domingo, 24 de octubre de 2010

Capitulo 1: Callejón beso de la muerte

Katheryn Morales

CAPITULO 1





No todas las noches eran igual a esta, particularmente, una eternidad en tinieblas no es tan malo, podrías pasar cientos y cientos de siglos acumulando vida y quizás drenando, pero a pesar de ello, la vida no apestaba. No era del todo una pérdida. De hecho, la amaba. Por alguna razón y casi diría milagro un ser sobrenatural un día se fijo en mi, no de esa manera en que creen, se fijo simplemente en mi, quizás le pareció que una corta vida no era suficiente, entonces me dio el regalo de la inmortalidad.

No puedo culparlo, la eternidad, como ya lo dije, no es tan horrible y detestable, lo es es si la posees y no pero no tienes un propósito para ella. Caminar sin rumbo, sin saber a donde quieres ir, simplemente dejándote llevar no importando si eres el ser más peligroso que el mundo podría llegar a conocer. Criaturas como lo que yo soy, solo somos una víctima del tiempo y probable mente con él, del destino.

Sin embargo, no me gusta pensar en la posibilidad de la eternidad de esa manera, yo la e aprovechado muy bien, me gusta viajar, conocer personas - bueno, mientras pueda hablar con ellas sin levantar sospechas lo hago. Cuando se que comienzan a dudar simplemente vuelvo al viaje buscando un nuevo norte por conocer.

El mundo esta lleno de hermosos lugares para mi favor.


Por ello la vivir para siempre no me parece tan abrumador. Pero noches como esta, son las que hace a veces que pierda la fuerza para continuarla. Muchos otros de mi especie con el largo de los años encuentran un propósito más, quizás por corto tiempo, como aquellos que se enamoran de mortales, algunos les transforman y pasan una vida larga con ella o él, créanme, e visto eso muchas veces e incluso, a veces creo que son más estas historias y ocasiones que humanos en todo el mundo, hablo de manera exagerada, por supuesto. Aunque si tan solo comprendieran lo que yo al verles, comenzarán a temer y a sentir un poco dolor.

Jamás podría quejarme de ser independiente y feliz, totalmente libre era algo que no pensaba cambiar – y realmente no pensaré en mucho tiempo – pero a veces al verlos resultaba algo…¿doloroso?, no, es un poco… ¿frustrante? Quizás es… es un poco ¿fastidioso?, bueno no lo se, creo que las tres.

Es un poco lo que sea estar viéndoles, en todo su esplendor de cariño, amor deseo y sus derivados… te hace querer probar “algo” diferente, algo que nunca hayas vivido, pero definitivamente estoy negada a perder mi libertad enamorándome, los vampiros una vez que lo hacemos, no hay vuelta atrás, o uno de ellos muere o el hilo que los une jamás se romperá. Se que suena extraño viniendo de alguien que a vivido muchos años tres siglos quizás y aun niega algún deseo humano, de cuando poseía corazón y latía.

Realmente no lo se.

Noches como estas son las que me hacen querer llorar (si pudiera) no por tristeza, es por simple frustración, y entonces comprendo lo que muchos de mis otros compañeros vampiros comentan “la vida solitaria llega a ser muy cansina” y antes de tener otra aventura, entonces llega el amor. Sinceramente yo no espero a alguien que sea mi compañero por la eternidad no lo exijo, supongo que algún día, ¿pero debo volver a aclarar que no por ahora?. Mi mente juega conmigo es todo.


Pero, basta, soy un alma liberal, me gusta la libertad, y el hecho de compartirla con alguien más, no se si este disponible para eso aun, y lo se gracioso con tantos años ya ven, no solo los hombres humanos tienen ese problema del miedo al compromiso.


Simplemente, hoy no es mi día, así que, me dirigía a uno de los bares del pueblo, muy pocas personas caminaban esa noche por las calles, era domingo por la noche. Una vez que llegue a la cueva nocturna – así se llamaba el negocio - me acerque a la barra para tomar algo, la pared que separaba la zona de bar con la de la discoteca retumbaba vibrante dejando el sonido de la música adentro como si la escucharas debajo del agua.

- ¡Hey Shaun! – un humano - ¿Cómo estas?

- Hola Vanessa ¿Lo de siempre?

- Así es – obviamente no es sangre gente, pero el vino me calma un poco el cansancio… bien me descubrieron, es lo más parecido que tengo en lo humano a la sangre así que.

- ¡Shaun eh! ¡Oye! ¡Que sean dos – grite por encima del ruido de los demás en la barra con sus chácharas.

- Y si quieres sírvete una por mí, agrégala a mi cuenta ten. – pase mi tarjeta para que cobrara de ella de una vez, no era de deber a nadie.

- ¿Celebrando? – pregunto el con intencionalidad.

- Por supuesto, celebrando mi sed – si supiera el trasfondo de eso. Tome la copa, mientras me sorprendía mirándole discretamente, y sin ningún aviso la yugular.

Definitivamente tenía sed, la broma se había regresado para mí. Era mejor irme lo más pronto posible y buscar si había algún animal cerca, no es bueno andar hambrienta, aunque la verdad no tengo tanta hambre y dicen que el vino asienta el estomago así que lo probare. Guiñe el ojo y tome mi copa. – ¡Gracias!


- ¿Cómo estuvo el trabajo? – pregunto Shaun.

Yo trabajaba en una tienda de antigüedades de el pueblo, era grande y yo era casi gerente obviamente por conocer tanto del producto que ofrecía el negocio muchas veces en mis continuos (antiguos) viajes por el mundo había encontrado amigos (obviamente vampiros) en diferentes lugares ellos me surtían hoy en día para el negocio, era una buena manera de mantenerme comunicados con ellos sin levantar sospechas además. Así que gracias a ello estábamos a flote y andando.


- Andando – tome la ultima palabra de mi mente. Y sonreí, había que ser carismático con los humanos para no hacerles sentir extraño eso si, siendo cuidadosos en no ser excesivo, podrían darse cuenta igual como le dicen los que saben de nosotros, el efecto vampiro.


- Eh… escuchado que tienen nuevos tapices y lámparas italianas de hace más de un siglo, y no son tan costosas, ¿es verdad? Porque si es así voy corriendo por una mi casa, Linda pide gritos, buena sala ya sabes recién casados, el sueño de toda chica. Bla bla bla…

- En ese caso, deberías echar un vistazo mañana – sonreí.

- Es bueno tenerte en el negocio parece, conoces todo pero también como tratar a los clientes, ¿Como haces para encontrar tantas cosas en tan accesibles precios? Digo, para venderlos a un precio tan razonable para un cantinero, pues me imagino que debes adquirirlos a un monto más bajo.

- Contactos – “Vampiros” sonreí.

Era mejor irme, ya sentía más ganas de salir y comer algo y estaba mirando mucho su cuello, lastima por el vino que estaba tan exquisito. Merecía saborearlo y no atragantármelo.

- Nos veremos mañana ¿Sip? ¡Salúdame a Gina de mi parte! – grite por encima de las cabezas mientras me alejaba.

- ¡Con gusto! – termino por despedirme.



Es extraño vivir a veces acá. ¿Cómo un tigre podía acostumbrarse a una jaula de avecillas? Este pueblo es muy pequeño y muy poco, en realidad muy poco soleado, (ese era el lado tranquilizante).

Esta era la primera vez que quería probar trabajar con humanos, normalmente siempre hago algunas amistades… que me favorecían por comprender mi horario nocturno, pero esta vez quería saber que se sentía y hasta ahora, no me había ido tan mal, excepto por esos días donde tenia que esconderme de mañana si milagrosamente aparecía el sol.

Miraba hacia los lados que nadie me siguiera, igual mi casa quedaba entre muchas escondidas, como unos suburbios a escala menor, escondidas en el pueblo así que no había problema en esperarse de que caminara por cualquier calle oscura, preferí pasar por aquellas que estaban cercanas a algún lugar natural, donde pudiera esconderme fácilmente a cazar. Normalmente allí encontraría alguna avecilla o alguna ardilla quizás, para mi beneficio, cuando estuve más cerca del área frondosa del bosque la suerte le huyo a cuatro ardillas y dos aves, suficientes para mi, por algunos días quizás. La sangre fresca tardaba más en desaparecer sus buenos efectos. Me mantendría saludable hasta la próxima caza. No dejaba evidencias abría un hoyo en tierra y guardaba a distancias los cuerpos allí se descompondrían y nadie se enteraría incluso era bueno para el ambiente, ¿Quién lo diría? De hecho, estos arboles están sobre un cementerio de estos animalitos, cuando podíamos pasar desapercibidos la mayoría de los vampiros del pueblo cazábamos aquí. Estos arboles eran el abono de quizás algunos que ya tuvieron que irse de este pueblo, debido a que nunca envejecían y debían librar sospechas hace muchos años.

De regreso a casa, caminando nuevamente. Me dirigía por uno de los caminos más estrechos y peligrosos para cualquier humano, atisbe a la distancia una sombra oscura como un manto de noche pero moviéndose entre sombras, y un casi inapercibible corazón deteniéndose, oía las venas secándose y la respiración acabándose. ¡Oh rayos! ¿Qué nadie les enseña aquí a los recién nacidos aquí? Corrí con más fuerza a la velocidad vampiro claro sino no llegaba a tiempo, tiempo para ver que era lógico y no me equivoque. Un vampiro drenando a un humano.


- Oye maldito… ¡tu! – llame su atención, solo vi sangre en uno de sus colmillos y como buen vampiro cobarde que era, el homicida huyo.


Demasiado tarde para perseguirlo, el muchacho que estaba en el piso estaba totalmente perdiendo la noción, estaba muriendo…. Oh Dios…. Corrí hasta el y lo puse sobre mi intente hacerlo reaccionar, pero el vampiro había drenado casi toda su sangre, estaba muriendo, sabia que tenia que hacer, lo se, pero no podía obligarle, muchos de los nuestros que conozco prefieren haber muerto que tener este destino, no podía hacerle eso, debía dejar que eligiera, y cuanto antes porque ya cerraba sus ojos. – “¡Oye!, ¿¿Si me oyes??, no puedo explicarte tan rápido pero”.

El muchacho comenzaba a hacer jadeos en busca de ayuda. Bien la respuesta debía ser obvia.


“Puedes vivir aun bebiendo sangre no importa, pero es tu elección si es eso lo que quieres, vivir, ten…” mordí mi mano derecha y se la extendí vi duda en sus ojos que era más pequeños estaba frio, muy frio, le quedaba muy poco “¡Elije si o no!” vi como sus ojos chocolates se abrieron vagamente vi el temor en sus ojos, eso eran ¡tan! Humano, temor a lo desconocido estaba comenzando a perder los estribos, pero entonces sus labios fueron abriéndose. Al ver la señal de aprobación fui yo quien casi hizo que me arrancara un pedazo con tal bebiera, comprobaba que estuviera tragando, cuando creí suficiente, se la parte y espere, entonces los abrió por completo y finalmente los cerro y su cuerpo se endureció sobre el mío.


Murió.



Esperaba que no para siempre.

“Bien…” hable para mi misma como si el pudiera escucharme. “Este no es un bonito escenario para un espectador mejor te llevo a la casa” dije en susurros.





Le llevaba a toda velocidad, tanta que a pesar de llevarlo encima nadie percibió que alguien estuviera en las calles, solo un idiota como él caminaría por lugares así del pueblo a tan altas horas de la noche. Tristemente eso le costo la vida, por lo menos la humana.


Cuando estuvimos en casa lo repose sobre uno de mis muebles más grandes el muchacho si que era alto, y era ciertamente buenmozo, si quizás la sangre influyo. Vi sus labios manchados de mi sangre y fui hasta la cocina a buscar un envase con agua y un pañuelo desechable, pero antes, normas, cortinas cerradas por completo. Cerré las grandes cortinas vino tinto que impedían total vista y especialmente sol a la casa si es que hacia sol. Busque entre las repisas de madera y finalmente encontré las toallas deséchales tome algunas y un envase lo llene de agua del fregadero y me lo lleve en manos. Cuando regrese el seguía allí tendido. Por unos instantes me fije en él. Realmente pareciera que le hubieran dado una buena paliza… decidí buscar donde había sido mordido y clásicamente y para sorpresa, debía ser un vampiro bien, bien antiguo porque le mordido en el cuello, pero lo que había hecho esa noche no era de alguien que ella pudiera poner en la mente de alguien tan viejo como para no saber las mejores maneras de cazar.

Limpie la herida y veía como se iba cerrando, definitivamente estaba por despertarse, si había bebido sangre. Tome una segunda toalla y la impregne del agua limpiando el desastre de su boca y cara, el sudor estaba pegado en su rostro junto la sangre, no era fácil de quitar pero bueno… tenia toda la noche… O por lo menos algunas horas. Una vez que estuvo limpio (solo el cuerpo tocable y visiblemente accesible, la ropa se la cambiaria por el mismo, aunque ahora que lo pensaba no tenia nada que darle, excepto una buena lavada, no tenia visitas y era mujer lo único que podría facilitarle seria una camiseta de futbol cuando mucho que tuviera no podía ofrecerle más, debía buscarle algo después).

Finalmente tome un libro del estante y me senté frente a él a leer, esperando cuando abriera sus ojos a ver, que seria su reacción. Jamás había convertido a nadie así que sería mejor que lo tomara por el lado bueno el también para facilitarme las cosas, ambos íbamos a ser nuevo en eso, el en vampiro y yo en maestra.
El libro lo había leído algunas veces ya, era un manual de buen comportamiento del siglo pasado, pero no había nada de mal en volverle a dar un pequeño vistazo, lastima que no tenia un manual que dijera “Como moldear un buen vampiro en 5 pasos” debía recurrir a lo poco que había visto en toda mi vida con mis otros amigos que ya lo habían hecho, recosté mi cabeza en el posa brazos del mueble una vez que termine de leer algunos capítulos, habían transcurrido algunas horas por lo que verifique en el reloj, aunque parecían minutos. Cerré mis ojos por unos instantes entonces oí un ruido, estaba moviéndose, lentamente… abrí mis ojos aun sentada con los pies dentro de la silla como la postura que había tenido, expectante…. Entonces de repente abrió los ojos de inmediato salte de golpe pero solo para atajar un florero de una dinastía antigua de Japón, se rompía y en verdad lo lanzaba directo al más allá por completo.


- ¿¿Dónde demonios estoy?? ¿Qué ha pasado? ¿Quién…?


Permanecí callada mirándolo mientras reaccionaba por ahora no podía hacer nada, cuando vio sus manos blancas susurro horror, hablaba para si mismo. Tenia una voz ronca, debía tener algunos veinte y tantos años.

- Sugerencia – hable y pareció volver a notar que alguien estaba allí en la habitación – durante los próximos años procura no hablarte en susurros a ti mismo, pareces un demente, y por ahora no puedo llevarte a un loquero. Temo que no te aceptarían.


- ¿Tu me hiciste esto? – vale, error… lo deje elegir igual me juzgo.


- No cariño, otro vino te dreno y yo te di de mi sangre para que te salvaras, o para que siguieras viviendo, solo que no completo del todo, lo siento. Yo solo te eche una mano, eres demasiado joven y no esperaba que creyeras que querías morir.


Entonces reconocí su rostro, uno de los hombres, quizás de los hombres jóvenes declarado pérdida juvenil, rompecorazones de muchas humanas, en verdad, era un rompecorazones con toda la palabra, un descarado por donde pudiera verle. Desalmado, inmaduro, y probablemente estúpido. La prueba era el callejón donde lo encontré.



– Oh… incluso para ti, no se… quizás si te hubiera dejado morir ahora que te veo… Ángela, Érica y no recuerdo las otras me lo hubieran agradecido si lo supieran…

- ¿Qué quieres decir? ¿Cómo sabes quien? – Me miro aun más quieto como si estuviera adaptando ideas a su mente – Te conozco, ¿Vanesa? ¡Vanesa! Wow no te reconocía es que... No se que tengo en la vista…

- Tranquilo… te acostumbraras – esto era lo peor del caso, no solo era nuevo en esto y debía enseñarle, sino que el chico que se las gana a todas para adorno del regalo.

- ¿Qué? – dijo el en tono de alarma.

- ¡Hay por todos los cielos! Mírame bien y entiende lee mis labios… Vam pi ro… - el abrió sus ojos con horror. Y ciertamente disfrutaba de aquello, ojala tuviera alguna otra manera de torturarlo.

- ¿Soy… soy un vampiro? – me miro aturdido como si no lo creyera.

- Si… acostúmbrate a que te llamen así también. Por cierto, dime algo ¿es muy pronto o aun no tienes sed?

- ¿Sed de sangre? – pregunto, si mal no distinguí su tono de voz, entre miedoso, orgulloso y asqueado.

- Si, eres nuevo pues y, creo que deberías tener hambre ya, seria lo normal, no debes tener nada en el estomago. No por lo menos como lo nuestro.

- Yo… no entiendo. ¿Qué debería sentir? Me refiero, ardor, ¿sed como si deseara agua por calor?


No sabría decir si era el shock lo que hacia que el estuviera aceptando todo lo que oía como verdad. Pero al parecer, estaba haciéndolo sin saber.



- Bueno, literalmente sientes que te quemaron con sal la garganta y no puedes ni hablar, o como si hubieses corrido kilómetros sin una gota de agua y te ardan pulmones, garganta y demás, y sientes que mueres… ¿me explico?

- Pues creo que entonces solo poco, apenas si comienzo a sentirlo.

Miro a un costado, y nuevamente a sus manos, estaba completamente ido, parecía un fantasma. No había reflejo en nada, era inerte.


-Esto… esto es tan raro. Disculpa, en verdad.

- Bueno, entonces tenemos tiempo. Imagino que debes estar necesitando algunas respuestas, estas ansioso por esto o preocupado, no lo se... A ver, soy toda oídos ábrete sésamo, pregunta. – Me estire en el mueble y saque a tirones mis zapatos y me acomode mirando hacia arriba.

- Dijiste que me encontraste, no entiendo, entonces… ¿Qué hacías allí? Y ¿Por qué me ayudaste?

- Fui a cazar al bosque, y de regreso te encontré mientras el vampiro te amasaba las venas niño. Fue un milagro para ti que me apareciera. No lo estuvieras contando.

El trago y me aparto la mirada a un costado.

- Y Bueno porque, te vi joven, estabas muriendo, pensé que querrías vivir aun, incluso te deje elegir si preferías morir pero tu decidiste que no, cosa que veo que has olvidado, y además... creo que hasta un bastardo como tu, merece, seguir disfrutando de la vida.

- Ohm… ¿Disculpa, pero, creo que no te caigo bien?

Que observador el niño.


- No, no es que precisamente no me caigas bien – me acomode de lado para que pudiera verle la cara – es solo que no eres, de mis personas favoritas, veras, no me gusta que jueguen con los sentimientos de las personas, y menos con los de las mujeres, aunque sean humanas, oye da lastima, deberías estarme agradecido por salvarte. Porque… bueno si hubiera dejado que murieras ahora que se quien eres, creo que probablemente quien te hubiera recibido es el demonio y no Pedro. – trago grueso, disfrute de ello.


- Supongo que gracias, entonces – se acomodo frente a mi sujetando sus manos apoyando sus codos en sus rodillas, estaba pensando.

- De nada Matt… ¿Te llama así... no? – ya ni recordaba.

- Así es… - me miro.




Todo estuvo callado por algunos minutos. Solo se oían los arboles afuera rozar la cubierta de la azotea de la casa y algunos relámpagos. Comenzaría a llover pronto.




- No entiendo... la verdad, oye en serio, no será solo maquillaje y tu estas jugando conmigo y, esto es una farsa digo… - comenzó a buscar por todas partes - ¿Dónde están las cámaras?

- Dios… pensé que seria más sencillo…. – me senté como el mirándolo frente a frente – mírame bien. - Oh… iba a disfrutar de esto. – Mírame…. – deje salir mis colmillos lenta y dramáticamente.

- Ahm…. Lindos... ¿Puedo tocarlos? - OK definitivamente eso no lo vi venir, seguramente para ver si no había truco.

- Claro… - entonces como si no temiera se acerco y primero comenzó tocando una punta y luego revisando por completo.

- ¡Señor! ¡Son de verdad!

- Claro que son de verdad, aww y tranquilo tu tienes unos iguales, yo te enseñare como usarlos poco a poco.




Sabia lo asustado que se sentía, por una parte me daba dolor verle preocupado no soy un monstruo aunque lo parezca pero, alguien debía hacerle escarmentar.



- ¿Tengo unos… así? – pregunto.

- No bueno, son un poco más pequeños, por ahora, seguro en unas horas tomaran el grosor original. Luego se verán mejor por eso debes aprender a usarlos.

-¿Entonces si me veré como tu?


-Por supuesto, ¿Qué esperabas que te saliera? ¿Un cuerno en la frente?

-Es que, esto es extremadamente extraño te lo juro, bueno, es que… jamás hubiera creído que tu eras un… vampiro… - dijo aun sopesando la palabra según parecía. – Aunque entonces, eso explicaría mucho.




¿Mucho? ¿Cómo que? - ¿será que yo fui obvia en algo sin saberlo?




-¿A que te refieres? – pregunte.

-Bueno, aun no conocía a una persona, que no se fijara en mi, no entendía, a las chicas les gustara o no se sentían atraídas hacia mi pero de alguna forma tu ni sabias que existía y tanto que intente llamar tu atención, ahora lo comprendo.




OK era un reverendo ego centrista e inmaduro.




-Lo siento, pero no me gusta lo repetido, solo las cosas únicas y exquisitas, y tu no solo te regalabas sino que siempre hacías lo mismo, a menos que te transformaras de la noche a la mañana de agua a vino, eres muy corriente para mi gusto.

-¿Era por ser humano? – pregunto acercándose.

-Claro que no, era porque tú no parecías un humano, ni siquiera un vampiro podría ser tan desagradable como tú y lastimar sin conciencia, yo lo haría pero aun con todo mi tiempo disponible no vale la pena.

-Entiendo. Si, no te culpo… creo que soy torpe es todo.

-Diría idiota, lo tenias todo… pero tu ultima tontería te costo la vida. – el miro como si ya lo entendiera. – Si es cierto, - me entro la curiosidad por saber algunos detalles - ¿Puedo preguntar, porque estabas a tan altas horas de la noche en un callejón tu solo?



El me miro expectante y doblo sus labios, sinceramente se veía que era nuevo yo podía captar fácilmente sus muecas, y era algo que aun el no sabia que podía esconder.



-Yo pues, estaba…

-Espera… ya entiendo, que asqueroso. Lo merecías entonces – me reí con acidez.

-No, no esperaba a cualquiera, bueno, a una amiga, pensábamos ser algo más y nos citamos…

-Dirás, “pensábamos hacer algo”… ¡pero eh! – Levante las manos para que se calmara – tranquilo, no es mi problema, eran tus asuntos, solo sentí curiosidad.

- De acuerdo… - me miro cuando me levantaba – a propósito creo que comienzo a sentir con mas fuerza las punzadas que dijiste.

-Bien, entonces será mejor que no esperes más y te alimentes – el trago grueso, aun con oídos normales cualquiera lo notaria. - ¿Asustado?

-Claro que no es solo que, es nuevo esto y… no se si vaya a darme algo de asco o si me guste demasiado.


-Cobarde… todo malo lo es…deja de ser tan humano - me voltee hacia el que aun seguía sentado igual – créeme te gustara. Solo debo hacértelo más fácil. Solo piensa en la sangre como el auto Mac de Mc Donal´s, rápido y listo en empaque para llevar.

-Ok… y, ¿a quien casaremos?

-Regla numero 1: En el pueblo no puedes dar caza a humanos, el idiota que te mordió esta noche si los demás nos enteramos va a rodar su cabeza porque pudo habernos expuesto a todos aquí, el pueblo es un lugar muy pequeño, a diferencia de New York, Londres o incluso Japón si la gente se pierde no lo notaran por la sobrepoblación, pero en un pueblo esta prohibido, todos se conocen.

-¿Quieres decir que hay más, como nosotros en el pueblo? – que tonta se me olvido.

-Si, hay unos 20 más, pero todos nos alimentamos de otras formas, no podemos dar caza a humanos, en tal caso que deseemos sangre humana pedimos una bolsa en el hospital de las que entregan como donaciones.

-¿Quiénes más son vampiros?

-La señora Menfield, el señor de los periódicos en la calle, la muchacha que atiende en la farmacia, una enfermera del hospital y un medico también y según recuerdo un científico que trabaja para la compañía de detergentes y medicinas. Hay muchos más pero, Dios… seria muy largo contarlos, eso si hay algo más de humanos que vampiros, no te preocupes.

-Todo este tiempo, y nunca lo note…

-De eso se trata… - sonreí – y bien… creo que tengo unos en el refrigerador déjame buscarte… aunque no seria buena idea darte sangre humana desde el principio, puede que se te quede pegado el olor y lo ames más que a cualquier otro, entonces crearía un monstruo… - lo examine con la mirada.

-Dime… ¿nunca has comido ardillas verdad? – trago.

-Claro que no, conozco si acaso el conejo y no lo pasaba. – me miro asustado.

-Ah… da lo mismo sabe casi igual. Piensa que es pollo – le guiñe un ojo. – Ven… Acompáñame.



Tome el chal del perchero, uno nuevo el otro tuve que ponerlo por la lavadora, estaba podrido a sangre y basura del callejón, volví a calzarme los zapatos y cuando abrí la puerta trasera, estaba lloviendo. El se quedo parado detrás de mi esperando a que yo avanzará, pero no era buena idea, era nuevo, el olor a humano podría atraerlo, la lluvia podría traerle olores de muchos lugares podría llevarlo lejos a cazar, una opción era llevarlo en coche hasta cerca del bosque donde solo el olor de el mismo lugar lo llenara, pero el coche se quedaría atascado en el barro, y si lo llevara a pie aun no le enseñaba a esconderse y correr aunque con todo lo que hizo mientras vivía seguro sabia esconderse perfectamente. Pero yo era responsable de él por ahora, no podía permitirme que hiciera una estupidez. Cerré nuevamente la puerta y me gire quitándome el chal.


-Bien, no iremos… - el se quedo observándome.

-¿Pero no debería alimentarme?


-Así es…

-¿Entonces?

- Cambio de planes. Nueva idea.

-Si es como el auto Mac… te apoyo – parecía avergonzado – tengo hambre… y mucha…

-No te avergüences, es normal… además ahora que veo es mejor a que te hubieras enloquecido, aunque aun no la pruebas, puede que sea por eso que no sientes que mueres por comer. Espérame aquí buscare unas toallas.




Camine rápido hasta el estante en medio del pasillo de las habitaciones buscando toallas gruesas, que soportaran si caía sangre no podría limpiarla después de la alfombra, no tan fácil y ya estaba agotada de tanto como para limpiar...



-Listo, ven acá. Siéntate en ese sillón. Yo me acostare en este – Donde había estado leyendo hace rato, coloque las toallas debajo de mi brazo y lo apoye en el posa brazos para q lo tuviera a altura. – Ahora acércate… ten. – le ofrecí la mano.

-Oye... Oye… así no ¿no te parece extraño?

-Bueno si prefieres en una taza anti derrame o un biberón, también puedo.

-Me refiero a tener que alimentarme de ti.

-A menos que quieras morir de hambre no veo otra opción. Así que comienza antes que me arrepienta y deje que en verdad te mueras.

-De acuerdo, solo dime como… acerco el sillón hasta el posa brazos y quedo a buena altura como si estuviera a punto de comer en una mesa.

– Pensaste en todo parece una mesa, solo que… diferente el alimento – Volví a echarle una ojeada y le apremie. – De acuerdo, a ver que tal sabes.



Idiota




-Idiota… bien, deja que el olor que te llame la atención, entre a tu olfato, bien, ahora tus colmillos son muy pequeños, aunque ya están tomando su tamaño… parece. No me harás mucho daño pero no los muevas a los lados o te golpeare en serio.



Así hizo sentía como mondadientes atravesando mi muñeca. Por lo menos no eran de madera. Vi como su rostro fue despertando ante el sabor, puso caras como si creyera que no le gustaría, luego con ambas manos sostuvo la mía bebiendo a sorbos grandes. Realmente si no me hubiera alimentado hoy este me dejaría seca, tal vez debí comer otras ardillas más. No importa, en el refrigerador hay muchas sangre de donaciones, tomare toda para que el no consiga nada así no tendrá tentación de probarla él. Nunca había alimentado a alguien así, no sabia que esperarme salvo las cosas que habían contado como, las imagines que el otro este teniendo una pequeña conexión, sin secretos. Pensamientos. Asqueroso, ahora que lo veía.



-Oye, mejor controla tus pensamientos, nada de eso va a ocurrir hoy, ¿esta claro? – Pareció beber más lento – Si, si los veo, y no son nada agradables.



Me relaje en el mueble esperando a que tomara lo suficiente, pasaron pocos segundos, unos pocos minutos dos o tres quizás. No bebió mucho pero creo que estaba lleno, mi organismo siempre estaba completo, y para su fortuna había cenado muy bien, y para la mía claro esta.
Fue separando sus labios lentamente mientras yo abría mis ojos, estaba casi dormida, quizás cansada y necesitaba más sangre. El volvía a tener color, un lindo color rosa en su piel. Su cabello chocolate al igual que sus ojos brillaban como nuevo, bueno, si era nuevo, sus labios rojos a causa de la sangre y sus gruesas pestañas igual de perfectas que el resto de su atlético cuerpo, si, se había recuperado, me compuse un poco más y quede sentada a su lado, tratando de no caerme o algo estúpido de repente. Atraje mi mano y la limpie con una de las toallas y la enrolle para llevarla a lavar luego con el resto.



-¿Y bien? ¿Si estaba buena? – pregunte con sarcasmo.

-Wow… Me e roto muchas veces la cara en peleas pero como hoy, la sangre nunca me pareció tan… deliciosa. Demasiado bien diría…

-Si… bueno ¿estas lleno?

-Completamente. – Sonrió, era agradable cuando se lo proponía, retiro el cabello que caía en su rostro y lo hecho para atrás.

-Bien, entonces iré a alimentarme ahora yo. – Me levante y fui caminando hacia la cocina y mis pies se sintieron fríos muy fríos, caí sobre unos instrumentos metálicos, hizo mucho ruido. Me levante poco a poco pero el ya estaba a mi lado. – Bueno, creo que ya entendiste como moverte a velocidad de aleteo.

-Tal parece, ¿Estas bien? – Me examino con la vista - estas blanca. Mas de lo normal... me refiero.

-Es normal, te has bebido todo, debo comer – me acerque a la butaca más cercana colocando mi cabeza contra la pared - oye abre el refrigerador debajo de ese compartimiento tapado con los tomates, si allí, mueve eso, pásame esas tres bolsas de plástico por favor. – No le perdí la mirada, le golpearía la boca si se atrevía a morderla. Por lo menso así no le perdía de vista.


Tome la primera directamente del empaque hincándole los colmillos, el parecía gustoso y sonriente, quizás porque era la primera vez que veía eso y no solo en las películas. La segunda la bebía poco a poco, finalmente la tercera la vertía por vasos tomándola lentamente, finalmente el color volvió a mi piel, me sentía mucho, muchísimo mejor. Me levante y tome las tres bolsas, abrí un quemador automático que había instalado y metí todos los empaques vacios.

-Luces mejor, ya tienes color.

-Gracias... creo que comeré algunas uvas, se me antojan. – busque y pensé si tomar entre las verdes o las de vino las que eran grandes y dulces, no me decidí por ninguna tome ambas. - ¿Quieres? le ofrecí del mismo tazón.

-Que interesante – parecía divertido – podemos comer.

-Claro, no te sabe totalmente igual, pero aun tus papilas gustativas funcionan, acabas de probar sangre el líquido vital de tu cuerpo después del agua, eso te despierta un poco los sentidos.
-Entiendo…

-¿No entiendes nada verdad?

-Si si, que mientras tenga aun sangre pasando en mi boca sigue viva.

-Resumido, hombre al fin y al cabo, si algo así. ¿Si te saben a uvas? ¿Recuerdas su sabor?

-Si, extrañamente puedo saborearlas. Dime… ¿Qué más podemos hacer?

-Puedes dormir, si lo quieres, bueno no duermes pero con cerrar los ojos al menos te relajas, puedes verte en espejos, eso si, no debes salir al sol, no e probado que podría pasarnos, algunos se desintegran algunos no les hace nada, yo prefiero no correr el riesgo así que si no quieres poder desaparecer mejor no lo intentes tampoco. Puedes leer la biblia y tocar cruces, el agua bendita puedes beberla pero el aceite no lo toques porque algunas veces quema.

-Interesante… pero, ¿No se supone que los vampiros pueden morir o quemarse por ver cruces?

-No seas ridículo, todo esta en tu mente, algunos vampiros creen no tener alma, y por eso creen que Dios les rechaza y mueren, son ideas, yo particularmente creo que tengo alma, y además leo la biblia, te ayuda a mejorar el destino que llevas y quizás la vida, solo almas viejas pueden enseñarle a respetar como en tiempos anteriores las palabras santas y enseñárselas con nuevas tecnologías… a las nuevas generaciones, hacérselo más fácil.

-Pero bebemos sangre… ¿Eso no esta mal?

-Puede que si pero, oye, en áfrica, la gente muere de hambre, el animal no es suficiente para todos en la tribu, ¿sabes que hacen? – el me miro expectante.- toman toda la sangre del animal y la mezclan con leche, y la beben así no más, dicen que incluso se sienten con más energías que comiendo la comida normal. Es supervivencia.

-Wow, siempre me dio lala el que me molestaran por un plato de comida y pensar en la gente de esos lugares que no tenían, creo que no era broma en serio... deben comer lo que sea.

-¿Extrañaras comer en platos? – pregunte.

-Lo dudo, además siempre puedo verter a veces la sangre en uno – sonreí y el también, el ambiente estaba relajándose. - ¿Si la caliento o congelo me sabe bien también?

-Claro, es como la carne, es tu gusto, crudo, termino medio o completamente cocido.

-Entiendo… genial. No esta tan mal. Con razón nunca los note es muy fácil pasar desapercibido.

-Si, por cierto, ten cuidado, hay algunos que pueden sospechar y te atacan, con estacas, no mueres de inmediato pero te hace mucho, mucho daño, tardas algún tiempo en reponerte, aléjate de grandes llamas, y siempre no dejes que te pongan sus manos cerca de tu nuca. Un movimiento en falso y si te cortan la cabeza estas muerto. Inmediatamente.

-Entendido. Gracias... en verdad, no se porque me ayudas, pero me alegro de que lo hagas, espero devolverte el favor algún día.

-Hay tiempo de sobra – me reí mientras veía que nos habíamos acabado casi todas las uvas. – Oye, por cierto, ¿Cómo vas a hacer con tu familia? ¿No notaran que desapareciste? ¿No deberías decirles algo? – el me miro y luego la uva que estaba desconchando de repente en sus manos, la puso en su boca.

-No tengo familia… - me sonrió sin separar los labios.

La verdad nunca me propuse investigarle la vida, probablemente hubiera encontrado una madre llorando por las locuras de su hijo y un padre que nunca estaba en casa.

-¿De verdad? - sentí algunos comentarios fuera de lugar de mi parte.

-Si…




Por una parte era bueno, no tenia nada que esconderle a nadie, por otra, era triste, quizás le entendía porque jugaba con las personas, se sentía solo y trataba de llenar eso haciendo tonterías que llenaran su vida de algo.




-¿Dónde vivías entonces?

-En una casa rodante con un amigo, creo que a él si debo inventarle alguna excusa, ¿no seria bueno acercarme mucho a él cierto? – negué aprobando su punto. – Comprendo… ya veré que decirle.

-Puedes decirle que encontraste un lugar para dormir que te ofrecían buenas cuotas y te asignaron un buen trabajo además.

-Solo si lo consigues todo porque de lo que nombraste no tengo ninguno.

-Puedes vivir aquí, si no te importa hay muchas habitaciones, puedo conseguirte un trabajo en la tienda de antigüedades también, quizás empieces cargando las cajas de mercancías pero igual pagan muy bien, ¿Qué dices?

-Creo que no suena mal, y la verdad es que me gustaría comenzar a tener algo de dinero por mí.

-Wow... – comencé el sarcasmo. - Estoy tan orgullosa, apenas ni un día de convertido y ya estas madurando – el sonrió – tranquilo, no es nada, los vampiros debemos apoyarnos, el siglo XXI no es fácil, pero era mucho peor hace muchos años, es bueno que no hayas tenido que pasar eso.

-¿Tu cuantos años tienes? Hablas como si los hubieras pasado.

-Y lo hice – sonreí comiéndome la ultima uva.

-¿Cuántos años llevas de vampiro?


-La edad no es algo de lo que se le pregunte a una mujer. – Sonreí y me levante. – pero si hablas de la edad a la que fui convertida ¿Cuántos crees que tendría? – el pareció examinarme cerraba los ojos como estudiándome.

-No lo se… ¿28?

-¿Sabes que si te muerdo podría dolerte también?

-Ups… creo que es menos… ¿Cuánto?

-Solo 21 años... – mire a la sala y respire profundo. Olía deliciosamente a lluvia.


















1 comentario:

  1. oye me parecio muy interesante de verdad quiero seguir leyendo esta fascinante historia a ver donde llegan estos 2 especimenes je je je felicidades..

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