miércoles, 27 de octubre de 2010

Capitulo 2: Demasiada Sensibilidad

CAPITULO 2: Demasiada Sensibilidad


Katheryn Morales





Camine hasta la sala y volví a tenderme en la silla. El me siguió, se sentó en uno de los muebles, estaría todo muy callado si no fuera por la lluvia. Tome uno de los libros de la repisa, me gusta tenerlos acomodados, como una biblioteca, busque algún cuento antiguo, “Las obras de Canterbury”, de Geoffrey Chaucer, hacia tanto que no leía tan antiquísimos cuentos, que me dio curiosidad echarle un ojo a este a ver de que trataba.
Estaba escrito en latín, era bueno comprenderlo para mí, tuve muchos años para hacerlo e incluso pude practicarlo algunas veces en la vida cotidiana. Leí esta vez salteado, y me fui por el cuento del molinero, cuando termine de leerlo me reía sola y el aun seguía callado. Lo saque de sus pensamientos.

- “Que tonto hombre… pobre hombre”

-¿De que ríes?

-Un cuento – volví a reírme silenciosa. El extendió su mano tranquilamente para pedirme el libro. – Oye esta en latín. No creo que lo entiendas.

-Entonces cuéntame el chiste.

-Bueno, bueno… era… una victima de la mentira, eso estaba mal pero, fue muy gracioso… veras hay tres personajes en todo el meollo, todo comienza porque Nicolás, y Alison le querían hacer una trampa al esposo de ella un carpintero, para que el hombre no los descubriera por una noche ya que se amaban y no podían estar juntos, entonces el muy inteligente de Nicolás que veía los astros dijo una mentira al pobre hombre diciendo que estos les habían hablado que habría un gran diluvio, que debían cada uno subirse al techo metidos en tinajas, claro los amantes dejaron al carpintero allí solo y se quedo dormido, mientras ellos hacían de las suyas el otro esperaba dormido que comenzará la supuesta lluvia. Al otro día un sacristán le declaro su amor a la mujer y ella que aun estaba en el cuarto con el otro gracioso también quiso ser cómica, le negó el amor, el muchacho le dijo que al menos le besará. Y ella saco fue el trasero no le culpo que quisiera vengarse, busco un rastrillo de un herrero bien caliente y quiso pedirle otro beso pero esta vez quien salió fue el gracioso que la acompañaba, Nicolás, quien también saco su trasero pero no tuvo la misma suerte que su acompañante, comenzó a dar gritos, el carpintero en el techo se asusto del mismo susto las tinajas se cayeron y el hombre se rompió un brazo cuando cayo, todos del pueblo fueron a auxiliarle, le creían loco, porque gritaba que había diluvio. Y comenzaron a reírse.


Matt comenzó también a reír a carcajadas, hacia un rato estaba muy pensativo pero ahora estaba relajado. El cuento ayudo sin querer.

-Pobre hombre, engañado y con un brazo roto…

-Bueno Nicolás termino con el trasero quemado.

-Supongo que la que salió mejor de todas fue Alison entonces – carcajeo de risa.

-Supongo, pero eso te deja una moraleja.

-¿Cuál? – me miro esta vez apagándose las risas poco a poco mientras recuperaba la postura.

-No te vuelvas loco por una mujer que además no es tuya.

-Cierto, entonces… debo esperar a que una lo haga. – me miro.

-Mira a otro lado, no te veo con esa intención, y por si no lo deje claro, no confíes en mujeres, y mucho menos si son vampiras – le guiñe un ojo. – Bien, mejor me voy a dormir ya porque esto se esta poniendo interesante lo que igual a en cualquier momento alguien dirá algo estúpido.

-Pensé que yo ya había hecho esa parte.

-Y tienes razón, pero puede repetirse y en una noche es suficiente – el ladeo la sonrisa, muy linda. – Buenas noches, por cierto quizás querrás quitarse esa pinta, atrás esta la lavadora automática después sube y date un baño ¡por favor! Espera que tu ropa se seque mañana te llevare a comprar unas nuevas, no quiero tenerte semi desnudo caminando por la casa y menos si me da hambre y quiero bajar a comer algo.

-De acuerdo, pero hay un problema… esas maquinas y yo no nos llevamos muy bien que se diga, explícame primero.



Le hice señas para que me siguiera, y arrastro los pies, era alto casi que quedaba un poco encorvado, no era un encorvado feo a decir verdad, era sexy, no lo se, y con sus poses de relajación le ayudaba más.

-Bien la camisa es blanca no la ligues con algo de color, segundo, mete aquí el detergente, y aquí el suavizante, por cierto no te caería mal ponerle un poquito de cloro también ya que es blanca y puede, que la sangre la deje algo manchada. Le das 10 minutos y la dejas correr ella te avisa cuando este lista.

-Ok gracias – Salí y le di la espalda, se me olvido decirle donde abrir el agua pero allí se veía la llave ¿no?

Voltee para decirle por si acaso pero ya tenia la camisa fuera, estaba de espaldas, los pantalones que estaban en una cintura muy angosta caían casi soportándose por las caderas, y su espalda era ancha, y moldeada, no musculosa del todo, y exactamente, en el costado derecho un tatuaje de algo escrito que se comenzaba a ver en la espalda. Espalda… bien formada, antes que me notara seguí como antes, sin decirle una palabra.

Camine a mi habitación estaba tan cansada, que si en verdad pudiera dormir, probablemente no me despertaría hasta que fueran cerca de las una de la tarde, era lo bueno de no poder dormir, no me quedaba rendida nunca y siempre llegaba a tiempo al trabajo.


Me tome mi tiempo para darme una ducha, me asegure de pasar bien el cerrojo de la puerta, y ponerle llave, mientras el no entendiera la brutalidad de su fuerza, ante cualquier cosa eso me mantendría por los momentos segura. Para estas alturas no recuerdo bien como pudo pasar tanto en solo una noche, hace unas horas solo estaba en la cantina degustando una copa de vino y a la hora siguiente o menos, mucho menos, estaba salvándole la vida a una persona y ahora se encontraba de inquilino en mi casa, y yo no sentía ningún temor a pesar de haberle otorgado el regalo de la inmortalidad junto por supuesto con sus muchos otros beneficios. El hecho quizás sea porque una vampira de 257 años no debería temer de un recién convertido, a pesar de que ellos son más peligrosos que uno ya muy viejo, pero mientras el no supiera del todo las cosas, seria como amaestrar a una fiera a tener modales a la hora de comer, seria interesante ver como iba a resultar todo esto.

Me tome unos segundos enroscarme mi cabello, pero igual algunos mechones caían de él, quería cuanto antes una ducha para quitarme toda la porquería de encima, entre a la tina y estaba tibia, muy buena, agregue algunos aromatizantes naturales al agua y los olores me quemaron casi dejando huella al rojo vivo en mi nariz, delicioso. Luego de una noche así, extrañaba mi paz, la paz que hace unas horas no me caía del todo bien, ahora era gratificante el silencio. Entonces oí vidrio romperse. Oh oh algo pasaba.

Tome una toalla grande a velocidad luz y la enrosque en mi cuerpo, Salí lo más rápido hasta llegar al corredor, me detuve por si algún humano apareció allí por robo o algo, aunque pudiera matarle o entregarle a las autoridades no era buena idea descubrirme. Cuando vi que era Matt quien maldecía para sí mismo, había roto unas cristaleras mientras sacaba algunas revistas que tenia en la lavandería ya viejas, el noto que estaba allí parada.

-Rayos lo siento mucho, en verdad… es que no se mi fuerza…

-Si, eres más fuerte, tranquilo esta bien, de hecho pensé que habían irrumpido a robar o algo. No pensé que fuera tan lógico – le sonreí para animarlo.

-¿Siempre es así? ¿Cuánto tardare en acostumbrarme?

-¿Así como? Y no lo se, entre más pronto te explique será mejor.

-Entiendo... Oye… creo que te interrumpí a medio baño – me mire sin avergonzarme, no estaba desnuda me cubría la toalla y quizás el estar semi muerta por tanto tiempo había insensibilizado mis sentidos.

-Ah tranquilo, no se ira, de acuerdo, limpia eso y ¿Te cortaste?

-No, no me corte.

-No, dame mejor dame eso, eres fuerte pero no tenemos mas sangre y no quiero que te desangres toda la noche, déjame recoger.

Lo mas rápido que pude tome los trocitos de vidrios en mis manos y las llevaba a la papelera más cercana lo ultimo lo limpie con una tolla desechable mojada

- Perfecto. – Dije - Los jeans haz lo mismo sin el cloro y ponle 25 minutos. Voy a seguir con mi baño. Por cierto si no bajo es porque aparento dormir, debes hacer lo mismo en el mueble, los vecinos deben creer que al menos dormimos o quédate despierto y apaga todas las luces menos las delanteras.

-Bien, mmm… una cosa… - me voltee ya iba a subir las escaleras

-¿Qué?

-¿Es normal que también, me sienta así? – hizo unas señas extrañas con los labios.

-¿Así como? – quería burlarme pero ya no podía era mucho por una noche, le estaba tomando cariño al mocoso.

-Bueno, tu en paño… mojada, y yo sin camisa… ¿Si comprendes?

-Eh… eso creo, y supongo que si, créeme no estas muerto del todo, tus sentidos están muy sensibles, quédate quieto, luego entenderás, ¡pero! espero no tener que explicarte jamás ese punto – levante un dedo mirándolo seriamente luego intente parecerle tranquila – ahora lava esos jeans necesito que apagues todo temprano.

El me miro y sacudió la cabeza apoyándose a la lavadora asintiendo. Después subí al baño el agua se había enfriado, descargue un poco más caliente para armonizarla tibia y un rato más me relaje en ella. A lo mejor por mucho, cuando Salí del baño camine por el pasillo no tome en cuenta el tiempo pero debieron pasar más de 20 minutos mientras me quedaba en la tina las luces ya estaban apagadas, camine hacia la sala y le llame desde arriba.

-Matt…. – no respondía a lo mejor había subido a la habitación ¿Si le dije de las habitaciones verdad?

-Matt ¿estas allí aun? – En la oscuridad respondió con un “aja” – Me lo imagine, sube, entra a cualquier habitación hay tres disponibles. – El ya venia subiendo antes de que pusiera nuevamente su cordura en duda y le acelerara los sentidos camine directo a mi habitación, cuando paso frente a mi puerta ya yo estaba trancando. – Buenas noches Matt.

-Buenas noches Vanessa, gracias.- Tranque.


Camine a mi vestidor, y busque en la cómoda mi ropa intima, me coloque un camisón suave para dormir oscuro, extendí la toalla en una silla y peine mi cabello desenredándolo, me deje caer después en la cama, agudice mi oído para saber en cual cuarto entro, se oigan golpeteos pequeños de la lluvia que ya estaba cesando, oí una tela crujir, de todas las habitaciones eligió la más grande, por lo que oía, era la que aun tenia forro plástico. No lo culpo semejante tamaño debía ser incomodo en una más pequeña. Mi cuarto igual seguía siendo el más grande, casi tanto como la mitad del piso de arriba, el cuarto donde él había elegido quedarse media un cuarto del piso completo, y las otras dos se dividían el pedazo restante, obviamente las más pequeñas. Casi para una joven o niños.

Me pregunto, que estará pesando, debe ser nuevo todo esto, y a el no pareció asustarlo mucho, a lo mejor era por estar todavía en shock, pero su rostro denotaba como cuando decía tranquilamente “Ok, entiendo”. Lo mejor que podía hacer por el era enseñarle a cambiar algunos malos hábitos que tuviera de antes, sin contar los nuevos que debe aprender, los vampiros nos llevamos mucho por los impulsos, casi todo nuestro cuerpo se maneja como información del sistema nervioso. Demasiado rápido para contarse como natural. Tampoco quiero pensar, si era un desastre con las mujeres estando expuesto a tantas cosas en su vida, ahora que estaba no muerto, mucho menos debía preocuparse por ello, entonces no tendría barreras para tomar lo que quisiera de alguna, además pudiendo usar las armas que posee como vampiro, neutralizar los sentimientos y hacer que te obedezcan como si ellas mismas lo desearan y luego olvidarlo.

Obviamente estaba agotada, pude cerrar un poco los ojos y trate de parecer dormida, oía sus tarareos de alguna canción, estaba tranquilo, ¿eso era un comportamiento normal?, luego silencio, luego rodaba por la cama, el no podría ni cerrar bien los ojos, era reciente, con el tiempo podría relajar la presión de su cuerpo. Me pregunto si debía llevarlo a chequear al medico (nuestro medico vampiro, por supuesto) para saber si estuvo bien que su primer alimento haya sido mi propia sangre. Se notaba que no poseía ni medio, no porque vistiera mal, que de hecho no lo hacia, sino porque era algo, vago pasivo. Así que al menos dos mudas debía regalarle, el dinero para mi no tenia problema por ahora, ojala no tuviera el mal del orgullo. Luego me relaje y cerré los ojos y calme mi cuerpo, si, esto necesitaba.

Volví a abrir mis ojos luego de calmarme suficiente tiempo. Mi cuerpo estaba rejuveneciendo mi piel se veía como brillante, hidratada, aun en la oscuridad veía como de día. Perfecto. Lleve mi mirada al reloj las 6: 00 de la mañana, posiblemente estuve acostada unas 3 horas nada más. Igualmente no las necesitaba, pero favorecían a mi cuerpo un poco.
Tome una bata de tela y me cubrí con ella, fui directamente al baño y me limpie los dientes y lave la cara.


Costumbre.



-Buenos días… - Matt estaba sentado frente al mueble viendo la tv

-Buenos días, ¿te rendiste?

-Si, es la primera vez que una cama tan suave me parece tan incomoda.

-¿Deseas algo para desayunar?

-¿Puedo otra vez? – pregunto

-Claro, solo no abuses, ya tu cuerpo no esta acostumbrado a digerir solido, puedes para mantener la fachada de humano y cuando sientas que tienes algún antojo, también.

-Mmm… la verdad es que no se me antoja algo solido… - no me miro, ahora parecía abrumado.

-¿Te esta cayendo la culpabilidad de ayer, no?

-Algo así… tuve mucho tiempo para asimilar ya.

-Tendrás más. – Me senté al otro extremo del sofá, el seguía de frente mirando el televisor.

-Lo se… - levanto una esquina de los labios.

-Oye... en caso de que te desesperes, puedes morder una rata o un ave que este cerca. – arrugo la cara. Sonreí. No me cansaba de ser sarcástica con él.

-Prefiero mantener un poco la dignidad. – Le eche una ojeada, parecía nuevo, la ropa estaba impecable excepto el cabello estaba algo despeinado. – pero no te niego que si hubiera encontrado una, puede que no me haya negado… que asco.

-¿Tienes mucha hambre? - El asintió. Un poco más no creo que altere la balanza de algo malo. – Bien, ten.


Extendí mi brazo descubriéndolo de la bata.


-No oye… no, ayer fue mucho que me dieras casi todo… te vi débil me aguantare hasta ver algo por allí.

-Si, como un humano… - le eche una mirada el se me quedo viendo – como tu amigo, por ejemplo… ¿no ibas a ir hoy a decirle lo del nuevo trabajo, y hospedaje? Créeme no quieres correr riesgos. Toma un poco, yo te diré cuando parar, solo no dejes que chorree no quiero limpiar.


-Bien…. – pareció pensarlo paso la mirada de mi a mi brazo y luego no la levanto.

Sentí la misma sensación de ayer, el presionaba con ambas manos la mía, atrayéndola, unos pocos sorbos y cuando sentí que era suficiente para ambos, le dije que era frenara. Seco el resto alrededor con los dedos.

– Gracias…


-Tranquilo, todos pasamos por ello. Por cierto, debo llevarte al medico, al nuestro. – le mire para que entendiera pareció congelarse – Quiero preguntarle algunas cosas y para que te chequee, luego pasaremos por la tienda, le diré al dueño para que te de un trabajo y cuando terminemos te llevare a comprar algo de ropa. ¿Bien?


-No me gustan para nada los médicos. Pensé que el estar muerto tenía ese lado positivo. – sonreí.

-Tiene muchos lados, pero me temo que nunca el que esperamos. Subo a cambiarme y nos vamos, no salgas aunque no se ve sol hoy seguirá nublado al parecer.

-Tranquila, no tengo apuro. – volvió a sonreír.


Camine andando a pasos vagos, arrastrando los pies, pensé que mudas tendría limpias hoy, y si no se vería raro que el comenzara a trabajar hoy con esa ropa, no era la ropa de un cargador de cajas, habiendo frio o no igual sudabas con el esfuerzo, pero el no sudaría ni nada, no muerto por lo menos que yo recuerde, mas de una vez e tenido que vaciarme agua medio salada para que parezca sudor. Lo bueno de eso, para el era que uno de los muchachos que cargaban cajas también era vampiro. Sin tardarme más, busque en el armario unas mudas, jeans pegados, unas botas por si llovía y una camisa sin mangas blanca con un abrigo negro grande, el otro no tendría uso hasta luego de volverlo a lavar. Ni loca, porque apestaba como el infierno probablemente. Me senté luego a maquillarme pase un poco también una plancha por algunas zonas que habían quedado onduladas ya que me acosté con el cabello mojado. Muerta o no mi cabello seguía vivo. Parecía adorable obviando el hecho de ser vampiro, y como nadie lo sabia, pues si, me veía adorable. Me deje caer el cabello y lleno de calor mi cuerpo.

Baje las escaleras, lo que había regado lo dejaba en su lugar, cuando llegue a la cocina por el estaba lavando unos platos, se había preparado algo. Sonreí, de verdad a pesar de lo… patético que era por su antigua vida cuando estaba solo era adorable.



-No quería perder la costumbre –se excuso encogiendo los hombros.


-Te comprendo. Ven toma una chaqueta del perchero, hay que aparentar, ya sabes.


-Voy detrás de ti


-Cierra al salir, espera a que llegue con el coche.



Camine por la parte delantera de la casa hasta el estacionamiento, el auto estaba escondido en una pequeña casita, si, mi casa era una combinación antigua y nueva, no quería dejar mi parte vieja olvidada pero tampoco que las nuevas eras las deje sin vivir. Eso era yo, una combinación de ambos tiempos. Y para alguien que trabaja en una tienda de antigüedades reconocida en el lugar y que sabia lo que vendía según sus clientes, la cosa no pasaba muy extraña. Seria normal.

Abrí las puertas y encendí mí jaguar y ronroneo debajo de mí. Lindo, solo un coche después podría cambiarlo por uno nuevo que saliera. Lo saque y al estar frente a la casa pite, Matt salió y tranco tras el la puerta, por un momento quedo paralizado y siguió caminando como si nada. Si lo sabia, hombre, le gustaba el auto. “Prepárate para un comentario cómico estúpido” pensé. Caminaba vagamente, aun a su velocidad humana con el bamboleo del cuerpo. Este hombre creo que me traerá problemas.



-Lindo… - dijo al entrar – Jaguar xkr muy... lindo… creo que debí pensar más en seguir buscando como engatusarte cuando podía.


-Uno, te dije que pagaban muy bien, segundo, nunca tuviste oportunidad así que lo siento.


-Hermoso de verdad, negro, pero por dentro claro, ¿seria mucho si te pido conducirlo alguna vez? – decía pasando las manos por la guantera de el.


-Solo cuando sepa que eres de confianza y no te lo llevaras para alguna locura, mientras trabaja por el tuyo. Así estoy segura que lo cuidarás. A menos que claro, lleguemos a un acuerdo, te lo presto si algo le pasa me ayudas a pagar por limpiarlo y encerarlo. – le eche un ojo mientras íbamos flotando por la carretera.


-Por mi no tengo ningún problema.


-Mira, hay un problema – el me miro asustado – creo que no te has percatado de la pinta que tienes, no deberías llevarla al trabajo, ¿Dónde vivías? Te llevo buscas algo de ropa te cambias y te traes el resto en el auto, así hablas de una vez con tu amigo. Luego nos vamos al trabajo, aun es temprano. Creo que el asunto del medico será después. Mañana.


-Suena bien, excepto por la parte de llevarte este coche hasta allá. No creo que sea seguro. Aunque viéndolo bien ser vampira te da un poco de ventaja le cortarías una mano con solo escuchar que piensan tocarlo.


Espera un momento... Se entero.


-¿Cuándo te diste cuenta que podías escuchar los pensamientos humanos?


-Anoche… no tenia nada que hacer, y oía ruidos, agudice el oído y escuche a uno de los vecinos… supongo que es normal.


-Lo es, pero trata de no hacerlo mucho, a menos que puedas mantener tanto tu conversación como la de la mente del otro al mismo tiempo sin que lo noten. O ha menos que aparentes estar dormido.


-De acuerdo, gira a la izquierda, después de los callejones de la tienda de cosas usadas, y sigues hasta el final.


-Bueno, por lo menos no mentiste donde vivías, ya se donde es. Y tengo que decirte algo...


-¿Qué?


-¿Cómo se llama tu amigo?


-Filiph. ¿Por qué?


-También es uno de nosotros – sonreí.

1 comentario:

  1. me dejo loca este capitulo ja ja ja el amigo tambien es vampiro ja ja ja pero bueno tienen muchas ventajas .... esta fabuloso.. gracias

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