-¿Cuándo te diste cuenta que podías escuchar los pensamientos humanos?


-Anoche… no tenia nada que hacer, y oía ruidos, agudice el oído y escuche a uno de los vecinos… supongo que es normal.


-Lo es, pero trata de no hacerlo mucho, a menos que puedas mantener tanto tu conversación como la de la mente del otro al mismo tiempo sin que lo noten. O ha menos que aparentes estar dormido.


-De acuerdo, gira a la izquierda, después de los callejones de la tienda de cosas usadas, y sigues hasta el final.


-Bueno, por lo menos no mentiste donde vivías, ya se donde es. Y tengo que decirte algo...


-¿Qué?


-¿Cómo se llama tu amigo?


-Filiph. ¿Por qué?


-También es uno de nosotros – sonreí.

domingo, 24 de octubre de 2010

Capitulo 1: Callejón beso de la muerte

Katheryn Morales

CAPITULO 1





No todas las noches eran igual a esta, particularmente, una eternidad en tinieblas no es tan malo, podrías pasar cientos y cientos de siglos acumulando vida y quizás drenando, pero a pesar de ello, la vida no apestaba. No era del todo una pérdida. De hecho, la amaba. Por alguna razón y casi diría milagro un ser sobrenatural un día se fijo en mi, no de esa manera en que creen, se fijo simplemente en mi, quizás le pareció que una corta vida no era suficiente, entonces me dio el regalo de la inmortalidad.

No puedo culparlo, la eternidad, como ya lo dije, no es tan horrible y detestable, lo es es si la posees y no pero no tienes un propósito para ella. Caminar sin rumbo, sin saber a donde quieres ir, simplemente dejándote llevar no importando si eres el ser más peligroso que el mundo podría llegar a conocer. Criaturas como lo que yo soy, solo somos una víctima del tiempo y probable mente con él, del destino.

Sin embargo, no me gusta pensar en la posibilidad de la eternidad de esa manera, yo la e aprovechado muy bien, me gusta viajar, conocer personas - bueno, mientras pueda hablar con ellas sin levantar sospechas lo hago. Cuando se que comienzan a dudar simplemente vuelvo al viaje buscando un nuevo norte por conocer.

El mundo esta lleno de hermosos lugares para mi favor.


Por ello la vivir para siempre no me parece tan abrumador. Pero noches como esta, son las que hace a veces que pierda la fuerza para continuarla. Muchos otros de mi especie con el largo de los años encuentran un propósito más, quizás por corto tiempo, como aquellos que se enamoran de mortales, algunos les transforman y pasan una vida larga con ella o él, créanme, e visto eso muchas veces e incluso, a veces creo que son más estas historias y ocasiones que humanos en todo el mundo, hablo de manera exagerada, por supuesto. Aunque si tan solo comprendieran lo que yo al verles, comenzarán a temer y a sentir un poco dolor.

Jamás podría quejarme de ser independiente y feliz, totalmente libre era algo que no pensaba cambiar – y realmente no pensaré en mucho tiempo – pero a veces al verlos resultaba algo…¿doloroso?, no, es un poco… ¿frustrante? Quizás es… es un poco ¿fastidioso?, bueno no lo se, creo que las tres.

Es un poco lo que sea estar viéndoles, en todo su esplendor de cariño, amor deseo y sus derivados… te hace querer probar “algo” diferente, algo que nunca hayas vivido, pero definitivamente estoy negada a perder mi libertad enamorándome, los vampiros una vez que lo hacemos, no hay vuelta atrás, o uno de ellos muere o el hilo que los une jamás se romperá. Se que suena extraño viniendo de alguien que a vivido muchos años tres siglos quizás y aun niega algún deseo humano, de cuando poseía corazón y latía.

Realmente no lo se.

Noches como estas son las que me hacen querer llorar (si pudiera) no por tristeza, es por simple frustración, y entonces comprendo lo que muchos de mis otros compañeros vampiros comentan “la vida solitaria llega a ser muy cansina” y antes de tener otra aventura, entonces llega el amor. Sinceramente yo no espero a alguien que sea mi compañero por la eternidad no lo exijo, supongo que algún día, ¿pero debo volver a aclarar que no por ahora?. Mi mente juega conmigo es todo.


Pero, basta, soy un alma liberal, me gusta la libertad, y el hecho de compartirla con alguien más, no se si este disponible para eso aun, y lo se gracioso con tantos años ya ven, no solo los hombres humanos tienen ese problema del miedo al compromiso.


Simplemente, hoy no es mi día, así que, me dirigía a uno de los bares del pueblo, muy pocas personas caminaban esa noche por las calles, era domingo por la noche. Una vez que llegue a la cueva nocturna – así se llamaba el negocio - me acerque a la barra para tomar algo, la pared que separaba la zona de bar con la de la discoteca retumbaba vibrante dejando el sonido de la música adentro como si la escucharas debajo del agua.

- ¡Hey Shaun! – un humano - ¿Cómo estas?

- Hola Vanessa ¿Lo de siempre?

- Así es – obviamente no es sangre gente, pero el vino me calma un poco el cansancio… bien me descubrieron, es lo más parecido que tengo en lo humano a la sangre así que.

- ¡Shaun eh! ¡Oye! ¡Que sean dos – grite por encima del ruido de los demás en la barra con sus chácharas.

- Y si quieres sírvete una por mí, agrégala a mi cuenta ten. – pase mi tarjeta para que cobrara de ella de una vez, no era de deber a nadie.

- ¿Celebrando? – pregunto el con intencionalidad.

- Por supuesto, celebrando mi sed – si supiera el trasfondo de eso. Tome la copa, mientras me sorprendía mirándole discretamente, y sin ningún aviso la yugular.

Definitivamente tenía sed, la broma se había regresado para mí. Era mejor irme lo más pronto posible y buscar si había algún animal cerca, no es bueno andar hambrienta, aunque la verdad no tengo tanta hambre y dicen que el vino asienta el estomago así que lo probare. Guiñe el ojo y tome mi copa. – ¡Gracias!


- ¿Cómo estuvo el trabajo? – pregunto Shaun.

Yo trabajaba en una tienda de antigüedades de el pueblo, era grande y yo era casi gerente obviamente por conocer tanto del producto que ofrecía el negocio muchas veces en mis continuos (antiguos) viajes por el mundo había encontrado amigos (obviamente vampiros) en diferentes lugares ellos me surtían hoy en día para el negocio, era una buena manera de mantenerme comunicados con ellos sin levantar sospechas además. Así que gracias a ello estábamos a flote y andando.


- Andando – tome la ultima palabra de mi mente. Y sonreí, había que ser carismático con los humanos para no hacerles sentir extraño eso si, siendo cuidadosos en no ser excesivo, podrían darse cuenta igual como le dicen los que saben de nosotros, el efecto vampiro.


- Eh… escuchado que tienen nuevos tapices y lámparas italianas de hace más de un siglo, y no son tan costosas, ¿es verdad? Porque si es así voy corriendo por una mi casa, Linda pide gritos, buena sala ya sabes recién casados, el sueño de toda chica. Bla bla bla…

- En ese caso, deberías echar un vistazo mañana – sonreí.

- Es bueno tenerte en el negocio parece, conoces todo pero también como tratar a los clientes, ¿Como haces para encontrar tantas cosas en tan accesibles precios? Digo, para venderlos a un precio tan razonable para un cantinero, pues me imagino que debes adquirirlos a un monto más bajo.

- Contactos – “Vampiros” sonreí.

Era mejor irme, ya sentía más ganas de salir y comer algo y estaba mirando mucho su cuello, lastima por el vino que estaba tan exquisito. Merecía saborearlo y no atragantármelo.

- Nos veremos mañana ¿Sip? ¡Salúdame a Gina de mi parte! – grite por encima de las cabezas mientras me alejaba.

- ¡Con gusto! – termino por despedirme.



Es extraño vivir a veces acá. ¿Cómo un tigre podía acostumbrarse a una jaula de avecillas? Este pueblo es muy pequeño y muy poco, en realidad muy poco soleado, (ese era el lado tranquilizante).

Esta era la primera vez que quería probar trabajar con humanos, normalmente siempre hago algunas amistades… que me favorecían por comprender mi horario nocturno, pero esta vez quería saber que se sentía y hasta ahora, no me había ido tan mal, excepto por esos días donde tenia que esconderme de mañana si milagrosamente aparecía el sol.

Miraba hacia los lados que nadie me siguiera, igual mi casa quedaba entre muchas escondidas, como unos suburbios a escala menor, escondidas en el pueblo así que no había problema en esperarse de que caminara por cualquier calle oscura, preferí pasar por aquellas que estaban cercanas a algún lugar natural, donde pudiera esconderme fácilmente a cazar. Normalmente allí encontraría alguna avecilla o alguna ardilla quizás, para mi beneficio, cuando estuve más cerca del área frondosa del bosque la suerte le huyo a cuatro ardillas y dos aves, suficientes para mi, por algunos días quizás. La sangre fresca tardaba más en desaparecer sus buenos efectos. Me mantendría saludable hasta la próxima caza. No dejaba evidencias abría un hoyo en tierra y guardaba a distancias los cuerpos allí se descompondrían y nadie se enteraría incluso era bueno para el ambiente, ¿Quién lo diría? De hecho, estos arboles están sobre un cementerio de estos animalitos, cuando podíamos pasar desapercibidos la mayoría de los vampiros del pueblo cazábamos aquí. Estos arboles eran el abono de quizás algunos que ya tuvieron que irse de este pueblo, debido a que nunca envejecían y debían librar sospechas hace muchos años.

De regreso a casa, caminando nuevamente. Me dirigía por uno de los caminos más estrechos y peligrosos para cualquier humano, atisbe a la distancia una sombra oscura como un manto de noche pero moviéndose entre sombras, y un casi inapercibible corazón deteniéndose, oía las venas secándose y la respiración acabándose. ¡Oh rayos! ¿Qué nadie les enseña aquí a los recién nacidos aquí? Corrí con más fuerza a la velocidad vampiro claro sino no llegaba a tiempo, tiempo para ver que era lógico y no me equivoque. Un vampiro drenando a un humano.


- Oye maldito… ¡tu! – llame su atención, solo vi sangre en uno de sus colmillos y como buen vampiro cobarde que era, el homicida huyo.


Demasiado tarde para perseguirlo, el muchacho que estaba en el piso estaba totalmente perdiendo la noción, estaba muriendo…. Oh Dios…. Corrí hasta el y lo puse sobre mi intente hacerlo reaccionar, pero el vampiro había drenado casi toda su sangre, estaba muriendo, sabia que tenia que hacer, lo se, pero no podía obligarle, muchos de los nuestros que conozco prefieren haber muerto que tener este destino, no podía hacerle eso, debía dejar que eligiera, y cuanto antes porque ya cerraba sus ojos. – “¡Oye!, ¿¿Si me oyes??, no puedo explicarte tan rápido pero”.

El muchacho comenzaba a hacer jadeos en busca de ayuda. Bien la respuesta debía ser obvia.


“Puedes vivir aun bebiendo sangre no importa, pero es tu elección si es eso lo que quieres, vivir, ten…” mordí mi mano derecha y se la extendí vi duda en sus ojos que era más pequeños estaba frio, muy frio, le quedaba muy poco “¡Elije si o no!” vi como sus ojos chocolates se abrieron vagamente vi el temor en sus ojos, eso eran ¡tan! Humano, temor a lo desconocido estaba comenzando a perder los estribos, pero entonces sus labios fueron abriéndose. Al ver la señal de aprobación fui yo quien casi hizo que me arrancara un pedazo con tal bebiera, comprobaba que estuviera tragando, cuando creí suficiente, se la parte y espere, entonces los abrió por completo y finalmente los cerro y su cuerpo se endureció sobre el mío.


Murió.



Esperaba que no para siempre.

“Bien…” hable para mi misma como si el pudiera escucharme. “Este no es un bonito escenario para un espectador mejor te llevo a la casa” dije en susurros.





Le llevaba a toda velocidad, tanta que a pesar de llevarlo encima nadie percibió que alguien estuviera en las calles, solo un idiota como él caminaría por lugares así del pueblo a tan altas horas de la noche. Tristemente eso le costo la vida, por lo menos la humana.


Cuando estuvimos en casa lo repose sobre uno de mis muebles más grandes el muchacho si que era alto, y era ciertamente buenmozo, si quizás la sangre influyo. Vi sus labios manchados de mi sangre y fui hasta la cocina a buscar un envase con agua y un pañuelo desechable, pero antes, normas, cortinas cerradas por completo. Cerré las grandes cortinas vino tinto que impedían total vista y especialmente sol a la casa si es que hacia sol. Busque entre las repisas de madera y finalmente encontré las toallas deséchales tome algunas y un envase lo llene de agua del fregadero y me lo lleve en manos. Cuando regrese el seguía allí tendido. Por unos instantes me fije en él. Realmente pareciera que le hubieran dado una buena paliza… decidí buscar donde había sido mordido y clásicamente y para sorpresa, debía ser un vampiro bien, bien antiguo porque le mordido en el cuello, pero lo que había hecho esa noche no era de alguien que ella pudiera poner en la mente de alguien tan viejo como para no saber las mejores maneras de cazar.

Limpie la herida y veía como se iba cerrando, definitivamente estaba por despertarse, si había bebido sangre. Tome una segunda toalla y la impregne del agua limpiando el desastre de su boca y cara, el sudor estaba pegado en su rostro junto la sangre, no era fácil de quitar pero bueno… tenia toda la noche… O por lo menos algunas horas. Una vez que estuvo limpio (solo el cuerpo tocable y visiblemente accesible, la ropa se la cambiaria por el mismo, aunque ahora que lo pensaba no tenia nada que darle, excepto una buena lavada, no tenia visitas y era mujer lo único que podría facilitarle seria una camiseta de futbol cuando mucho que tuviera no podía ofrecerle más, debía buscarle algo después).

Finalmente tome un libro del estante y me senté frente a él a leer, esperando cuando abriera sus ojos a ver, que seria su reacción. Jamás había convertido a nadie así que sería mejor que lo tomara por el lado bueno el también para facilitarme las cosas, ambos íbamos a ser nuevo en eso, el en vampiro y yo en maestra.
El libro lo había leído algunas veces ya, era un manual de buen comportamiento del siglo pasado, pero no había nada de mal en volverle a dar un pequeño vistazo, lastima que no tenia un manual que dijera “Como moldear un buen vampiro en 5 pasos” debía recurrir a lo poco que había visto en toda mi vida con mis otros amigos que ya lo habían hecho, recosté mi cabeza en el posa brazos del mueble una vez que termine de leer algunos capítulos, habían transcurrido algunas horas por lo que verifique en el reloj, aunque parecían minutos. Cerré mis ojos por unos instantes entonces oí un ruido, estaba moviéndose, lentamente… abrí mis ojos aun sentada con los pies dentro de la silla como la postura que había tenido, expectante…. Entonces de repente abrió los ojos de inmediato salte de golpe pero solo para atajar un florero de una dinastía antigua de Japón, se rompía y en verdad lo lanzaba directo al más allá por completo.


- ¿¿Dónde demonios estoy?? ¿Qué ha pasado? ¿Quién…?


Permanecí callada mirándolo mientras reaccionaba por ahora no podía hacer nada, cuando vio sus manos blancas susurro horror, hablaba para si mismo. Tenia una voz ronca, debía tener algunos veinte y tantos años.

- Sugerencia – hable y pareció volver a notar que alguien estaba allí en la habitación – durante los próximos años procura no hablarte en susurros a ti mismo, pareces un demente, y por ahora no puedo llevarte a un loquero. Temo que no te aceptarían.


- ¿Tu me hiciste esto? – vale, error… lo deje elegir igual me juzgo.


- No cariño, otro vino te dreno y yo te di de mi sangre para que te salvaras, o para que siguieras viviendo, solo que no completo del todo, lo siento. Yo solo te eche una mano, eres demasiado joven y no esperaba que creyeras que querías morir.


Entonces reconocí su rostro, uno de los hombres, quizás de los hombres jóvenes declarado pérdida juvenil, rompecorazones de muchas humanas, en verdad, era un rompecorazones con toda la palabra, un descarado por donde pudiera verle. Desalmado, inmaduro, y probablemente estúpido. La prueba era el callejón donde lo encontré.



– Oh… incluso para ti, no se… quizás si te hubiera dejado morir ahora que te veo… Ángela, Érica y no recuerdo las otras me lo hubieran agradecido si lo supieran…

- ¿Qué quieres decir? ¿Cómo sabes quien? – Me miro aun más quieto como si estuviera adaptando ideas a su mente – Te conozco, ¿Vanesa? ¡Vanesa! Wow no te reconocía es que... No se que tengo en la vista…

- Tranquilo… te acostumbraras – esto era lo peor del caso, no solo era nuevo en esto y debía enseñarle, sino que el chico que se las gana a todas para adorno del regalo.

- ¿Qué? – dijo el en tono de alarma.

- ¡Hay por todos los cielos! Mírame bien y entiende lee mis labios… Vam pi ro… - el abrió sus ojos con horror. Y ciertamente disfrutaba de aquello, ojala tuviera alguna otra manera de torturarlo.

- ¿Soy… soy un vampiro? – me miro aturdido como si no lo creyera.

- Si… acostúmbrate a que te llamen así también. Por cierto, dime algo ¿es muy pronto o aun no tienes sed?

- ¿Sed de sangre? – pregunto, si mal no distinguí su tono de voz, entre miedoso, orgulloso y asqueado.

- Si, eres nuevo pues y, creo que deberías tener hambre ya, seria lo normal, no debes tener nada en el estomago. No por lo menos como lo nuestro.

- Yo… no entiendo. ¿Qué debería sentir? Me refiero, ardor, ¿sed como si deseara agua por calor?


No sabría decir si era el shock lo que hacia que el estuviera aceptando todo lo que oía como verdad. Pero al parecer, estaba haciéndolo sin saber.



- Bueno, literalmente sientes que te quemaron con sal la garganta y no puedes ni hablar, o como si hubieses corrido kilómetros sin una gota de agua y te ardan pulmones, garganta y demás, y sientes que mueres… ¿me explico?

- Pues creo que entonces solo poco, apenas si comienzo a sentirlo.

Miro a un costado, y nuevamente a sus manos, estaba completamente ido, parecía un fantasma. No había reflejo en nada, era inerte.


-Esto… esto es tan raro. Disculpa, en verdad.

- Bueno, entonces tenemos tiempo. Imagino que debes estar necesitando algunas respuestas, estas ansioso por esto o preocupado, no lo se... A ver, soy toda oídos ábrete sésamo, pregunta. – Me estire en el mueble y saque a tirones mis zapatos y me acomode mirando hacia arriba.

- Dijiste que me encontraste, no entiendo, entonces… ¿Qué hacías allí? Y ¿Por qué me ayudaste?

- Fui a cazar al bosque, y de regreso te encontré mientras el vampiro te amasaba las venas niño. Fue un milagro para ti que me apareciera. No lo estuvieras contando.

El trago y me aparto la mirada a un costado.

- Y Bueno porque, te vi joven, estabas muriendo, pensé que querrías vivir aun, incluso te deje elegir si preferías morir pero tu decidiste que no, cosa que veo que has olvidado, y además... creo que hasta un bastardo como tu, merece, seguir disfrutando de la vida.

- Ohm… ¿Disculpa, pero, creo que no te caigo bien?

Que observador el niño.


- No, no es que precisamente no me caigas bien – me acomode de lado para que pudiera verle la cara – es solo que no eres, de mis personas favoritas, veras, no me gusta que jueguen con los sentimientos de las personas, y menos con los de las mujeres, aunque sean humanas, oye da lastima, deberías estarme agradecido por salvarte. Porque… bueno si hubiera dejado que murieras ahora que se quien eres, creo que probablemente quien te hubiera recibido es el demonio y no Pedro. – trago grueso, disfrute de ello.


- Supongo que gracias, entonces – se acomodo frente a mi sujetando sus manos apoyando sus codos en sus rodillas, estaba pensando.

- De nada Matt… ¿Te llama así... no? – ya ni recordaba.

- Así es… - me miro.




Todo estuvo callado por algunos minutos. Solo se oían los arboles afuera rozar la cubierta de la azotea de la casa y algunos relámpagos. Comenzaría a llover pronto.




- No entiendo... la verdad, oye en serio, no será solo maquillaje y tu estas jugando conmigo y, esto es una farsa digo… - comenzó a buscar por todas partes - ¿Dónde están las cámaras?

- Dios… pensé que seria más sencillo…. – me senté como el mirándolo frente a frente – mírame bien. - Oh… iba a disfrutar de esto. – Mírame…. – deje salir mis colmillos lenta y dramáticamente.

- Ahm…. Lindos... ¿Puedo tocarlos? - OK definitivamente eso no lo vi venir, seguramente para ver si no había truco.

- Claro… - entonces como si no temiera se acerco y primero comenzó tocando una punta y luego revisando por completo.

- ¡Señor! ¡Son de verdad!

- Claro que son de verdad, aww y tranquilo tu tienes unos iguales, yo te enseñare como usarlos poco a poco.




Sabia lo asustado que se sentía, por una parte me daba dolor verle preocupado no soy un monstruo aunque lo parezca pero, alguien debía hacerle escarmentar.



- ¿Tengo unos… así? – pregunto.

- No bueno, son un poco más pequeños, por ahora, seguro en unas horas tomaran el grosor original. Luego se verán mejor por eso debes aprender a usarlos.

-¿Entonces si me veré como tu?


-Por supuesto, ¿Qué esperabas que te saliera? ¿Un cuerno en la frente?

-Es que, esto es extremadamente extraño te lo juro, bueno, es que… jamás hubiera creído que tu eras un… vampiro… - dijo aun sopesando la palabra según parecía. – Aunque entonces, eso explicaría mucho.




¿Mucho? ¿Cómo que? - ¿será que yo fui obvia en algo sin saberlo?




-¿A que te refieres? – pregunte.

-Bueno, aun no conocía a una persona, que no se fijara en mi, no entendía, a las chicas les gustara o no se sentían atraídas hacia mi pero de alguna forma tu ni sabias que existía y tanto que intente llamar tu atención, ahora lo comprendo.




OK era un reverendo ego centrista e inmaduro.




-Lo siento, pero no me gusta lo repetido, solo las cosas únicas y exquisitas, y tu no solo te regalabas sino que siempre hacías lo mismo, a menos que te transformaras de la noche a la mañana de agua a vino, eres muy corriente para mi gusto.

-¿Era por ser humano? – pregunto acercándose.

-Claro que no, era porque tú no parecías un humano, ni siquiera un vampiro podría ser tan desagradable como tú y lastimar sin conciencia, yo lo haría pero aun con todo mi tiempo disponible no vale la pena.

-Entiendo. Si, no te culpo… creo que soy torpe es todo.

-Diría idiota, lo tenias todo… pero tu ultima tontería te costo la vida. – el miro como si ya lo entendiera. – Si es cierto, - me entro la curiosidad por saber algunos detalles - ¿Puedo preguntar, porque estabas a tan altas horas de la noche en un callejón tu solo?



El me miro expectante y doblo sus labios, sinceramente se veía que era nuevo yo podía captar fácilmente sus muecas, y era algo que aun el no sabia que podía esconder.



-Yo pues, estaba…

-Espera… ya entiendo, que asqueroso. Lo merecías entonces – me reí con acidez.

-No, no esperaba a cualquiera, bueno, a una amiga, pensábamos ser algo más y nos citamos…

-Dirás, “pensábamos hacer algo”… ¡pero eh! – Levante las manos para que se calmara – tranquilo, no es mi problema, eran tus asuntos, solo sentí curiosidad.

- De acuerdo… - me miro cuando me levantaba – a propósito creo que comienzo a sentir con mas fuerza las punzadas que dijiste.

-Bien, entonces será mejor que no esperes más y te alimentes – el trago grueso, aun con oídos normales cualquiera lo notaria. - ¿Asustado?

-Claro que no es solo que, es nuevo esto y… no se si vaya a darme algo de asco o si me guste demasiado.


-Cobarde… todo malo lo es…deja de ser tan humano - me voltee hacia el que aun seguía sentado igual – créeme te gustara. Solo debo hacértelo más fácil. Solo piensa en la sangre como el auto Mac de Mc Donal´s, rápido y listo en empaque para llevar.

-Ok… y, ¿a quien casaremos?

-Regla numero 1: En el pueblo no puedes dar caza a humanos, el idiota que te mordió esta noche si los demás nos enteramos va a rodar su cabeza porque pudo habernos expuesto a todos aquí, el pueblo es un lugar muy pequeño, a diferencia de New York, Londres o incluso Japón si la gente se pierde no lo notaran por la sobrepoblación, pero en un pueblo esta prohibido, todos se conocen.

-¿Quieres decir que hay más, como nosotros en el pueblo? – que tonta se me olvido.

-Si, hay unos 20 más, pero todos nos alimentamos de otras formas, no podemos dar caza a humanos, en tal caso que deseemos sangre humana pedimos una bolsa en el hospital de las que entregan como donaciones.

-¿Quiénes más son vampiros?

-La señora Menfield, el señor de los periódicos en la calle, la muchacha que atiende en la farmacia, una enfermera del hospital y un medico también y según recuerdo un científico que trabaja para la compañía de detergentes y medicinas. Hay muchos más pero, Dios… seria muy largo contarlos, eso si hay algo más de humanos que vampiros, no te preocupes.

-Todo este tiempo, y nunca lo note…

-De eso se trata… - sonreí – y bien… creo que tengo unos en el refrigerador déjame buscarte… aunque no seria buena idea darte sangre humana desde el principio, puede que se te quede pegado el olor y lo ames más que a cualquier otro, entonces crearía un monstruo… - lo examine con la mirada.

-Dime… ¿nunca has comido ardillas verdad? – trago.

-Claro que no, conozco si acaso el conejo y no lo pasaba. – me miro asustado.

-Ah… da lo mismo sabe casi igual. Piensa que es pollo – le guiñe un ojo. – Ven… Acompáñame.



Tome el chal del perchero, uno nuevo el otro tuve que ponerlo por la lavadora, estaba podrido a sangre y basura del callejón, volví a calzarme los zapatos y cuando abrí la puerta trasera, estaba lloviendo. El se quedo parado detrás de mi esperando a que yo avanzará, pero no era buena idea, era nuevo, el olor a humano podría atraerlo, la lluvia podría traerle olores de muchos lugares podría llevarlo lejos a cazar, una opción era llevarlo en coche hasta cerca del bosque donde solo el olor de el mismo lugar lo llenara, pero el coche se quedaría atascado en el barro, y si lo llevara a pie aun no le enseñaba a esconderse y correr aunque con todo lo que hizo mientras vivía seguro sabia esconderse perfectamente. Pero yo era responsable de él por ahora, no podía permitirme que hiciera una estupidez. Cerré nuevamente la puerta y me gire quitándome el chal.


-Bien, no iremos… - el se quedo observándome.

-¿Pero no debería alimentarme?


-Así es…

-¿Entonces?

- Cambio de planes. Nueva idea.

-Si es como el auto Mac… te apoyo – parecía avergonzado – tengo hambre… y mucha…

-No te avergüences, es normal… además ahora que veo es mejor a que te hubieras enloquecido, aunque aun no la pruebas, puede que sea por eso que no sientes que mueres por comer. Espérame aquí buscare unas toallas.




Camine rápido hasta el estante en medio del pasillo de las habitaciones buscando toallas gruesas, que soportaran si caía sangre no podría limpiarla después de la alfombra, no tan fácil y ya estaba agotada de tanto como para limpiar...



-Listo, ven acá. Siéntate en ese sillón. Yo me acostare en este – Donde había estado leyendo hace rato, coloque las toallas debajo de mi brazo y lo apoye en el posa brazos para q lo tuviera a altura. – Ahora acércate… ten. – le ofrecí la mano.

-Oye... Oye… así no ¿no te parece extraño?

-Bueno si prefieres en una taza anti derrame o un biberón, también puedo.

-Me refiero a tener que alimentarme de ti.

-A menos que quieras morir de hambre no veo otra opción. Así que comienza antes que me arrepienta y deje que en verdad te mueras.

-De acuerdo, solo dime como… acerco el sillón hasta el posa brazos y quedo a buena altura como si estuviera a punto de comer en una mesa.

– Pensaste en todo parece una mesa, solo que… diferente el alimento – Volví a echarle una ojeada y le apremie. – De acuerdo, a ver que tal sabes.



Idiota




-Idiota… bien, deja que el olor que te llame la atención, entre a tu olfato, bien, ahora tus colmillos son muy pequeños, aunque ya están tomando su tamaño… parece. No me harás mucho daño pero no los muevas a los lados o te golpeare en serio.



Así hizo sentía como mondadientes atravesando mi muñeca. Por lo menos no eran de madera. Vi como su rostro fue despertando ante el sabor, puso caras como si creyera que no le gustaría, luego con ambas manos sostuvo la mía bebiendo a sorbos grandes. Realmente si no me hubiera alimentado hoy este me dejaría seca, tal vez debí comer otras ardillas más. No importa, en el refrigerador hay muchas sangre de donaciones, tomare toda para que el no consiga nada así no tendrá tentación de probarla él. Nunca había alimentado a alguien así, no sabia que esperarme salvo las cosas que habían contado como, las imagines que el otro este teniendo una pequeña conexión, sin secretos. Pensamientos. Asqueroso, ahora que lo veía.



-Oye, mejor controla tus pensamientos, nada de eso va a ocurrir hoy, ¿esta claro? – Pareció beber más lento – Si, si los veo, y no son nada agradables.



Me relaje en el mueble esperando a que tomara lo suficiente, pasaron pocos segundos, unos pocos minutos dos o tres quizás. No bebió mucho pero creo que estaba lleno, mi organismo siempre estaba completo, y para su fortuna había cenado muy bien, y para la mía claro esta.
Fue separando sus labios lentamente mientras yo abría mis ojos, estaba casi dormida, quizás cansada y necesitaba más sangre. El volvía a tener color, un lindo color rosa en su piel. Su cabello chocolate al igual que sus ojos brillaban como nuevo, bueno, si era nuevo, sus labios rojos a causa de la sangre y sus gruesas pestañas igual de perfectas que el resto de su atlético cuerpo, si, se había recuperado, me compuse un poco más y quede sentada a su lado, tratando de no caerme o algo estúpido de repente. Atraje mi mano y la limpie con una de las toallas y la enrolle para llevarla a lavar luego con el resto.



-¿Y bien? ¿Si estaba buena? – pregunte con sarcasmo.

-Wow… Me e roto muchas veces la cara en peleas pero como hoy, la sangre nunca me pareció tan… deliciosa. Demasiado bien diría…

-Si… bueno ¿estas lleno?

-Completamente. – Sonrió, era agradable cuando se lo proponía, retiro el cabello que caía en su rostro y lo hecho para atrás.

-Bien, entonces iré a alimentarme ahora yo. – Me levante y fui caminando hacia la cocina y mis pies se sintieron fríos muy fríos, caí sobre unos instrumentos metálicos, hizo mucho ruido. Me levante poco a poco pero el ya estaba a mi lado. – Bueno, creo que ya entendiste como moverte a velocidad de aleteo.

-Tal parece, ¿Estas bien? – Me examino con la vista - estas blanca. Mas de lo normal... me refiero.

-Es normal, te has bebido todo, debo comer – me acerque a la butaca más cercana colocando mi cabeza contra la pared - oye abre el refrigerador debajo de ese compartimiento tapado con los tomates, si allí, mueve eso, pásame esas tres bolsas de plástico por favor. – No le perdí la mirada, le golpearía la boca si se atrevía a morderla. Por lo menso así no le perdía de vista.


Tome la primera directamente del empaque hincándole los colmillos, el parecía gustoso y sonriente, quizás porque era la primera vez que veía eso y no solo en las películas. La segunda la bebía poco a poco, finalmente la tercera la vertía por vasos tomándola lentamente, finalmente el color volvió a mi piel, me sentía mucho, muchísimo mejor. Me levante y tome las tres bolsas, abrí un quemador automático que había instalado y metí todos los empaques vacios.

-Luces mejor, ya tienes color.

-Gracias... creo que comeré algunas uvas, se me antojan. – busque y pensé si tomar entre las verdes o las de vino las que eran grandes y dulces, no me decidí por ninguna tome ambas. - ¿Quieres? le ofrecí del mismo tazón.

-Que interesante – parecía divertido – podemos comer.

-Claro, no te sabe totalmente igual, pero aun tus papilas gustativas funcionan, acabas de probar sangre el líquido vital de tu cuerpo después del agua, eso te despierta un poco los sentidos.
-Entiendo…

-¿No entiendes nada verdad?

-Si si, que mientras tenga aun sangre pasando en mi boca sigue viva.

-Resumido, hombre al fin y al cabo, si algo así. ¿Si te saben a uvas? ¿Recuerdas su sabor?

-Si, extrañamente puedo saborearlas. Dime… ¿Qué más podemos hacer?

-Puedes dormir, si lo quieres, bueno no duermes pero con cerrar los ojos al menos te relajas, puedes verte en espejos, eso si, no debes salir al sol, no e probado que podría pasarnos, algunos se desintegran algunos no les hace nada, yo prefiero no correr el riesgo así que si no quieres poder desaparecer mejor no lo intentes tampoco. Puedes leer la biblia y tocar cruces, el agua bendita puedes beberla pero el aceite no lo toques porque algunas veces quema.

-Interesante… pero, ¿No se supone que los vampiros pueden morir o quemarse por ver cruces?

-No seas ridículo, todo esta en tu mente, algunos vampiros creen no tener alma, y por eso creen que Dios les rechaza y mueren, son ideas, yo particularmente creo que tengo alma, y además leo la biblia, te ayuda a mejorar el destino que llevas y quizás la vida, solo almas viejas pueden enseñarle a respetar como en tiempos anteriores las palabras santas y enseñárselas con nuevas tecnologías… a las nuevas generaciones, hacérselo más fácil.

-Pero bebemos sangre… ¿Eso no esta mal?

-Puede que si pero, oye, en áfrica, la gente muere de hambre, el animal no es suficiente para todos en la tribu, ¿sabes que hacen? – el me miro expectante.- toman toda la sangre del animal y la mezclan con leche, y la beben así no más, dicen que incluso se sienten con más energías que comiendo la comida normal. Es supervivencia.

-Wow, siempre me dio lala el que me molestaran por un plato de comida y pensar en la gente de esos lugares que no tenían, creo que no era broma en serio... deben comer lo que sea.

-¿Extrañaras comer en platos? – pregunte.

-Lo dudo, además siempre puedo verter a veces la sangre en uno – sonreí y el también, el ambiente estaba relajándose. - ¿Si la caliento o congelo me sabe bien también?

-Claro, es como la carne, es tu gusto, crudo, termino medio o completamente cocido.

-Entiendo… genial. No esta tan mal. Con razón nunca los note es muy fácil pasar desapercibido.

-Si, por cierto, ten cuidado, hay algunos que pueden sospechar y te atacan, con estacas, no mueres de inmediato pero te hace mucho, mucho daño, tardas algún tiempo en reponerte, aléjate de grandes llamas, y siempre no dejes que te pongan sus manos cerca de tu nuca. Un movimiento en falso y si te cortan la cabeza estas muerto. Inmediatamente.

-Entendido. Gracias... en verdad, no se porque me ayudas, pero me alegro de que lo hagas, espero devolverte el favor algún día.

-Hay tiempo de sobra – me reí mientras veía que nos habíamos acabado casi todas las uvas. – Oye, por cierto, ¿Cómo vas a hacer con tu familia? ¿No notaran que desapareciste? ¿No deberías decirles algo? – el me miro y luego la uva que estaba desconchando de repente en sus manos, la puso en su boca.

-No tengo familia… - me sonrió sin separar los labios.

La verdad nunca me propuse investigarle la vida, probablemente hubiera encontrado una madre llorando por las locuras de su hijo y un padre que nunca estaba en casa.

-¿De verdad? - sentí algunos comentarios fuera de lugar de mi parte.

-Si…




Por una parte era bueno, no tenia nada que esconderle a nadie, por otra, era triste, quizás le entendía porque jugaba con las personas, se sentía solo y trataba de llenar eso haciendo tonterías que llenaran su vida de algo.




-¿Dónde vivías entonces?

-En una casa rodante con un amigo, creo que a él si debo inventarle alguna excusa, ¿no seria bueno acercarme mucho a él cierto? – negué aprobando su punto. – Comprendo… ya veré que decirle.

-Puedes decirle que encontraste un lugar para dormir que te ofrecían buenas cuotas y te asignaron un buen trabajo además.

-Solo si lo consigues todo porque de lo que nombraste no tengo ninguno.

-Puedes vivir aquí, si no te importa hay muchas habitaciones, puedo conseguirte un trabajo en la tienda de antigüedades también, quizás empieces cargando las cajas de mercancías pero igual pagan muy bien, ¿Qué dices?

-Creo que no suena mal, y la verdad es que me gustaría comenzar a tener algo de dinero por mí.

-Wow... – comencé el sarcasmo. - Estoy tan orgullosa, apenas ni un día de convertido y ya estas madurando – el sonrió – tranquilo, no es nada, los vampiros debemos apoyarnos, el siglo XXI no es fácil, pero era mucho peor hace muchos años, es bueno que no hayas tenido que pasar eso.

-¿Tu cuantos años tienes? Hablas como si los hubieras pasado.

-Y lo hice – sonreí comiéndome la ultima uva.

-¿Cuántos años llevas de vampiro?


-La edad no es algo de lo que se le pregunte a una mujer. – Sonreí y me levante. – pero si hablas de la edad a la que fui convertida ¿Cuántos crees que tendría? – el pareció examinarme cerraba los ojos como estudiándome.

-No lo se… ¿28?

-¿Sabes que si te muerdo podría dolerte también?

-Ups… creo que es menos… ¿Cuánto?

-Solo 21 años... – mire a la sala y respire profundo. Olía deliciosamente a lluvia.


















Good Enough / El amor de Matt en Vanessa. Este video muestra exactamente, lo que ella siente. Luego entenderan // Dejen sus comentarios.

viernes, 22 de octubre de 2010

¡Las mordidas nunca nos parecieron tan atractivas!

Gracias por acceder al blog, y si, lo digo en metafora. A muchos nos gusta leer, y muchos de los que entraron a este blog sabemos que no hay nada como una historia de vampiros & romance. Particularmente, cada vez que escribo me encanta. Y aunque lo leo una y otra vez para arreglar errores, siempre es una nueva emoción. - o a veces la misma solo que siento como si no lo hubiera leido - Espero que puedan dejarse llevar por esta historia, e publicado una ya. Pero como lo dije.
No hay nada como una historia de vampiros.
No quise sacar la posibilidad de escribir algún día una. Solo porque han salido DEMASIADAS historias sobre el tema. Quisiera - espero - que encuentren esta historia diferente a las demás. Las vidas se parecen pero nadie tiene la misma que otra persona.
Me encantan los vampiros así que preparense para una historia emocionante y llena de todos los elementos que rodean a estos seres.
¡Gracias!
Atte : Kath