miércoles, 29 de diciembre de 2010

CAPITULO 19: El infierno tiene nombre y se llama Vanessa

Capitulo 19. El infierno tiene nombre y se llama Vanessa.

Katheryn Morales









Matt Lucas Dale.





No pude pensar e
n nada.



.. Si es que alguna vez pienso en algo.

Al fin comprobé lo que siempre, supe. Terminaría arruinando lo que parecía perfecto con Vanessa. Nunca seria lo suficientemente bueno y cuerdo para hacerla feliz. Estaba completamente perdido sin ella. La casa estaba vacía, el aire estaba vacio, yo estaba vacio.

Todo era vacio.

La ira me consumió.


Comencé a romper todo lo que estuviera al alcance. Absolutamente todo. Dios, esto era la muerte, esto el infierno sin ella. Mire alrededor, caí al suelo entre cristales, para darme cuenta de que nada en la vida sería como ella lo hacia, no era nada sin esa mujer. La amaba y estaba perdido sin ella ahora, y peor, ella estaba sola. Como una mujer que su propia pareja le pide que aborte, Oh maldición.

La misma historia de mi padre. La misma historia quizás. Fui el mismo cobarde sea lo que sea que ella tuviera allí eso era mío. Y ahora le pedía que lo matara. Fui tan… tan estúpidamente cobarde.

Fui a la alacena arrastrándome, y tome la primera botella que encontré, whisky… lo tome hasta perder la conciencia. Cada trago era una razón para olvidar, mientras volvía a contactarla y su celular estaba apagado. Trago tras trago. Seguía siendo lo mismo que mi padre. El descerebrado que bebía y se emborrachaba. Al menos hasta donde le escuche a la que una vez fue mi madre y también me abandono. Dios… Vanessa… ella no haría lo mismo ella era capaz de morir por ese bebe.

La ira me apoderaba aun más, aun ahora con la botella vacía que fue a dar a una pared. Mientras que me ahogaba entre la borrachera y mi propia pena que para el como del mal estaba ahora peor que el alcohol la había fertilizado. Dándome muchas otras razones por las que hubiera sido razonable en Vanessa dejarme.

Trate de levantarme. Pero definitivamente no podía… termine por quedarme allí. Solo. La primera de tantas noches.

Cuando abrí los ojos, me sorprendió ver al doc allí a mi lado como si intentará resucitar a un muerto. Sentía la espalda entumecida y la garganta seca, muy seca.

-Matt hijo, ¿estas bien...?

Quien rayos me mando a abrir los ojos. Quería seguirme quedando allí. Muerto. Nada o Vanessa o nada. No merecía vivir así.

-Matt, hace cuanto no te alimentas…

-He… que hay doc. – mi voz sonaba áspera y rugosa- no se, es lo ultimo que pienso no tengo hambre si se pregunta.

-¿Qué a pasado aquí? – giraba el rostro mirando alrededor y como pensaba aun seguía en el suelo.

-Ah… fui yo.
-¿Qué paso?

-El infierno doc, el infierno me visito y se quedo aquí.

-Que carambas ¡deja de decir sondadas y habla claro, donde esta Vanessa? ¿Están bien?

-No lo se… yo quisiera estar muerto. Ella espero que este bien… gracias a su maldito consejo por haberla condenado a muerte si protegía al bebe.

-¿Huyo?

Reí cruelmente

-Claro que huyo, ¿Qué puede esperar? ¿Una barbacoa rellena? Son unos… pero el más idiota aquí soy yo… yo la perdí, soy un estúpido burro de mier...

-¿Tu hiciste todo esto?

-Claro que fui yo, ¿cree que ella me noqueo y se fue después? Llegue y ya no estaba aquí, ni siquiera pude despedirme de ella. Bi siquiera pude evitar que se fuera.

Trate de sostenerme del mesón para levantarme, y gire al grifo para lavarme la cara.

-¿Cuándo paso?

- Recién nos llamo, ni siquiera espero.

-¿Hace tres días?

-¿Qué tres días? Fue ayer…

-Matt, la reunión del consejo fue hace tres días.

-Que genial… estuve con resaca fuerte entonces. – Avente un vaso a otra pared.

-Si fuiste tú entonces… ¿Quiere decir que no te has movido del suelo en tres días? No olvídalo... lo creo esa cara es de resaca de whisky.

Arque una ceja sarcásticamente sonriendo.

-Pues perdón. Mi mujer, embarazada, la querían rostizar y me dejo por decir que debía abortar. Y ahora soy un abrió porque no puedo recuperarla ¿Tiene algún problema con eso? – dije cuando pasaba por su lado yendo a la sala.


Hubo silencio mientras iba al sofá a desplomarme.

-Vaya… - dijo el aun desde la cocina en dirección hacia mi.


No dije nada.


-¿Tienes alguna idea de a donde pudo haber ido?

-Claro doc… por supuesto. Como no voy a saber si mire, estoy ebrio de felicidad. Cree que ¿estaría aquí… sentado como un idiota sabiendo donde puedo encontrarla? ¿Ah?

-Son tal para cual…

-Gracias… eso me hace sentir mucho mejor. – patee la mesa entre los sofás.

-Hijo ya basta, deja de hacer tonterías. ¿Quieres recuperarla? Se cuerdo.

-Ella no volverá Doc, sabe que si vuelve la mataran.


Estuvo callado durante algún buen rato. Que me pareció lo mejor que pudo hacer.


-Podría llegar a un acuerdo… con el consejo…

-Torturarla hasta acceder no es una opción…

-No somos tan neandertales hijo. Podemos hacer algo civilizado.

-Quemar a la gente viva no es cosa de civilizados. No que sepa.

-Como te dije… es posible un acuerdo. Russel y tú eran muy amigos. Habla con el.

-Me mandara al caño Doc…




El miro hacia algunas partes, vio una foto de Vanessa y mía sobre la TV, y sonrió. Luego giro hacia mi y dijo en algo que le parecía muy calmado.

-Lamento todo lo que paso, y te aseguro que ayudare en todo lo que pueda… Ella volverá…

-Quisiera creerle Doc…

-Intente llamarla pero me parece que… ya se porque no. – gire para ver entre mis escombros los escombros de su teléfono. El que yo destroce.

-Tiene un nuevo numero doc.

-¿Podrías llamarla…?

-No se donde deje mi celular doc.

-Dame el numero… hablaremos con ella…

-Intente, pero no me contesto en toda la noche que le llame.


Tome el teléfono del doc mientras marcaba los dígitos y coloque el teléfono en alta voz.

“-¿Hola…?

Dios, sonaba débil.

-¿Amor estas bien…? Soy, yo, Matt…

-Oh… Matt… -hubo silencio – Si, estoy bien… ¿Qué paso con tu teléfono?

-No se donde lo deje… cariño como has estado ¿te has alimentado?

-Si, ayer cace, no es lo mismo que en casa pero, si, me estoy alimentando quizás más… pero no te preocupes… como te dije, me las arreglo sola…

-Vanessa, es Gerard… ¿Cuántas porciones comes al día?


Hubo silencio y luego respondió.

-Que gracioso que lo pregunte Doc, porque hasta hace poco tenia entendido que quería matarme. ¿Qué? ¿Quiere mantenerme bien rellena para entonces?


El doc se quedo quieto mirando a lo lejos aun oyendo a Vanessa.

-¿Cómo te estas alimentando Vanessa? – pregunte.

-Comidas nativas del lugar…

-¿No me dirás a donde te fuiste verdad?

-Que inteligente.

-Vanessa… si… prometemos que el bebe y tu estarán bien, ¿considerarías volver?

-Probablemente no.

-Te daría seguridad de que nada les pasaría. ¿Por qué no?

-Porque no sabría si están en alguno de sus planes para sabotear al bebe…


Hubo silencio.


-Cariño… al menos dime donde, estas y yo…

-¿Qué¿ ¿Te irías conmigo? No caeré en trampas Matt, ni arriesgare nada.

-¿Crees que seria capaz de… hacerte daño?

-Si.


Eso fue una patada más fuerte que en mis partes nobles.


-Vanessa yo nunca te haría daño… ni al bebe.

-Ya lo hiciste. Y no se preocupen. Yo estaré bien. Gracias por la intención Doc, pero no me arriesgaré. Estará todo bien.

Luego un pip. Y silencio. Finalmente corto.

Y tenia ganas de romper lo que sea que tuviera en la mano. Así que le devolví el teléfono al doc antes de que fuera su cel. la victima de mi ira.


Me acerque a las manos dejándome sostener la cabeza por ellas. Dios… haberla escuchado me provocaba o beber aun más. O destrozar algo. La necesitaba. La necesitaba tanto. Que quería quemar la casa entera como si con ello el olor la trajera.

-Hagamos algo… -dijo el mirándome. – Citaremos al consejo hoy en la noche. Hablaremos con ellos. Esto se va a arreglar.

-Si… claro, doc.

-Créeme que se va a arreglar. – Dijo levantándose.- Por cierto. Yo que tu arreglo este desastre. Y llamaría a mi jefe para decir que aun vivo. Con un hijo en camino necesitarás el dinero.


Cuando el Doc se fue, el tenia razón. Estaba destrozando todo lo que me quedaba de Vanessa, su casa el lugar donde dejaba todo y pareciera que aun seguía allí. No podía entrar en nuestra habitación de noche eso era. Meterme en el infierno cuando estaban comenzando a freír la carne. Dormía en una de las habitaciones para hospedar. Saque algunas cosas y las demás no había problema de buscarlas a la mañana siguiente cuando necesitará usarlas. Mi problema era de noche, que puedo decir. Me acostumbre a ella… suena, mal. Muy mal de un hombre, como por lo menos del tipo que era yo. Pero era cierto, con una mujer como ella las demás no valían la pena. Podrían ser bonitas pero no tenían cerebro. Tenían cerebro pero no tenían buen físico, algunas eran maliciosas pero otras inocentonas.


Vanessa lo tenía todo. Era la más increíble tentación en un paraíso. Lo tiene todo. Incluyéndome a mí. Y para colmo de los males. Tenia, a nuestro… hijo. – me costaba admitir esas palabras fácilmente -.


Los días estaban pasando, y no muy rápido que se diga, llamaba la llamaba casi todo el tiempo. O a veces ella no respondía. Comenzaba a temer por ella pero sabia que ella haría lo que sea por cuidarse por nuestro hijo. Lo que sea. A veces pensé en recorrer el país buscándola pero. Seamos sinceros. Es la más estúpida idea que pudiera tomar. A veces miraba los cuartos, y el verlos tan vacios me obligaba a apartarme de ellos.

De todo lo que vale la pena contar, solo varios sucesos durante los dos meses que Vanessa llevaba fuera, eran relativamente importantes. Podía contarlos con las manos… Un día después de mi ataque de muerto – viviente sin ella sin arreglarme sin siquiera darme una decente ducha – y si aun tenia que ir a trabajar y lo hacia para no estar solo en casa – Ivana al ver que, al menos había tomado la decencia de afeitarme luego que me dio el repentino ataque de al fin levantar los escombros que había hecho – después de un mes – cuando ella se fue. Pues ella comenzó a abalanzárseme encima como muchas otras del pueblo. Lo último que quería en ese momento era engañarla. Ya le había dado suficientes motivos para dejarme por ser tan estúpido.

Muchas veces me toco mostrar el anillo de casado y como en el pueblo no eran perezoso a la hora de los chismes. Se había regado la voz que ella me dejo. Algunas se notaban ofendidas otras se reían ofendiéndola porque “¿Qué clase de idiota luego de domarme me dejaba como si nada?” “Apuesto que esta gorda con el embarazo” cosas que si no fueran mujeres. Les habría destrozado la cara a punta de golpes. Simplemente me las sacudía con uno de mis malas palabras. A pesar de que aun guardaba la carta de ser… lo más parecido a un caballero.

Otra de las cosas es que pase mi cumpleaños. Completamente solo… me refiero a mi cumpleaños humano. Vanessa me envió un mensaje y luego la llame y me felicito. Pero ni siquiera una remota esperanza de que volvería. Entonces… contando que cayó sábado – y no quería estar solo – hice algo que jamás…. Hubiera logrado pensar en mi sano juicio, menos solo, y menos después de haber sido dejado.

Fui a comprar una cuna.

Bueno en realidad todo lo de un cuarto de bebes.

Necesite mucha. En verdad, mucha ayuda de parte de las vendedoras. Para no decir nada, solo dije “será una sorpresa” no podría decirles, “bueno es que no se si es niña o niño ves, como mi esposa vampira me dejo porque estaba en peligro de muerte pues me toca armar el cuarto yo solo y no se de bebes”. Solo tome lo ultimo… es una sorpresa para mi esposa, y no se nada de bebes. La chica sonrió diciendo que era muy dulce que un padre hiciera eso. Y que nunca antes lo había visto hacer por lo menos en el pueblo.

Reconozco que el doc tenía una muy grande razón y nuevamente debía echar para atrás la idea de devolverle el auto a Vanessa después de comprarme uno propio. Las cosas estaban muy caras, la cuna –que ella dijo que era unisex porque no conocía el genero del bebe y admito que estaba muy bien grande y de madera maciza sin esquinas con lo de adentro blanco – me costo no uno sino ambos ojos de la cara, sin contar que me costaría armarla al llegar. Me preguntaba si se astillaba o algo y le puyaba, si era vampiro y le podría hacer daño… pero, eso era ser extremista.

Luego, algo que era como una tela sobre la cuna, ah un mini-bolsito – así le digo yo- para cargar al bebe. Eh… una mesa para cambiar – aunque si fuera por mi lo cambiara en cualquier parte – un armario y guardarropas para las cosas del bebe. Dios, no lo se, creo que quizás la vendedora solo quería arruinarme pero prometió que todos eran necesarios. La carga llegaría cerca del mediodía con camiones todavía tenia tiempo de comprar pinturas y mi pesadilla… la ropa.

A la vendedora de las ropas tuve que decirle la misma historia… recibí el mismo discurso de ser tierno… y de paso la cereza de que no parecía que fuera a ser padre. Y de añadidura al postre una de las que vendía allí – que no me dirigió la palabra y sabia muy bien porque- fue una de las chicas con las que antes salía y casi convulsiona de ira cuando oyó que tendría un hijo. Solo compre algunas cosas ahí. Esos pensamientos eran muy peligrosos y molestos.

Llegue a la casa, y con la paciencia que me había enseñado no tener a Vanessa allí y tener que esperarla hasta que algún día accediera a volver. Comencé a pintar una de las habitaciones que se encontraba de huéspedes. Tuve que solo medio pasarle de por si ya la habitación era blanca. Luego llego la carga y comenzaron a dejar las cosas en la sala, se preguntaban mentalmente como subiría todas las cosas yo solo.

La habitación me llevo arreglarla el fin de semana entero. Pero el domingo ya cerca a de las diez de la noche estaba terminada. Cuando finalmente termine, me senté a ver todo aquello. Era tan… extraño ver eso. Una habitación llena de cosas de bebes y de remate compradas por mi y de peor adornada por mi. Si no supiera que en serio era bien hombre hubiera dudado de mi sexualidad en este momento.

“-Hola cariño… - dije cuando Vanessa respondió el teléfono mientras estaba en el cuarto del bebe. - ¿Cómo has pasado el día?

-Pues muy bien, aliviada hasta hace un momento que no re ventaras mi teléfono con llamadas hoy. Pero ya olvídalo.

Sonreí con ese sarcasmo. Me hacían tanta falta ver su ceja arqueada cuando los decía.

-Vanessa… te extraño, tanto.

-Pues yo también Matt… créeme que yo también…

-¿Por qué no vuelves? El doc dijo que te daría seguridad.

-No volveré Matt… y menos sin saber que es verdad lo que me dices.

-Vanessa…

-Debo irme Matt… estoy agotada.

-¿Agotada…?

-Si… comienzo a tener síntomas de debilidad como lo dijo el doc. Es normal…

-Y… ¿Cómo esta...tu ¿ ¿Ya a crecido la?


Podía mirarla imaginariamente sonriendo por mi idiotez.


-Si… ya se ve… esta un poco grande. No mucho, solo tengo tres meses Matt.


Dios… quería tocarla y verla por mí.

-Vanessa yo lo siento tanto… jamás quise lastimarte… jamás hubiera dicho lo que dije lo sabes muy bien. Amo ese niño y te amo a ti… nunca podría hacerles daño me metería con ustedes en la fogata primero. Y me rebanarían el brazo antes de que te lo sacarán… cuando oí, cuando me di cuenta de lo que te dije no había creído las palabras que me habían salido, me conoces Vanessa soy un idiota, pero jamás te haría daño. Y menos al bebe, es como si fueras tu. ¿Te imaginas que se parezca luego a ti? ¿Qué pudiera tener esos mismos ojos esa misma boca? ¿Esa sonrisa? Si yo hubiera pedido que le sacaran y eso hubiera pasado… yo pediría que me quemaran después a mí. Cuando…. Cuando te quedaste callada luego de gritarme… cuando vi que te hice daño… Vanessa quería matarme allí mismo. Por favor…

-No…. No volveré Matt…. – podía oírle llorando – es, hermoso saberlo ahora. Ahora puede sentirse querido por ti…

-Por favor Vanessa… te lo pido.

-Buenas noches Matt…”



Luego, silencio en la línea.


No podía pensar en nada más. Tuve que salir corriendo del cuarto, y alejarme.

Los días se estaban pasando más rápido, y ahora estaba comenzando a entrar el mes de noviembre. Si, las hojas caían una tras otra y comenzaba un frio invierno, me preguntaba si ella estaría sola con frio. O hambrienta. Algunas veces yo tenía que salir obligatoriamente a alimentarme porque había dejado de cuidarme yo mismo. Algunas últimas veces comenzando el mes llamo Drake preguntándome por Vanessa, solo podía contestar. “Esta bien” el interpretaba mi mala voz como si aun nos lleváramos mal.


Y finalmente el último de los importantes días de mi infierno. Fue lo que parecía el final. El doc vino a buscarme. Era de noche y viernes. Me llevo al consejo. De hecho es en este preciso momento en le que íbamos al consejo.
Cuando llegamos, -debía suponerlo- era la casa de Russel. Al entrar pasamos directamente entre uno de las puertas y una gran mesa larga donde habían varias caras que me parecían conocidas pero jamás pensé que fueran tan influyentes dentro del pueblo. Quizás eran quince contando a Russel y el doc.

Pensaba que quien hablaría seria Russel, pero esta vez quien me sorprendió fue el doc, con la mayor de sus rabias.

-Oh cielos aquí vamos de nuevo… - dijo Russel.

-Cállate.- eso nos sorprendió a todos de parte del Doc.

-¿Usted me manda a callar? – Russel se levanto.

-Mejor siéntate… no quiero tener que arrancarte algún miembro.


Todos en la sala parecían incluyéndome muy sorprendidos por el comportamiento del doc.

-Llame a Vanessa esa niña no admitirá que esta débil. Se fue de este pueblo porque ustedes querían quemarla. Sino accedía a sacar al bebe. Pues yo le tengo noticias. No le harán nada.

-¿Perdón? ¿Con que derecho?

-Con el derecho que me da llevarte mil años más encima Russel… - Wow… aquello se estaba prendiendo todos los presentes incluyendo a Russel se calmaron en sus puestos. – Yo fui el más cobarde y tonto al dejarte a ti el puesto para decidir cuando el mayor de nosotros era yo. Pensé que serian cuerdos.

-Lo estamos siendo eres tu

-Jamás mataría a alguien ¡solo por miedo a que muriera yo Russel! Ese niño va a nacer. Y cualquiera que se oponga, va a tener que vérselas conmigo. Yo, en este momento vuelvo a tomar el puesto que en verdad tengo en el consejo, y además nombro a Vanessa durante su embarazo mi protegida cualquiera de ustedes o de los vampiros del pueblo que viole esta ley, pueden jurar que yo mismo le matare ¿Esta claro?


Yo, no sabia que decir. Estaba perplejo.


-¿Se ha vuelto loco? – Russel se levanto y casi como en un borrón el doc que aun parecía estar a mi lado fue sumamente rápido y clavo una estaca en el brazo de Russel dejándolo atascado entre la silla y ella.


-¡RAYOS!

Todos los presentes se levantaron mirando horrorizados y el doc volvió a mi lado.

-¿Alguien más tiene una objeción?


Nadie se movió.


-Bien… eso pensé. George, quítale la estaca a Russel. Matt… ¿estas de acuerdo hijo?

-Completamente… doc. – dije tragando grueso al ver la gran herida de Russel.

-Entonces, queda dicho alguien llega a tocar a esa chica su bebe o incluso Matt y los matare… ¿Entendieron?


Nadie decía nada.



Cuando volvimos a la casa, el doc parecía sacado de una película de terror –aun manteniendo el papel fuera de la grabación – rompió el pomo de la puerta y se hecho para atrás para que yo abriera disculpándose por lo de l< no="" a="" br="">
-Vanessa… -esta vez, finalmente se quebró lo que se consideraba duro en mi – si es por mi… cariño… yo deseo verte, perdóname, perdóname de nuevo yo… no sabes como me e sentido e querido morirte por haberte herido e querido matarme por haberte dicho algo tan estúpido. Vanessa… daría lo que sea… lo que sea por tragarme lo que dije, por verte de nuevo… por ver crecer tu barriga por abrazarte por estar a tu lado porque no tengas que estar sola. Por poder ser padre… no me quites eso… no quiero perderte, por favor no los quiero perder – entonces comencé a llorar como en toda mi vida jamás lo hice y menos por una mujer. – Pero, si… si jamás vuelves, entonces yo… esta bien. Reconozco que te falle solo por favor… te lo pido por ultima vez si ya no quieres que te moleste si no quieres verme jamás y con toda razón nunca dejarme ver al bebe yo te entiendo… y lo acepto, fui un maldito egoísta y, por Dios solo dime que vuelves. Tu… tu res perfecta, te hicieron para mi, yo no valgo sin ti, soy un puerco viviendo por vivir…


No quería ni mirar al doc. El estaba callado en el sofá.

-Matt… - decía ella.

-Y me hace tanta falta aun – dije riéndome como un tonto – tu risa, oírte insultarme, o incluso no verte… no puedo vivir sin ti… te necesito… quédate aquí conmigo… perdón, pérdon por haberte hecho daño y al bebe también los amo con mi vida… Vanessa vuelve, yo… nunca, nunca quize lastimarte…. Te amo tanto, por favor..

-Calle 27, hotel Lucina…

Decía Vanessa en la otra línea.

-¿Qué? – no daba crédito a mis oídos.

-Dallas… estoy en Texas Matt… puedes venir por mi…

-¿Estas en…? – pregunto el doc asombrado.

-Así es… sabia que jamás pensarían buscarme aquí.

-H con buenas razones ¿Pudiste morir quemada lo sabias y solo por ti misma? – decía el doc perplejo.

-Lo se…

-Voy saliendo por ti. – deje el teléfono abajo con el doc mientras buscaba algunas casos y el le daba algunos medicamentos como ordenes para que se comprara.


No supe de mí hasta bajar a Dallas del avión. Fue el viaje más largo de mi vida. Busque el primer taxista. Y me llevo a la dirección que me había dado Vanessa, creyendo en que ojala fuera la correcta y no me hubiera despistado.

Pero podía verla en una de las ventanas mirándome. Ella estaba allí. Casi volé las escaleras tratando de parecer humano aun. Después de preguntar el número de habitación. Toque la puerta…


Solo una puerta de distancia. El olor de Vanessa era tan vivo tan fuerte no como el que quedaba en casa sin ella. Apenas posible de percibir. Oí los pasos vagos y lentos y podía imaginarla allí parada en el pomo de la puerta aun dudando si abrir – como si una puerta me fuera a detener de verla – y luego… la vida.


Esos ojos, ese rostro.

-Vanessa… - quede perplejo con el tamaño que tenia estaba tan hermosa, a pesar de la gran barriga que comenzaba a notarse. Tenía un camisón largo blanco y descalza. El cabello suelto y era tan ella. Tan Vanessa su delicioso aroma. - ¡VANESSA!

Los labios se me quemaban con le rose de los suyos, la tome entre mis manos queriendo devorarla viva. Cerré la puerta sin saberlo y la abrace con todas mis fuerzas y lo que podía con el espacio que me dejaba su enorme barriga. No podía dejar de besarla de tocarla de saber que era real.

-¡nunca vuelvas a hacerme algo así! No sabes… no sabes perdóname…. Perdóname


-Shh.… ya esta bien… - sus ojos eran magníficamente hermosos.

-No no l oesta. Sin ti… no lo esta – decía besándola aun.

-Pero ahora… lo estará… - dijo sonriendo.

-¿Vas a volver verdad? ¿O quieres que me quede yo…?

-No… - sonrió – esta bien, volveremos conozco esas leyes y se que el doc no faltara además pronto necesitaremos salir todo el tiempo el bebe puede darme problemas y no puedo salir durante el día.

-Esta por amanecer… -le dije.

-Lo se…

-Entonces, me quedare aquí, todo lo que pidas, hasta que quieras volver.

-Quizás en dos días, estoy agotada.

-¿Estas alimentándote bien?

-Muy bien… ordeño diferente las vacas. – sonrió.

-Clase de loca.. – sonreí. – te amo tanto…

Nuevamente la acerque para besarla y cargarla, hasta que finalmente, decidí al fin, saludar al pequeño.

-Dame tu mano… - dijo ella. Mientras la acercaba a su barriga. - ¿Esta grande?

-Esta gigantesca… - admití sonriente. - ¿Cómo pude perderme esto?

-Estará todo bien.. Ahora estamos juntos. ¿Si?


Solo me quedo asentir, amarrarme a sus besos. Y esperar, por el momento nadie me importaba la vida volvía a mi, mi propia familia la había recuperado. Y los besos de Vanessa era todo lo que necesitaba para saber que aun me amaba. Y que lo demás se arreglaría con el tiempo. Mientras la tuviera. Por hoy solo quería hacer algo que tenia tanto sin siquiera quererlo pensar.


Descansar acurrucándola entre mis brazos de nuevo.













CAPITULO 18: Comienzo del desierto.

Capitulo 18 : Comienzo del desierto.

Katheryn Morales





Podía esperarlo detrás de mí. Buscándome así que tome unos cuantos atajos para despistarle, y claro con algunos métodos que nunca le había enseñado antes. Solo por eso le llevaba la ventaja, aun con el embarazo mi velocidad y fuerza no habían menguado del todo, y podía notarlo mientras me escabullía entre los callejones.
Las palabras de Matt aun resonaban y gritaban en mi mente. Podía estar arrepentido ya pero lo que dijo, quiera o no, lo tenia en lo más profundo del corazón.

Y aunque amaba a Matt con toda la fuerza inimaginable de este mundo. No podría quedarme a esperar viéndole pasarse al lado del consejo… para sacar a nuestro propio hijo.

Corrí en dirección de la casa y entre casi pitando zapatos en la entrada. Busque la sangre, algunas mudas y mis identificaciones personales. Por ultimo mire el teléfono. Sabia que no tenia como rastrearme con el… y era suficiente con no ver a Matt, como para no oír su voz tampoco, por mucho que me doliera admitirlo. Cuando todo estuvo listo, desaparecí tan pronto como llegue. Sabía que Matt no me buscaría con terror hasta que no me hubiera ido por completo…

Porque jamás se hubiera imaginado que en verdad. Me iría sin decirle nada.

Cuando finalmente llegue a uno de las mesas de noche, busque algunos artículos personales, y listo. No me llevaría mayor cosa solo lo indispensablemente costoso que no me daría el lujo de comprar de nuevo. Lo demás era sustituible.
Cuando ya iba por las puertas con los dos bolsos, di una mirada adentro… no podía creer que me estuviera yendo de mi propia casa, pero sobretodo, del olor de Matt… aspire por, quizás última vez aquella exquisita esencia. Y luego.


Desaparecí.


Compre mudas nuevas en una tienda que aun seguía abierta agarre lo primero que vi. Y de nuevo Sali en busca de un taxi. El cual me llevo hasta el aeropuerto. Estaba ansiosa por lograr llegar a subir el avión. El primero que saliera. Eran cerca de las nueve. El primero que vi con cupos era uno directamente a Texas.


Perfecto.

Lo bueno era que iba a llegar sobrando tiempo y esconderme en algún departamento o lo que sea que tuviera alquilado por los lugares, lo otro bueno es que era lo suficientemente soleado como para que Matt jamás pensara que iba a irme hasta allá. El solo pensarlo el inclemente sol de Texas te deshacía en un abrir y cerrar de ojos.

Dios… apenas estaba sentada en el aeropuerto sin pisar el avión… y como deseaba girarme a Matt… correr hacia él. Pero eso era suicidio. Era matarme fácilmente y no lo permitiría. Pero algo era completamente cierto. Lo que venia para mi era total desconocimiento. Estaba preocupada por el bebe, no sabría si el doc me ayudaría con el tratamiento. O si me daría algo que pudiera matarlo definitivamente mientras yo confiaba en que fuera medicamento. Era lo único… que tenia de Matt, y lo cuidaría con mi vida ahora.

El teléfono me saco de mis pensamientos sorprendiéndome de tener los ojos llenos de lagrimas, alcance un abrigo para darme calor – quizás el ultimo por el momento porque después me estaría muriendo por el mismo- para ni molestarme en pensar quien podría ser. El único que tenia mi numero hasta el momento.


Matt.


Se oía ajetreado en la otra línea y reconozco que me asuste. ¿Y si le hacia algo por mi? ¿Por pensar que me ayudaba? No… eso era extremista.

-Vanessa, ¡Donde estás! ¡En que estabas pensando! ¡Cómo pudiste irte sin siquiera…!

-No te molestes Matt – dije tratando de ser tajante sin dejar que la voz quebrada me delatará- puedes, echarme toda la culpa si así lo deseas, y no te preocupes porque tengas que hacerte cargo del bebe lo haré yo sola…

-¡Pero que estas diciendo! Dime donde estas iré por ti.

-No hace falta porque no volveré…

-¿Qué...? Vanessa…


Su voz era claramente la de un niño dolido y asustado. Pero conociendo a Matt en el fondo había una furia indomable.

Eso hizo que llorara aun más.


-Tienes que estar bromeando cariño… yo no quise….

-No te molestes…. Nada de lo que digas me hará regresar…

-Vanessa…. Por favor… dime donde estás.


La chica de la voz en el aeropuerto comenzó a llamar vuelo tape el auricular para que no oyera hacia donde casi a tiempo. Solo por poco. Matt se oía gritando del otro lado oía cosas cayéndose. Y llaves sonando.

-Lo siento Matt, debo irme… Te amo… en verdad. Créeme que te amo.

-Van...


Luego el sonido del silencio.

Las lágrimas caían por montones sobre mi rostro escociéndome la mirada. Debía ser valiente, de ahora en adelante. Mire hacia el cartel de la plataforma a donde debía marchar. Tomando mi bolso de mano y el abrigo.

Lo que sea que pasará… solo deseaba que al final, no terminara matándonos






viernes, 10 de diciembre de 2010

CAPITULO 17: Contra la espada y la pared. Y un golpe bajo.

Capitulo 17: Contra la espada y la pared. Y un golpe bajo. 

Katheryn Morales




Al día siguiente, era muy temprano, no me di cuenta cuando Matt se levanto de la cama, y sabía porque, volví a mi estado de retardo por mis continuos pensamientos invadiéndome. Haciéndome ser una zombi sin mente todo el tiempo. Intentaba no hacerlo, no pensar en las cosas malas que rodeaban ahora nuestras vidas y probablemente la de aquello que llevaba en mi vientre. Lo que fuese que fuera. Quería desaparecer.

Cuando baje, Matt no estaba, pero había dejado una nota. “Descansa, pedí que te dieran el día libre apenas ayer saliste” Sonreí mirando la letra, no era perfecta, pero tampoco era horrorosa, y no diferenciaba puntos y comas. Era la primera vez que veía la letra de Matt, era linda para ser de un hombre. Como el. Baje a buscar algo que tomar, y encontré en el escondite de los tomates nuevas bolsas de sangre que seguramente Matt había traído para mi. Me sentía un poco débil así que tome dos. Me dio un poco de escalofríos el beber la sangre con tan infinito placer que cada parte de mi cuerpo se estremeció por eso. La sangre nunca me había sabido tan bien.

Entonces comencé a temer más.

Pero eso no impidió que siguiera bebiendo, vi las demás y vine a caer en cuenta de mi misma, con horror al ver todas las bolsas.

Vacías ahora.


Todas.


Dios, esto no estaba bien. Enloquecí de repente, el lado positivo para mi fue ver mi cuerpo repuesto y vibrante lleno de vida. Trate de pasar por alto ese gran susto, aunque me era aun más difícil ahora no pensar en ello. ¿Era un vampiro completo? Dios, no… tratando de olvidar toda la sangre digerida busque verduras y comencé a comerlas. Solo… para hacerme creer que había comido más de esto que el liquido rojo que aun ansiaba beber.

Esto no estaba bien.

Absolutamente nada.

Me lleve una gran canasta de verduras al sillón mientras cambiaba de canales, encontré 8como era de esperarse) un programa de mujeres embarazadas, era como un diario de embarazo. Algunas se quejaban por algunas cosas que les pasaban, si no podían ya dormir, si su esposo no entendía algunas cosas que ellas decían. Todo esto solo produjo un solo resultado en mí.

Ira.

Esas mujeres estaban quejándose por cosas tan insólitamente tontas, que quise llorar abrazándome, si tan solo tuvieran un pedacito del recorrido que llevaba en ese momento con el pequeño detalle del embarazo. Posible o no posiblemente bueno para los habitantes bla bla bla…

Mire afuera, y note que Matt había dejado el auto.


Perfecto. Necesitaba salir a hacer cualquier cosa. Claro cualquier cosa lejos de la tienda, si me veían podrían ver lo “perfectamente” estable que estaba. Eso me dejaba otra duda. ¿Matt les habría dicho del embarazo? “Voy a ser papa” o… ¿No habrá dicho nada aun? Sea lo que sea en ese momento solo necesitaba salir y vivir un rato al aire libre, subí por mi abrigo canela y lo puse sobre mí tapándome casi hasta las rodillas. Era suave, y casi tocándolo sentías que podías dormirte allí mismo.

Cuando Salí, había hecho buena predicción del clima. Estábamos comenzando a entrar a Septiembre. Y el clima estaba bajando unas cuantas escalas lo suficiente como para sentirlo hasta en tu ropa interior. Lo primero que pensé fue ir a tomar helado (eso cuando estaba dentro de la comodidad y el calor de mi hogar) ahora, me placía comer un pretzel de nuttela con un moccachino expresso.


Oh… si. Algo muy caliente.


Esta vez, muchas ideas cruzaron mi mente. La razón. Bueno, era primeriza, y el saber o no si algunas cosas estaban afectándome o podrían hacerlo como a una humana tomando en cuenta lo que me dijo el doc. No sabia si los mitos y tontos consejos para embarazadas también influían en mí. Como por ejemplo tener EXTREMADA precaución al conducir. De todos modos, prevenir es mejor que lamentarse después. Quizás luego del pretzel podría pasar por la oficina del doc., y preguntarle esas cosas. Encendí el auto mientras ronroneaba debajo de mí. En el espejo retrovisor Matt había colocado una foto colgante de nosotros dos, en una de nuestras salidas últimamente en un centro comercial. Y además una extraña figura que asumí que tendría que ver con el rock. Por alguna extraña razón también. No me molesto.

Mientras esta vez disfrutaba del paisaje había tantas cosas maravillosas fuera. Las personas estaban trabajando arreglando las nuevas vidrieras. Los almacenes de ropa cambiaban sus maniquíes. As tiendas de repostería podía verse a la gente sonriente pidiendo postres en pequeñas cajitas. Y finalmente mi parada, la tienda de los pretzel. Tome mi teléfono y el monedero mientras salía. Y le volvía a colocar el seguro al auto. El aire olía fresco divino. Otro cambio de planes, compraría el pretzel y lo comería en una de las bancas de afuera. La chica de la tienda llevaba un delantal verde con letras azules y un gracioso sombrero, pero aun así su atención a los clientes brillaba como su sonrisa. Una vez que pedí mi orden me senté a esperar en una de las mesas redondas pequeñas dentro del local. El lugar por ser de mañana avanzada y claro día de trabajo no estaba tan lleno, pero aun así podría mantenerse un poco ocupado.

Oía la risa de algunos compañeros de trabajo, que ni sabía porque razón estarían allí y no en su lugar. Ni me importo. Otro un grupo de muchachos un poco alocados con un estilo punk dándose a probar entre ellos pedazos de sus diferentes pretzel. Otras mesas solas, otras solo una mujer, otra un grupo de… ¿vampiras? Humm… extraño, creí conocer a todos los vampiros del pueblo. No se veían peligrosas.


Finalmente dijeron mi número mientras iba por mi pedido. La chica sonrió entregándome un par de nuevas muestras de otros sabores, y mi mocca. Di una propina más y camine hacia la puerta. Las vampiras que había notado eran muy jóvenes, quizás aparentarían unos… ¿dieciséis años? Bueno, cada vez aparecían nuevas edades cada tiempo no era de extrañarse.

Tome mi pretzel y salí a sentarme en una de las bancas fuera del local mirando hacia la calle, acomode mi mocca en la banca y destape el recipiente de chocolate para mojarlo. Exquisito. La sangre en cantidad que había tomado esa mañana me podía hacer degustar un poco lo delicioso del chocolate. (Que muy extrañamente los vampiros podíamos saborear) Delicioso, y el Mocca bueno quemo un poco por no notar el calor del recipiente entre el frio de la mañana.

Todo parecía estar perfectamente ordenado ese día, Matt seguramente estaría algo atareado con mis labores y los suyos dentro del negocio. Mientras yo estuve en el hospital recuperándome el me contaba las locuras que había comenzado a pedirle el jefe que hiciera mientras yo no estuviera. “No sabes lo extraño que es y difícil, que me compre un hombre algo. Quizás por eso atienden chicas” Me reía del comentario mientras lo recordaba en mi mente e imaginando a Matt pestañeándole a los clientes. Dios… esa foto debía valer mil libras. Por otra parte, que cruel. Probablemente no era una buena idea burlarte de tu esposo. El teléfono me saco de mi risa mientras mordía un poco más de lo que quedaba del pretzel.

-¿Si diga?

La risa aun no me dejaba hablar normalmente y temí que fuera mi jefe. Oh pero que mal estado que tenia riéndome.

-Hola…


Bien. Esto, era peor que cualquier jefe.

Me quede callada.

-Yo…

¿Qué quieres Damián? – dije pensando si trancar de golpe o no.

-No me hables así… yo solo… quería disculparme contigo. Se que mi comportamiento no fue el adecuado. No se… porque.

-Tienes razón, no fue adecuado, gracias a ti, casi no recupero uno de mis brazos fácilmente.

-Comprendo… - el parecía pensativo en la otra línea.


Hubo unos segundos de silencio que aproveche.

-Bueno, que este bien Damián.

-¡No!... espera por favor, déjame terminar…

No me moleste en hablar.

-Quiero que en verdad me disculpes… de verdad actue como un completo ignorante. No debi haberte… tratado así nunca. Quiero que por favor me perdones

-Uhm.

-Por favor Vanessa.

-Como digas.

-Eso, es algo… esperaba un poco más pero, esta bien, no habrá, problema con ello de verdad. Comprendo que no te es fácil creer que, en verdad no haya querido hacerles daño. Lo admito, enloquecí, cuando vi que era cierto. Y tú anillo. No podía meter en mi cabeza que ya no estabas disponible…

-Pues no lo estoy… te lo aseguro. – dije pensando mientras di una ojeada a mi vientre y mire al frente.

-Yo… de verdad no puedo negarte que aun quisiera que pudieras, pudiera tenerte yo. Pero esta bien. Entiendo – dijo antes de que yo comenzara a hablar – están casados. Y la unión alta no puede deshacerla nadie.

-Me alegra escucharlo…

-Pero…

-¿Pero?

-No los molestaré. Más no significa que tú dejaste de interesarme. Esperare cualquier error, y te juro que volvería por ti.

-Damián se me agota la batería…

-Comprendo. Estoy comenzando a decir cosas que no quieres oír. Pero esta es la verdad. Esperare un error.

-Espera sentado…

Reía en la otra línea.

-Dile a Matt que lo felicito. Ha ganado. Por ahora.


Eso hizo que se me erizaran los vellos de los brazos.

-Que tengas buen día…- concluí.

-Igualmente dulce dama. Nuevamente discúlpame. Que pases buen día.


Iugh…. Lo que me faltaba. El mocca se me había enfriado.


Camine hasta el auto botando los recipientes desechables de mi deliciosa comida mitad mañana y subí encendiendo el calentador. Mire por el espejo retrovisor y decidí seguir manejando a cualquier otra parte.

Bueno, recordé que debía ir al doctor.


Mientras manejaba acercándome al consultorio una de las ambulancias legaba por la parte de emergencias e hizo que el estomago me girara. Un hombre del tamaño de Matt, lo suficientemente grande pero al mirarle el rostro pude darme cuenta que no era él. Baje del auto caminando oyendo mis tacones golpetear el asfalto del estacionamiento.

Espere fuera del consultorio del doc. Mientras atendías a sus pacientes. Cuando finalmente salió la ultima era una dulce viejecita que me sonrió al pasar por el frente con una nueva bolsa de medicamentos, el doc, cada cierto tiempo donaba algunos de estos.

Al mirarme me sonrió haciendo cara de sorprendido y me invito a pasar. La chica que tomaba notas de las consultas del doctor, una mujer de cabello negro en un moño labios rojos (añado la chillona voz) y los gigantescos lentes de pasta negra.

-Bueno… supongo que no vienes a visitarme… - dijo mientras se sentaba en su silla de color chocolate mientras estaba cerrando la puerta.

-Ande doc. ¿Qué no puedo simplemente venir a tener una tranquila charla con usted? – dije mientras caminaba y veía el esqueleto que tenia colgando de un paral metálico (muy frio).

-Claro… porque supongo que en tus condiciones pasar tiempo de calidad con tu doctor en la clínica te ayuda a distraerte lo suficiente. ¿Verdad?


Mire al esqueleto poniéndole una mano sobre su hombro.


-¿Siempre es así de gruñón? – dije hablándole a la calavera. El doc. Sonrió.

-Pues si… tiene razón. No es tiempo de calidad pero si vengo a preguntarle algunas cosas.

-Eso pensé…

-Acepto té o café, o agua… -dije sonriente mientras me sentaba frente al doc. En las sillas del consultorio.


El giro la silla hacia un refrigerador pequeño a su lado y saco una botella de agua y otra para él.


-Bueno… ¿Qué querías preguntar?

-Cosas…. Acerca de este embarazo… no se ofenda doc. pero no me dejo claro muchas cosas. Primero, ¿Cómo será esto? Rápido, lento, ¿normal?

-¿A que te refieres? ¿El tiempo de gestación?

-Así es…

-Será normal. Como cualquier otro embarazo.

-Dios… bueno tiene su lado bueno y su lado malo.

-El bueno es que no tendrás que dar explicaciones sobre como es que diste luz en un mes. ¿Pero el malo?

-Que tendré que estar así como una carga pesas casi un año…


El doctor se rio.


-¿Algo más?

-¿Las cosas de las humanas podrán hacerme daño? Me refiero, lo que les hace daño a ellas. Ya sabe, manejar, licores… cosas así, tonterías.

-Deberías acatarlas… como te dije, no sabemos si lo que llevas dentro es un humano completo, eso podría hacerle daño. Por lo menos el licor. Aunque deberías comenzar por deshacerte de esos … tacones. Si podrían llamárseles así…

-Ok… cada vez se pone mejor…

-¿Es sarcasmo? – el doctor sonreía.

-Aja…

-Pues debieron pensarlo mejor…


Arquee una ceja.


-También es en broma Vanessa. ¿Siempre eres tan gruñona? – dijo ahora burlándose d mí propio comentario.


-Doc… me preocupa… que no sea, humano…

-Eso lo se… y te advierto, los bebes sienten desde su gestación.


Genial Matt tenía razón, y yo soy la madre. Que vergüenza.

-Oyen y siente todo lo que tu puedas sentir hacia el.

-Comprendo…

-Hoy iré a hablar con el consejo.


Eso me hizo cerrar el botellón de agua.

-¿Qué cree que digan?

Parecía examinarme con la mirada.

-No lo se…


Mire a otro lado tratando de no invertir fuerzas en los pensamientos negativos otra vez.


-Pero sea lo que sea te informare a tiempo ¿Esta bien?, solo debemos informarnos entre todos los vampiros del pueblo lo que este pasando, por lo menos los que… supuestamente somos de mayor peso. Eso es todo.

-Quiere decir los más antiguos.

-Exactamente…


-Bien…


El me sonreía.

-¿Qué pasa?- pregunte.

-Nada, solo es… un poco gracioso verte a ti como madre.

Me hice la ofendida.

-Oh claro la vampira ruda no tiene sentimientos. – sonreí.

-Quiero que compres estos medicamentos, debes comenzar a tomarlos, como te dije en caso de que sea humano necesita estos nutrientes. Más con una madre muerta...- sonrió.

-Por el momento…

-Acerca de eso… - el parecía pensar. – En caso de que todo salga bien… y dejemos que el embarazo continúe creo que debes saber algo. Para cuando estés por dar a luz. No podremos hacer una operación para sacarlo, así que …


-Hay.. no… ¡Doc!

-No hay de otro modo Vanessa…

-Claro que si lo hay, córteme… esa es la forma.

-¿Qué parte de vampira-humana no comienzas a comprender las mismas cosas que te afectarían para matarte siendo humana lo harían también por tu lado vampiro…

-¿Cómo un jacke mate?

-Así es… tendrás dos lados débiles… debes cuidarte… por otra parte como te dije – esta vez decía apoyándose a la mesa – Debes traerlo por vía natural, la anestesia no servirá contigo, el dolor te mataría, sangrarías por doquier. Y sin contar que cerrarías rápidamente cualquier herida que te hagamos para poder sacarlo. No hay otra opción. Fue por esa razón que, el caso anterior murió.

Trague grueso. El doc. parecía pensativo.


Y eso me hizo descubrirle muy mínimamente algo similar al quebranto. Din din din. ¿Aquí había algo escondido!

-Doc… ¿Quién era esa mujer?


El no se movía, le había dado al blanco y comencé a temer y preguntarme si debía como niña buena 8que no era) tomar mis cosas y largarme de esa oficina, Provocar al vampiro más antiguo de ese lugar era por mucho un auto suicidio.


-Se llamaba Meredith…

Su voz era penosa. Desdichada.


-No comprendo Doc.

-No quieres saber Vanessa…

-Creo que más bien… usted no quiere recordar.


El levanto la mirada hacia mí.

-¿Era suyo Doc? ¿Su bebe?

-No claro que no… - parecía molesto y nuevamente su rostro fue tranquilo. – Aunque ojala al menos lo hubiera sido.

-¿Qué…. Quiere decir?

-Que la amaba… era mi hija…. La había transformado. Cuando tuvo la edad para que no le fuera tan difícil.

-¿Entonces que sucedió? ¿Cómo es que?

-Un accidente…

-Pero… ¿era vampiro?

-Si… era vampiro.

-¿Entonces?

-No lo sabemos…

-¿Qué? – estaba completamente fuera de orden.

-No comprendo Doc, que fue ¿Violación o que carambas? No comprendo.


El me miro tranquilamente sonriente.

-Así es…

-¿Qué...? ¿Doc sinceramente como cree que una vampira antigua podría ser violada? Es imposible, mataría al que lo intentara…

-Olvidas que concibió. Fue un vampiro reciente. Conoces que es más fuerte…


Eso me dejo completamente helada de los pies a la cabeza. Que clase de monstruo haría eso. Me sentí pesada en la silla.

-¿Doc… como es que? ¿Quién fue? ¿Aun vive?


-No…


Me erizaron los cabellos de la nuca.


-¿Usted lo…?


-No… uno de mis amigos… cuando se enteraron, les dieron caza… y le mataron…

-¿Era conocido?


Me miro por un momento. Callado y luego miro a la ventana de su librería detrás de mi. Quizás fijándose en un punto al horizonte. Que no fuera mi cara.

-Era el padre biológico de Damián…



WT………..?????????????????????????????



-Doc… ¿Es en serio?

-Era muy… normal… bueno, siendo humano, enloqueció cuando lo volvieron vampiro.

-¿Por qué?

-Porque creía que ahora podía tener el poder sobre el mundo y no el mundo sobre él… Imbécil…


Esa era la palabra más dura que le había escuchado decir al Doc.

-¿Doc… en todo caso como es que ya conocía al papa de Damián? ¿Usted vivía en Londres?

-Oh, claro que si… y Russel también, nos encontramos allí y después de lo que le pasó al padre de Damián, Russel tuvo compasión del chico siendo humano y con tantas ganas de seguir aprendiendo, vivía en buena cuna pero gracias la locura, demencia de su padre, la sociedad lo echaría para atrás en todo lo que se propusiera hacer. A pesar de lo grande que ya era en edad, Russel…. Yo no se, tuvo un ataque paterno, y decidió ayudarle… claro, convirtiéndolo en vampiro dijo que no lo metería en la misma casa que el con sangre o seria la cena. Así que lo transformo.

-¿Y Damián entendió todo eso?

-Cuando le contamos el verdadero error que cometió su padre, si… lo comprendió. Y no quiso hablar más de el. Según él le daba asco lo que había hecho su padre. El chico estaba muy mal. Aprecio la oportunidad que le ofrecía Russel de ayudarle a cumplir su sueño. Tiene una mente brillante.

-Comprendo… - trate de obviar los comentarios de Damián. – Bueno, en todo caso. ¿Qué papel jugaba Meredith allí?

-Era hermosa… muy hermosa, de cabello rubio realmente hermoso y ojos como el cielo. Era admirable de ver.

-¿Así que simplemente quiso tenerla y no podía…?

-Así es… así que la tomo a la fuerza…

-Pero doc., en mi caso… usted dijo algo acerca de la sangre… yo bebí, de Matt. Si fue algo… a la fuerza como usted me dice… ¿Cómo es que no bebió la sangre para quedar en estado?

-La bebió…

Eso parecía un golpe realmente bajo para el doc. No quería seguir preguntando.

-El… amenazo con matarme. Y al hombre que amaba. Bueno… nos conto todo esto después. Nunca dijo nada. Solo, la vimos llena de sangre por todas partes y eso creímos no queríamos imaginarnos el festín que se había dado ese… hombre. Por eso era tan extraño ese embarazo. Es que era realmente imposible que ella concibiera hasta que, bueno, vimos que iba agrandándose y poniéndose…. Tan débil.

-¿Es por eso que esta así… conmigo, verdad doc.?


El asintió.

-Lamento lo que le paso… a Meredith…

-Esta bien… no hay problema…

Sonrió.

-Creo que esta siendo hora de salida.

Mire a la ventana y así había sido, WOW olvidaba esta parte vampiro de no percatarnos del tiempo. No nos dimos cuenta hasta que la asistente entro y coloco la carpeta de consultas para que el doc. la firmara y ella pudiera marcharse.

-Creo que es demasiado, tarde doctor.

-No te preocupes, parece que no tuve muchas consultas luego de la tarde.


Sonreí.


-Gracias doc.

Gire a la puerta, y corrí rápido (bueno “corrí”) para el auto. El lugar era tétrico cuando comenzaba a quedarse solo. Y peor Matt seguramente me mataría si no veía en la casa descansando.

Maneje tratando de hacerlo con calma, no pude evitar cuando pase por una tienda, farmacia, y obviamente me detuve, compre las vitaminas y otras cosas que me había dicho el doctor, rogando que Matt aun no estuviera en casa. Pero comenzaba a oscurecer.

Para cuando llegue la casa, aun todo estaba apagado, camine lentamente no fuera ser que Matt quisiera darme una pequeña reprimenda sorpresiva tipo “dijiste que llegarías temprano” como si yo fuera un hombre escapado de su mujer un fin de semana.

Pero sorpresivamente aun no había llegado, así que le di una llamada a su telf. Al parecer el jefe le había pedido quedarse un poco más para acomodar.


Arregle algunas cosas dentro de la casa paral luego irme afuera a sentarme a ver el cielo. No me apetecía quedarme encerrada sola. Aunque no paso mucho tiempo hasta que sentí el aroma de Matt en mi cuello.

-¿Qué haces aquí? – dijo rozando su nariz contra mi cuello, estaba helada.

-¡Estas frio!- dije quitándome. – ven acá, dame un beso...

-Wow… creo que tendré que desaparecer todo el día con más frecuencia…

-Tonto… - dije mientras el me daba un dulcemente ardiente beso.

-¿Te vas levantando? – pregunto él.

-¿En serio crees que pasaría todo el día en la cama Matt? ¿Y sin ti?

El arqueo una ceja.

-Pues no se si tomarme mal eso... o tomármelo muy bien. Hazme un lado… - dijo echándome para la derecha. Mientras me abrazada en el.

-¿Qué has hecho hoy? – pregunto besándome el cabello.

-Estuve fuera todo el día… también voy llegando.


Se separo un poco de mi y me volvió a abrazar.


-Y yo no te llame porque pensé que me harías caso y descansarías.

-Oye gruñoncito – le di un beso y volví a mirar al frente – fui por un pretzel y a visitar al doc. Las noticias mejoran.

-¿Qué dijo?

-Si todo va bien tendré nueve meses una buena barriga, tendré que darlo a luz y cualquier cosa que mate humanos y vampiros me hará daño. – lo mire a los ojos. - ¿Qué tal?

-¿Es en serio?

-Oh y debo tomar vitaminas y despedirme de mis tacones… no manejar mucho y todas las tonterías que hacen hacerle a las embarazadas, solo por si es humano.

El suspiro y miro al frente.

-Al menos espero que me dejes cuidarte…

-Sabes también me conto, muchas cosas el primer caso de embarazo como el mío que vio el doc. Fue de su propia hija…

-¿Es verdad? – el parecía sorprendido y mucho.

-Si…

-Pobre… dijo que ambos murieron, ella y el bebe ¿verdad?

-Si… y… no has oído la peor parte.

-¿Hay peor? – pregunto pero no me dio nada por querer reír.

-Si… ¿sabes quien era el padre?

El me miro y se quedo quieto esperando respuesta.

-El padre de Damián… el biológico…


Matt rodo los ojos y respiro profundamente.

-Interesante…

-La… violo Mat…


Esta vez se quedo rígido.

-Que… asqueroso…


Parecía molesto, muy molesto. Entonces le di un beso en la frente, y luego en los labios, me sentó en sus piernas y me acosté en su hombro. Eso era tan divinamente calmante. Matt miraba al cielo.

Luego comenzó a reírse solo.

-¿De que ríes? – preguntándome también en mi interior si había enloquecido después de molestarse por lo que había escuchado.

-No es nada…

-Dime… - dije girando para verle el rostro.

-Nop…- dijo dándome un beso en mi nariz.

-Dime….

-Es tonto, es de cuando era un niño y soñaba con ser astronauta… ya sabes.

Sonreí. ¿Matt de niño? Debía ser adorable.

-¿Por favor? – pedí mirándolo.

.Ahhh… detesto que hagas eso. – sonreí. – pero no te rías.

Levante la mano en promesa.

Miro al cielo. Buscando algo.

-Allí, ¿Ves esas estrellas?

Gire a buscar lo que señalaba y la vi entre otras dos.

-¿Ves esas estrellas que parecen los tres reyes magos? ¿Una detrás de la otra formadas en una línea?

-Si las veo…

-La del medio…

-¿Si?

-Es mía… te la regalo…


Sonreí mirándolo.

-Tonto, ¿Cómo que tuya? – se encogió de hombros.

-Cuando era pequeño me echaba al techo de mi casa a ver las estrellas, y quise recordar una siempre, cuando tenia problemas era que subía a verlas y siempre encontrarla me hacia saber que todo iba a estar bien, siempre buscaba esas tres y para no perderme de cual era cual dije que la del medio era mía.


El parecía pensativo.

-La noche que me ataco esa cosa extraña en el callejón donde me encontraste comencé a tener miedo antes y mire a la estrella, tratando de calmarme y no vi de donde salió. Cuando tuve conciencia…estaba en tus brazos.

Giro hacia mi mirándome dulcemente.

-Gracias… - sonreí. – Te amo…


Ese abrazo era lo que necesitaba, algo que me calmara.

-También te amo nena…

-¿Crees que la estrella también me calme a mi cuando me preocupe por el embarazo?


El se hecho a reír con ganas.

-No lo se bebe, es cosa de niños… pero adelante. – me beso nuevamente.

No quería arruinar ese perfecto momento pero, venga que al menos le ayudaría a mitigar un poco la preocupación.

-Llamo Damián… Matt…

-¿Qué? – el abrazo se quedo duro y débil al mismo tiempo de su parte. - ¿A dónde?

-A mi teléfono.

-¿Qué dijo?


Se oía tan seco y duro como pudiera ser.

Me quede callada, entonces me miro.

-¿Qué dijo? – volvió a preguntar.

-Dijo que, no lo se... que te felicitara, que ganaste.

Dio un resoplido.

-Idiota – dijo mirando al horizonte. - ¿Qué más dijo? – volvió a mirarme.

-Que… hay Matt no te gustara. Déjalo así no te lo quería esconder por eso te lo dije. Pero no diré nada más.

-Pues hubiéramos tenido serios problemas si me lo escondías.

-Bien… - me queje.

-¿Algo más? – me miro y al ver que no hablaba hablo el. – No se dará por vencido, lo se.

-Déjalo así Matt… esta bien. ¿Si?

-No, no lo esta levántate…

-¿Qué vas a hacer viajaras a Londres y le retarás a duelo o que?

-¿A que...? – de acuerdo le hable en chino.

-¿Qué quieres hacer?

-Te comprare otro teléfono celular con otra línea, ya.

-Es tarde Matt…

-Para eso están los centros comerciales.

-No…

Dije caminando detrás de el mientras iba a pasos rápidos dentro de la casa, buscando las llaves del auto.

-Matt esto es psicópata, el esta lejos no puede hacerme nada. ¿Si? Se disculpo, ya déjalo.

-No le creo nada Vanessa y no le daré ni una oportunidad de tenerlo cerca de ti.

-No comprare nada Matt…

-No, lo comprare yo, tranquila.

-Matt… ¡Matt que haces!


Mi teléfono vino a ser puré en sus manos e incluso la memoria de datos la quebró en dos.

-¡Matt!

-Ahora necesitas un teléfono nuevo… - sonrió.

-Eres imposible… allí tenia todos mis contactos.

-Bueno… te daré los míos y luego vuelves a buscar los demás. – dijo abrazándome, era imposible molestarme con el, pero como lo dijo así fue, fuimos por un teléfono nuevo.

Me parecía increíble ver a Matt haciendo cosas tan “maduras” bueno fue demasiado pero el reponerlo fue un buen detalle. E incluso rápido.

El carácter de Matt mejoro, y sonreía cada vez más mientras me recordaba de tomar algunos medicamentos que le había contado que el doc., me había recetado. Mientras tragaba la pastilla de calcio Matt sonreía con el auto estacionado en el centro comercial y para irnos a la casa y un audible, muy audible tono hizo chillar su celular. Cuando no, Matt con Rock.

-¿Si quien?

Matt parecía callado luego paso el teléfono para mi.

-¿Vanessa? – era el Doc.

-Un momento.


Coloque el teléfono en altavoz y en medio de Matt y yo.

-Hable doc. – dije.

-Necesitamos que vengan al consejo…


Su voz parecía pesada.

-¿Pasa algo?

-Si… hablamos lo del tema del embarazo…


Yo me hele sin mirar a Matt podía verlo mirándome.

-¿Qué dijeron?

-Nada bueno… - era claro en la voz del Doc.

-¿Doc, que pasa?

-Vanessa… es mejor que lo oigas por ti misma.

-Doc, hable...

-Niegan el nacimiento..... Van a sacarlo Vanessa...


  Deje caer el telefono con horror, ya no escuchaba nada, Matt estaba frio y sin movimiento.


-No...

  Solo decia una y otra vez.

-No lo harán... - dijo Matt - no pueden obligarte, no pueden hacerte nada.

-Me quemarian... si no lo permito y no lo voy a hacer, eso juralo y escribelo.

-¿Que?

 

  Esta vez fue Matt quien estaba incredulo no sabia si era por la parte de quemarme o por la parte de que no dejaria sacarmelo.


-Dije que, ¡no lo sacarán!

-Vanessa ¡van a matarte!

-No los dejare igual podria morir. No dejare que lo saquen Mmatt ¿Que no te duele? ¿No te duele que le hagan daño a tu hijo?

-¡ME DUELES TU VANESSA! ¡NO QUIERO QUE TE HAGAN DAÑO!

-ME IMPORTA UNA MIERDA YO, NO DEJARE QUE LO SAQUEN ¡NO!

-ERES TERCA PREFIERES MORIR A DEJAR QUE SAQUEN A ALGO QUE SI PUEDE SER MALO TE ESTA MATANDO TE VA A MATAR Y TU LO DEFIENDES

-NO ME HACE NADA

-PARA DE GRITAR ¡YA!

-¡ENTIENDEME ENTONCES!

-¡NO! ¿QUE VOY A ENTENDER?

-Matt.... es tu hijo...


  Esta vez mi voz era suplicante


-Vanessa... no te voy a perder a ti... no lo haré.,.. porfavor.... acepta... intentaremos...


-INTENTAREMOS NADA ¡NO LO HARE!

-BIEN ENTONCES QUIERES MORIR MORIR Y DEJAR QUE ESA COSA SIN SABER QUE ES SIN NADA MÁS QUE LAS ESPERANZAS TE MATEN? ¡NO SEAS TONTA NUNCA DEBISTE QUEDAR EMBARAZADA.


  Eso fue un duro golpe 


  Noqueada..... 


-Vanessa..... 


  Matt se habia dado cuenta del error de sus palabras pero no iba a retractarse, ni yo a escucharlas, deje de oir su voz mientras desaparecia cerrando la puerta y escabuyendome entre los arboles. 


viernes, 3 de diciembre de 2010

CAPITULO 16: La "Felicidad"

Capitulo 16: La "felicidad"

Katheryn Morales




 
Tarde unos cuantos segundos para similar toda la información que parecía provenir de la boca del doc. Pero aunque todo me parecía locura, podría ser cierto. No veía periodo obviamente porque estaba muerta, así que era descartable saberlo de esa forma, orina menos, lo único sería, La sangre. Es la concentración más potente de el cuerpo de un vampiro y puede decirte hasta cada cuantos días se baña. (Exagero) Dios… esto, no podría ser cierto solo por el hecho de que ¡En verdad lo era!

-Doc.…. No, ¿no será un problema con los químicos de las pruebas? – pregunto Matt. Eso era una pregunta inteligente para venir de Matt.

-No Matt, están perfectamente bien los exámenes. Créeme los hice cuidadosa y meticulosamente examinando el material de las pruebas. El resultado es 101% correcto.


Matt bajo su cabeza pensativo. Yo aun no decía nada.

¿Qué podía decir? No habría nada que decir, ¡Reverenda estupidez! Después de centenares de años, la primera noche ¿Habrá sido la primera noche ó?

-Doc.…

Le mire apenada.

-¿Cuánto tengo de… embarazo? Tiempo…

-Dos semanas… quizás estés caminando a tres al final de este fin de semana.


OK, si fue la primera vez… ¡Primera vez y quedo embarazada! ¡Poca tolerancia!, Dios... Pero…


-Eso es lo que lo hace más peligroso, Vanessa.


Eso llamo mi atención.

-¿Qué quiere decir? – pregunte.

-Vanessa – esta vez se sobaba su sien derecha – es grave tanto para nosotros como para ti ese embarazo.

-¿Lo va a interrumpir?

-No, claro que no… no aun.

-¿Aun? – eso me dejo con un golpe en el estomago.

-Vanessa… necesito saber… que fue lo que paso exactamente… y podre comprobar una teoría que tengo al respecto.

-¿Exactamente que paso donde? – pregunte sin aire.

-La noche en que tuvieron relaciones intimas.

-Oh Doc., ¡por supuesto que no le diremos nada….! ¿Se volvió loco?

-Es solo para aspecto medico Vanessa no necesitaría oír esa información si no fuera de vida o muerte.

-Me importa un reverendo pepino, eso es…. ¡Vergonzoso!

-Vanessa lo que llevas dentro… podría ser un vampiro completo nacido… necesito saber.


Esa posibilidad me dejo totalmente congelada, estupefacta. Preferiblemente, si, helada.


-¿Qué… que pasa si es un vampiro completo? – dijo Matt mirándome el rostro. Pero preguntándoselo al doctor.

-¿Qué tiene eso?

-Seria un arma devoradora del mundo… puedes llamarlo la razón de que la mitad del mundo perezca. – dijo el.


Matt se quedo igual de duro a mi lado. Quieto.


-¿Doc., lo dice es porque ambos lo somos no es cierto? – Pregunte - ¿En que cambiaria eso si le dijéramos algo?

-Exacto… lo digo por eso. Porque ambos ya son vampiros – miro ahora con más precisión a mis ojos. – Lo pregunto, porque hay teorías, muy, antiguas. Solo díganme, no lo que hicieron, me refiero antes de que pasara.


Revolví mi mente buscando información, Matt hacia lo mismo… Después de unos cuantos minutos dimos con algo.

-Bueno Vanessa lloro… - dijo Matt.

El doctor me miro

-Bien, eso es…. Extremadamente raro, pero no prueba nada… hablaremos de eso después ¿Algo más?

-Bebimos sangre… la compartimos, y luego…

-Ella bebió sola de mí – concluyo Matt como acordándose de ello.



El doctor asintió y casi su rostro decía ¡Eureka!


-Allí esta…


Matt y yo nos miramos.

-¿Qué? – pregunto

-El te dio de beber a ti… ¿Hace cuanto estas convertido Matt?


Eso lo sabía yo más que mi nombre.

-Seis meses… - respondí.

-Pues, allí esta, entonces es muy probable…


Matt y yo estábamos al extremo de la locura ¿Qué probaba eso?


-No comprendemos doctor… - dijo él.

-Verán – se inclino hacia adelante – Tú aun no cumples el año de convertido Matt, cuando un humano es recién transformado, tiene cualidades que un humano y un vampiro en sus distintas especies no poseen, incluyendo la capacidad de dar vida. Tu sangre tiene un concentrado aun de tu vida humana, durante este año tu cuerpo va limpiándose de ella convirtiéndote solo en vampiro, es por ello que en su primer año ustedes tienen más fuerza que cualquiera por esa increíble combinación. El cuerpo de Vanessa estaba muerto, pero al darle tú de beber, le has accionado una cadena de vida, lo cual de alguna extraña manera hizo que ella pudiera lograr fecundar. ¿Las relaciones fueron inmediatamente después?

-No…

-Entonces esa es la teoría, tu sangre de vampiro reciente, neófito, le dio vida por un tiempo al cuerpo de Vanessa… y tu hijo – refiriéndose a Matt - no eres estéril, ni aun siendo vampiro. De esa forma ella quedo embarazada.

-Si… Doc.… - eso era lo más lógico dentro de todo lo anormal de este gran asunto – es lógico que ya sabemos que estoy embarazada, lo que quiero decir es en que ayuda lo que le dijimos…

-Ayuda en que… si aun la sangre de Matt tenia ADN humano, es posible que el bebe venga humano…


OK ¿Qué? Un… ¿Un humano nacido de dos vampiros? Eso si era poco creíble.

-Doc… ¿Qué tan probable es que venga humano?

-Las mismas que lo son que sea vampiro completo… o hibrido. Hay muchas opciones.

-¿Y que procede usted? ¿Cómo lo sabremos?

-El feto será duro, así que no podremos saber si viene humano o vampiro, sea cual sea será fuerte y será imposible penetrar la bolsa de liquido amniótico.

-¿Entonces? – seguí preguntando.

-Es aquí donde viene lo malo – me miro – debes esperar… a que el bebe de la primera señal… si el bebe es vampiro la primera señal de ello será un síntoma vampiro sed, ira, ganas de Matar... Si es humano me imagino que desmayos o alguna necesidad fisiológica.

-¿Que haremos en caso de que sea vampiro?

-Lo sacaremos antes… aunque puede ser peligroso para ti.


Trague grueso, Matt me abrazo.

-Esperaremos unos cuatro meses, si el primer síntoma es vampiro, lo sacaremos de inmediato. Lo prometo.

-¿Y en caso de que sea humano? – pregunto Matt.


-Seria todo normal… pero, hay algo que deben saber, al medida que le embarazo transcurra, te iras poniendo más débil Vanessa, y necesitas más sangre, el bebe – el pareció pensar – de alguna forma te esta quitando tus nutrientes, si te descuidas te mataría… a medida… que pase el tiempo... notaras cambios en ti…

-¿Qué tipos de cambios?

-Te iras volviendo humana… quiero decir, mientras estés en estado.

-¡Espere! Doc... ¿como sabe eso? ¿Esto ya ha pasado?

-Solo una vez… - miro a otro lado - y… ninguno sobrevivió… la cuestión es que nunca como ella pudo concebir.


-¿Puedo irme por favor? – pedí.


El doc. Se calmo y me miro tranquilamente un largo segundo.

-Si, ya pueden marcharse… hablare con el consejo del pueblo, para que no se alarmen del embarazo…


Ni siquiera espere escuchar el resto solo quería largarme de allí y dejar de verle la cara a todos incluyendo, a la de Matt. Dios eso sonaba tan de embarazadas, solo pensarlo me daba terror y me hacia querer actuar de forma contraria.


El camino a la casa fue silencioso, Había algo duro y difícil de diferenciar entre tensión y una sentencia que pase lo que pase no podríamos hacer nada más. Matt bajo por si solo las maletas del carro indicándome silenciosa y dulcemente que caminara hacia adelante.
Lo primero que quería hacer al legar a la casa seria bañarme, pero me vi sorprendida al verme frente al televisor cambiando canales. Matt estaba en la cocina cortando verduras. Solo en ese momento me di cuenta de algo. Realmente espantoso.


Matt, aun se ve como un joven, un joven que durante toda su vida se “protegió” (hasta donde se) para no tener un resultado como estos, y viendo su forma de ser dudaba que entre las prioridades de su eterna juventud estuviera ser padre. Quería preguntarle, yo, no encontraba la manera pero tarde o temprano, debía hacerlo, lo examinaba con la vista y el oído vampiro, y el parecía tranquilo y su cuerpo no irradiaba aturdimiento o demencia por lo que acaban de decirnos hace un par de horas. Simplemente o escondía lo que en verdad sentía (Y esa parte me aterraba) o aun estaba en Shock.

Como yo. Que ni hablaba.

-Matt… - dije acercándome lentamente hasta el mesón de la cocina para cortar y cocinar. El giro tranquilamente la cabeza hacia mí.

-Dime… - dijo acercándome un poco para darme un beso en la frente. Dulcemente.


Eso me hacia temer a lo que dijera. Por favor solo quería que sea lo que sea… no maldijera lo que llevaba dentro.


-Matt… ¿Puedo preguntarte algo…? – dije con la sorpresa de tener los ojos queriendo llorar.


El paro de cortar por un momento y siguió haciéndolo, yo baje la vista hasta el cuchillo para que no pudiera ver mis ojos.


-Lo que quieras cariño… ¿Qué sucede?


-Yo…


Espere tener una pregunta coherente y dulce pero, cualquier palabra era agria a mi boca.

-Yo, Matt… escuche lo que el doctor dijo de… lo que pasa, pero, me preocupas tu…

-¿Con todo lo que pasa te preocupas es por mi cariño?... digo, yo… lo estoy es porque el peligro esta para ti amor.


Dios eso estaba doliendo demasiado. El seguía cortando esta vez lentamente.


-Yo quiero saber, ¿Cómo te sientes con lo que pasa?

-Asustado – dijo sin pensar.

-Me… refería al bebe… ¿Qué hay si hubiera sido humano si solo fuera humano? Yo… me pregunto, ¿tu querrías tener este bebe ahorita? Se que estamos casados Matt pero, aun eres joven y…

-Ah ah… silencio. – dijo dejando el cuchillo levantándome el rostro. –Ya se por donde vienes y tienes razón – OH Dios, eso dolía en el alma – Me sorprende que… pueda ser papa, pero no me preocupa, es lo que menos me preocupa en este momento, solo estoy sorprendido. Yo…

-Es que te cuidaste antes para no tener un bebe así siendo joven…

-No quería porque no quería responsabilidades, quería vivir mi vida como pudiera lo más divertido posible porque era corta… ya no cariño… me va a costar, pero ya tengo todo el tiempo del mundo, tanto para dedicárselo a ustedes, como a mi en mis “necesidades juveniles”

-Quieres decir si nace….


El me miro callado por un momento, silencioso no me atreví a levantar la vista.

-Así es… si nace. Si todo esta bien con él… pero no te preocupes y menos por mi ¿Esta bien? Preocúpate porque estés bien. Nunca pensamos que esto pasaría. Pero ya no podemos hacer más. Solo queda, esperar.


Tenia tanto que decir pero todo era negativo, así que preferí guardármelo para mí. Necesitaba una ducha y con suma urgencia. La necesitaba en todos los sentidos posibles.

-Voy a darme una ducha… - el me atrajo nuevamente besándome ahora en serio y pasando sus manos por mis hombros se sentía como una señal de calma. Luego volvió a besarme mi frente y las manos. – Todo estará bien.


La ducha creo que fue larga, pero yo la sentí como segundos quizás porque vine a darme cuenta de que ya me había bañado cuando estaba sobre la cama con un pijama. Y con el cabello mojado. Estaba mirando al techo, y comencé a tocar mi vientre… me preguntaba… si serian los nueve meses normales en un embarazo o serian menos… debería preguntárselo después al doctor.

Preferiblemente antes que cualquier síntoma vampiro aparece.

Dios… ¿Qué haría si era vampiro? ¿Dejaría que lo sacarán? Era lo más cuerdo, podría llegar a nacer pero el nunca recordaría que yo era su madre. Solo seria… una maquina… para devorar, y… Dios… pero era algo mi y de Matt, no quería hacerle daño. ¿Cómo pudo pasarme esto a mí? Yo no quería hacerle daño a alguien tan inocente… alguien que ni siquiera podría defenderse.

Las lágrimas comenzaron a correrse por mi rostro mojándolo y comenzando a sentirse hinchado. Tome la primera almohada que alcance y la puse sobre mi rostro y luego abrazándome a ella. Llorando como nunca lo había hecho eso era tan atroz hacerle daño. Suplicaba con todas mis fuerzas que las noticias que vinieran fueran buenas. No quería hacerle daño. Entonces entre mis lágrimas hirvientes apareció una figura tapando la luz del pasillo, y conocía ese ancho perfectamente. Matt estaba en la puerta, no lo oía porque venia descalzo, era tan lindo y joven nadie creería que fuera tan tranquilo en aceptar un embarazo de una mujer de 257 años, eso debía ganarle un poco a Sara y Abraham.

-Nena… - eso solo me hizo llorar más que le me viera vulnerable y de esa forma.

-Estoy bien… de verdad- pero mi voz era ronca y tonta y se rio de ello acercándose a mi espalda como siempre lo hacia cuando me veía sola o pensativa, solo que esta vez me sentía mal. Se acostó pegado a mi espalda separando los mechones mojados de cabello. Y comenzó a sobar mi rostro y pedirle que lo mirara jalándolo dulcemente.

-Claro que no estas bien cariño…- sonrió mirándome- mira esos ojos, parecen tomates.

-Es normal, acostúmbrate me hinchare como un globo aerostático.

-Wow… dudo que un embarazo oculte una perfecta figura, pero igual te verías bien, sobre todo, porque es mío. ¿Recuerdas? Porque yo recuerdo el proceso.

-Hay Matt… - me gire para abrazarme a él. – tengo miedo… tengo miedo….

-Shh.… lo se – dijo riéndose – hay nena… ya sabia yo que habías tardado en romperte a chillar. Pero esta bien yo también tengo miedo, no quiero que te pase nada, ni a ti ni a él…

-O ella…

-Bien o ella… - dijo corrigiendo golpeado.

-No quiero hacerle daño Matt que clase de monstruo soy… darle vida algo solo para matarlo… algo tan pequeño… deberían matarme a mí, soy un experimento ambulante.

-¡No! Digas eso… ¿Escuchaste? Oye, no soy de hablar mucho con Dios pero todo pasa por algo. Y si el es grande pues esto es un problema tamaño grande, así que probablemente meta mano en el asunto.

-No quiero que le hagan daño ¿ves? Es tan pequeño yo…

-Vanessa aun no sabemos si es humano o vampiro, pero estará todo bien ¿Si? Solo esperemos, y luego veremos.

-No es tan fácil.

-Claro que lo es… tu me tienes a mi y yo te tengo a ti, juntos… - dijo besándome – y eso es lo único que me importa en este momento. Que estas aquí.

-Te amo….

-Yo también te amo preciosa… te amo con mi vida de verdad, no dejare que nada te pase. Lo prometo. Todo va a estar bien…


El abrazo duro unos cuantos minutos y luego el sonrió con algo de picardía en los ojos bajando la mirada hasta mi vientre. Yo me secaba las lagrimas sintiendo como mi nariz estorbaba con la gran hinchazón de ella. La mirada de Matt era divertida pero dulce, y entendía lo que quería decir, que por el momento solo quería disfrutar eso. El momento.

-¿Qué miras?... aun no se ve Matt…

-Pero… esta allí… - dijo y luego se fue acercando penosamente divertido a mi barriga. – Emh…. Bebe…


Decía llamando… era divertido hizo que me riera…

-Oye… soy tu papa, ¿Escuchas?

-Esta muy pequeño Matt- dije divertida aun con voz ronca. – no escucha.

-Claro que si…

-Que no

-Que si

-¿Cómo sabes? A ver…

-Porque si…

-¿Por qué si, porque?

-Porque yo lo digo. – dijo sonriendo.

-Wow…

-¿Qué?

-Suenas como todo un papa, no seas un gruñón ¿si?

-Ahhh… me lo llevare a un concierto de rock al tercer mes

-Interesante – dije y me beso.

-¿Ves? Todo va a estar muy bien… quiero que sonrías por los dos. Por ti y por mí y por el.

-Dijiste dos, hacen tres.

-Nunca fui bueno en las matemáticas.

-Oh eso ya lo se – dije señalando mi vientre.

El se rio con ganas.

-Pues perdón pero no dije que fuera malo de puntería. Solo en las matemáticas.


No dije nada, solo se siguió riendo en silencio mientras me acurrucaba en mi “huequito” entre su pecho y cuello.

-Dos en uno… era lo que te faltaba para ser más perfecta cariño.

-Tonto…


Sonreímos y silencio la conversación con un tierno beso, que hizo despejar mis dudas y descansar de mis preguntas.

Al menos por hoy.