sábado, 27 de noviembre de 2010

CAPITULO 15: Peste negra. Un cuento de hadas no deberia acabar mal.

Capitulo 15 : Peste negra. Un cuento de hadas no deberia acabar mal.

Katheryn Morales






Como lo había imaginado así había sido, no supimos de Damián hasta algunos días cuando Russel llamo a Matt diciéndole que como estaban las cosas y si podría salir de nuevo alguno de estos fines de semana que se presentarían unos grupos musicales, muy buenos según él. Recuerdo que Matt me miro de reojo como pidiendo permiso mientras yo cocinaba lo que hice al respecto fue reírme. No tenía porque pedirme permiso.

Al parecer Damián había regresado a Londres, pero el tiempo era indefinido podían ser días meses, lo que sea. Russel hizo algo que a el no le gusto y lo regreso, pero que pronto volvería. Por el momento disfrutábamos de no tener el “Armagedón” cerca para traernos presión.

Ya habían pasado un par de semanas luego del altercado entre nosotros, pero igual no dejaba de hacer que se me erizara el bello del cuerpo con solo recordar el aspecto molesto de Damián, era algo, tan horrible. A medida que pasan años en nosotros nuestro aspecto es mucho más terrorífico cuando nos sacan de quicio.


Yo realmente no quería ver a Russel molesto. No se debía ver nada atractivo.


Durante la noche mientras cenábamos, podía ver que Matt se quedaba mirándome fijamente. Intente pasarlo por alto pero luego fue como imposible no notarlo. Tomando en cuenta que se reía comiendo. Mirándome.

-¿Algo en mi cara?

-No...

-¿Entonces?

-¿Simplemente no puedo mirarte?


Arquee las cejas y pare de comer.

-Mmm… es que… hoy no tengo hambre de vegetales.

-¿Quieres sangre?

-Quiero hablarte del tema de la sangre humana…


El entonces me miro. Yo seguí callada, mirándolo. Luego comencé a comer nuevamente.


-¿Qué quieres saber?

-No lo se…

-¿Entonces?

-Creo... Que me gustaría saber cuando crees tú que estaría listo para probarla….

-Mmm… no lo se… podrías hacerlo ahora, realmente por lo que veo lo único que te detiene a hacerlo es el temor, ¿no es así?

El asintió

-Lo mejor – dije – es que esperes hasta sentir que fue tu decisión, porque así podrás controlarte mejor. Siendo consciente de ti mismo.
-¿Deberia haber pasado hambre de sangre para que me sepa mejor o algo así? Ya sabes, si no tengo nada en el organismo el tan solo olerla me hará comerla como sea. Sin retractarme en el momento.

-No, y jamás hagas eso. Podrías matar a alguien sin darte cuenta e incluso a ti mismo. No sabes lo mal que es dejar que tu cuerpo se seque de sangre, si no hubiera sido porque en la cena de….


Pare de hablar cuando recordé la bendita cena, en la que era la acompañante de Damián, y de lo cual no debía hablar nada.


Matt ahora se quedaba mirando.


Y una luz mortecina se apodero de su mirada.



-¿Si no hubiera sido por…?

-Nada… - sonreí, intentando hacerle creer que era algo sin importancia. Pero el tenia un don que como sabia cuando algo era cierto o no.

-Vanessa… escúpelo…

-Matt fue algo que ocurrió en la cena de Russel

-¿Y bien?

-Solo… me había dejado secar sin querer, con todos… los problemas que ambos teníamos… - le mire y lance a mirada a otro lado – creo que caí en un estado de depresión vampira, o una tontería así... no lo se.

-¿Y sucedió algo?

-No... Bueno, si, me desmaye…

-¿Te desmayaste?

-Si, bueno, fue como un desfallecimiento, fue muy, muy mal… solo desperté… - le mire esta vez apenada – en los brazos de… Damián que había logrado sujetarme antes de caerme… y…


Dios, lo demás no quería contárselo.


-Dime que no tomaste sangre de él….


Estaba molesto, muy molesto.


-No… claro que no… bueno, no podía moverme y me facilito unas bolsas de sangre que tenia en su


¡MALDITA BOCA!

Matt abrió la boca, para exagerar con el gesto.

-¿Así que te llevo hasta su cuarto?


No dije nada


-¿Quieres decirme que paso…?

-No paso absolutamente nada Matt… cuando entramos me dejo sobre… algo, y busco la sangre mientras bebía. ¿Recuerdas que estaba manchada de sangre cuando llegue?


-Si… y nunca supe por que, ya que no hicieron nada…

-Me desespere alimentándome, y cuando… el quiso limpiarme yo le quite la mano, al ver… que la cosa iba a tomar otro rumbo, me fui del cuarto sin decir nada, ni mirarme siquiera en un espejo…


-Entonces llegaste así… entiendo – ahora el sonreía dulcemente acariciándome el rostro. – lo lamento es solo… es solo que, no puedo… no puedo soportar pensar que el te haya tocado…. Siento…


-Shh.… te lo dije, fuiste el primero.- le sonreí y esta vez el me atrajo para si mismo sentándome en sus piernas, la cena iba para el refrigerador esta vez.


Paso un minuto de silencio, y luego hablo.

-¿Desde entonces has estado bien verdad?

Supe que hablaba del tema del desfallecimiento. Y realmente no sabía que responderle, porque si bien no me había desmayado más, algo me pasaba lo note esa mañana, la piel se pegaba a mi cuerpo en las manos, de una manera que asustaba dejando ver las venas, como si me estuviera convirtiendo en un cadáver.


.- ¿Has estado bien? – volvió a preguntar. Ahora apartando mi rostro de su cuello para verle.


-Estoy bien – sonreí.


El parecía examinarme. Sonrió y siguió hablando. No era fácil.


-No me mientas por favor…



Eso me llego al profundo del corazón, y era mucho decir porque ya estaba muerto.


-Matt, de verdad, estoy bien, no pasa nada es normal, quizás es una etapa de la inmortalidad ¿si ves?


Se quedo mirando mi rostro.

-¿Entonces si te pasa algo?



Había alarma en su voz.


-Estaré bien, deja de preocuparte.


Me acerque para darle un beso y el lo respondió como pudo, levante los platos, pero aun insistía con la conversación, luego de cambiarnos, cuando llegamos a la habitación, el miraba al techo. Pensativo. Sabía que estaba pensando y devanándose el cerebro con el tema de la cena. Sobre el supuesto mal que tenía.

-Deja de pensar tanto… te saldrán arrugas.

El sonrió.

Sonó entonces el teléfono, era Drake, llamando para ver como estaba todo, dijo que fueron a Massachusetts, donde había nacido para contarle muchas historias a Drake hijo y el porque ella había querido que naciera allí, también nos presento a Linda, su voz era suave, y dulce, muy diferente a la de Drake. Se oían tan felices, el quería seguir hablando, peor ya nos parecía tan injusto todo ese tiempo lejos que ahora Matt y yo solo queríamos que disfrutaran al cien por ciento todo los momentos que tenían. Drake era dulce al llamar a casa y ver como estábamos, aun no le habíamos contado nada. Esperaríamos que regresara. Entonces se despidió y dijo que volvería como prometió en navidad, para estar con nosotros con lo más parecido a unión a lo que pudiéramos acordar Matt y yo. De lo cual ambos nos reímos, del pobre Drake si supiera.


Cuando colgué, fui a la pared y apague las luces, volviendo para acurrucarme en el pecho desnudo de Matt, eso era tan gloriosamente especial, como la primera vez que dormí allí. En serio que nunca me cansaría de esa sensación.

Pude sentir su presión, y quería tanto que tan solo pensara o dirigiera su atención a cualquier otra cosa.

-Ya basta Matt… - le dije en susurro.

-¿Qué? – se hacia el sorprendido.

-No te hagas el tonto… por favor deja de preocuparte nada malo va a pasar, yo estoy bien.

-Vanessa,…

-No tengas miedo Matt soy una vampira nada me pasará eso seria ridículo.

-A ver… entonces…explícame algo, es que no fue solo esa vez, ¿recuerdas, antes… de que nos reconciliáramos la última vez? ¿Cuándo te “desmayaste” también? ¿Allí estabas alimentada? - esta vez levanto mi cara para mirarlo desde su pecho. - ¿Debo suponer que nunca ha habido una peste que mate centenares de vampiros en el mundo o algo así?

Bien, eso era un punto, porque si había pasado antes. Ambas cosas.


-Bueno… esas cosas no se repiten con facilidad amor… y si… estaba alimentada, así que…pero no es posible. ¿Si?

-Pero, es posible- dijo el como afirmándolo mirándome a los ojos. – Dios Vanessa…

-Estaré bien…

-Te amo… - dijo el. – Te amo, no quiero, yo no quiero…


Su rostro se puso frio por un momento mientras enlazaba sus dedos entre mi mano donde tenia el anillo que ahora bailaba en mi mano. Eso también me asusto a mí.


Matt estaba horrorizado. Perplejo. Asustado. En shock, y yo todos sus sinónimos. El giraba mi mano dándole vueltas para examinarla, entrando cada vez más en pánico. Entonces volvió a tomar poco a poco el grosor normal.

-Vanessa…


YO NO SABIA QUE DECIR…


-Que demo… eso no es normal. Vístete, llamaremos al doctor.


No me moví examinándome la mano en plena oscuridad (que para nosotros no lo es) Matt tomaba lo primero que conseguía. Hasta que pude entrar en razón.


-Matt cálmate… ven acá…

-Vístete, no pienso escuchar nada más que “estoy lista”.

-No saldré Matt, tienes que calmarte puede que no sea nada, es muy tarde.

-Para eso están las emergencias.

-¡Matt!

-¡Vístete Vanessa!, ¡es en serio!


Nos miramos por un momento en silencio.

Un duro silencio.

Finalmente tome las sábanas y me tape hasta el cuello. De lado.


No oía nada, Matt se había quedado parado. “No iré y punto” dije cerrando los ojos callada, entonces sentí su calor atrás de mi. “Por favor…. Vamos”. Decía el atrás de mí, intentando persuadirme y no obligarme.

-Solo te quiero aquí, a mi lado… también estoy asustada, solo necesito que me abraces, ¿esta bien? Estoy bien. Estoy bien.


Comencé a oír ruidos de ropa y supuse que se estaría quitando la ropa para volver a acostarse. Y así fue, se coloco en mi espalda haciendo mi forma abrazándome.

-Porque no dejas que cuide de ti…


Eso me dolía por la forma en que el lo decía, pero no era del todo cierto. Yo también tenía miedo, solo quería… que me abrazara, y no sentirme como un experimento. Me gire para verle el rostro que quedaba unos centímetros más arriba que el mío, así que subí la visa desde mi escondite en su cuello.

-Estaré bien Matt… solo quédate, ¿si? Te prometo, que si algo vuelve a pasar iremos de inmediato al doctor, pero no te alarmes, no me asustes, no…


Sus labios callaron mi preocupación, un dulce silencio. Dulces labios rozándome y mimándome como lo pedía.
Luego de separarme unos centímetros me miro a los ojos.

-No quiero perderte… así que es una promesa… si vuelve, iremos a ver al doctor. Sin excusas.

Asentí.

-Lo prometo…


Esa mañana, todo estaba mejor, descanse lo mejor que pude y me veía brillante en la mañana tanto que hasta incluso Matt había dejado el tema del doctor por si acaso. Fuimos a almorzar, luego de ese día tan, tan ajustado, para no decirlo de otra forma, para cuando volvimos los chicos ya estaban en sus puestos, e incluso Ivana parecía haber hecho “paces” conmigo. Me había traído unos dulces de la tienda a la que ella iba de vez en cuando para aligerarse la vida, según ella. Yo le agradecí y los guarde, los dulces tristemente eran como la carne, se harían una bola en mi estomago. Innecesaria.

Esa tarde había un especial frio en todo el lugar, quizás porque comenzábamos a entrar en el otoño.

En el almuerzo Matt me obligo nuevamente a ir a tomar algo de sangre con el al bosque, y a lo cual asentí, estaba que rebosaba de sangre. Todo estaba yendo perfectamente bien.

Matt al verme tan tranquila salió a hacer unos pagos en el banco a nombre de la tienda, y unas cuantas cosas legales mas, lo cal daba risa, siendo Matt pero en mi forma de verlo me hacia concebirlo aun más atractivo. Sexy y formal. Perfecto.

La tarde pasaba en ruedas, caminaba sola. Fue entonces que cuando todo estaba normal. Sentí la misma sequedad que en el vestíbulo de la casa de Russel en la cena. Mis ojos dolían, las venas ardían, esto era como la muerte. Podía oír a Ivana gritando, solo vi su cara asustada y oía vagamente su voz “esta morada”. Dios… no podía pasarme nada, recién tenia a Matt recién conocía el amor, no podía morir tan pronto. No.

Sentí unas manos tibias levantándome del suelo, esas manos no eran de Matt podían ser fuertes pero definitivamente más delgadas, no podía hablar…. “Llévenla a emergencias” oía gritos ahogados otros decían que sacaran mi lengua, que quizás me estaba ahogando con ella.

Me sentí muerta, vacía.

El viaje fue escambroso, doloroso, y demás, no sabia quien me llevaba parecía ser Ian, con el señor Luke en la camioneta de mi jefe. Si, el olor era el de Luke.

“Porque no reacciona” “Parece muerta” “Cállate”… estaban asustados ¿Por qué no podía hablar?

Había luces que caminaban rápido entre mis ojos a medida que pasaban, y supuse que eran las del pasillo de la clínica, me reí vagamente dentro de mí como cuando veía esas películas. Donde los protagonistas pasaban por eso. ¿Dónde estaba Matt? ¿Nadie le había llamado?


Entonces, las voces se apagaron por completo. Durante un largo periodo. Para cuando abrí los ojos, estaba en un cuarto de la clínica, creo que en el consultorio de el doc. Gerard. Era lógico no me iba exponer a que cualquiera quisiera “tomarme” el pulso. Todo estaba en silencio.

Luego mientras iba siendo consciente de mi, sentía que los labios estaban fríos, pero mi cuerpo no. Entonces entro el Doc. Gerard. Traía bolsas de sangre en la mano.

-Hola Doc.… - mi voz se oía ronca.

-Hola Vanessa…. – dijo suavemente - ¿Cómo te sientes?

-Extraña…. – admití sin fuerzas. Tratando de ser fuerte.

-Eso pasa cuando no te alimentas bien… ten… ¿tienes fuerzas para beber?


¿Qué? Recién me había alimentado esa mañana. Dios, esto estaba mal. Muy mal.


-Doc.…

-¿Qué sucede? Decía el dejando unas dos sobre su escritorio y volviéndose hacia mi.

-No puede ser… yo en el almuerzo, tome sangre, y mucha…

-Esta seca Vanessa eso no puede ser…

-Doc. Es en serio… - el tono de mi voz le hizo saber que así era.

Esta vez se quedo mirándome fijamente, sabía que ambos estábamos pensando en algo. No podíamos estar pasando la peste negra vampira de nuevo. ¿Y porque yo tenia que ser la primera?

-Bien… - dijo el acercándose – lo cierto igual es que tienes que alimentarte. ¿Esta bien? Te quedaras unos días, no podemos dejarte salir si…. En caso de que eso sea cierto, no podemos contaminarlos a todos.

-Doc., eso no suena alentador…

-Es porque no l oes Vanessa, esto… no es normal..


Matt entro de golpe y Dios, como no quería que me viera así.


-¡Vanessa! Dios, - se quedo paralizado en la puerta la verme.

-¿Tan mal me veo? – mire al doctor


El asintió.

-Dios… - bufe.


Matt se acerco a mi lado y arrastro la silla para verme de cerca.

-Cariño. No... Te ves bien.

-Si…. Eso dice – aun mi voz sonaba pegada a mi garganta.

-La dejaremos unos días haremos pruebas de sangre, veremos si hay índices de contaminación.

-¿Contaminación? – pregunto Matt mirándolo.

-Así es… podría ser la peste negra vampira.

-Oh Dios… eso no suena bien... Vanessa te lo dije, te lo dije…

-Lo se…. Lo siento…

-¿Paso algo?

-Ayer… su mano… parecía un esqueleto era tan…


El doctor nos miro como si le hubieran dicho una maldición en vida.

-Es todo, te quedarás unos días mientras sabemos.


Se fue súbitamente, y de inmediato.


-Matt….

-Dios… esta tan débil… puedo ver las venas tu cara amor…

-Me siento bien…

-¡Y un cuerno! Ya deja de hacerte la valiente, por una vez deja que cuide de ti…

Me quede callada y me acerque a su mano, mientras el me rosaba suavemente.

-Lo haré desde ahora….

Durante la tarde no supimos nada, Matt llamo al jefe y le dijo que estaba en observación y no se permitían visitas, que seria mejor que nadie viniera (en realidad por si acaso). Esa noche Matt tuvo que quedarse a escondidas porque las reglas eran que conmigo se quedara una mujer, pero no tenia a nadie más aparte de Matt y llamar a Ivana era un auto suicidio.

En la mañana Matt me levantaba y me ayudaba a beber de las bolsas, cada mañana amanecía menos seca que el día anterior. Hasta que tuve suficientes fuerzas para levantarme y valerme por mi misma. Para entonces ya era jueves.

-Bien… - dijo el Doc. Entrando.

Matt estaba dándome el almuerzo, después de sacarme mudas limpias que fue a buscar en la casa para ponerme. Mientras el doctor iba entrando, no había notado la cara tan fría que tenia porque Matt me tapaba mientras me alimentaba. Matt lo noto enseguida cuando giro hacia el. No sabia si preguntar. Pero el no dudo.

-¿Qué pasa?

-Quiero que se sienten - dijo el doctor.


Yo trague grueso, intente sentarme en la cama, y Matt me ayudo, parándose a mi lado escondiéndome en su costado.

-¿Es la peste…? – pregunte.

-No es más grave.

-Doc. Basta, dígalo como sea, esta asustándome – Matt me abrazaba con fuerza como si esas palabras le hicieran mostrar su debilidad.


El doctor suspiro y miro a otro lado con un sobre lleno de chequeos en la mano, divagando sobre si lo que iba a decir era algo valedero.


-No tienes la peste Vanessa…

-Pero – dije

-Ni ningún otro virus… - el hizo señas de que callara. Silencio. – Tú estas embarazada…



Bien, eso, era imposible. Nada que ver… soy una vampira, Matt también esto no podía ser, si había algo más y no quería decírmelo.


-Doctor diga lo que tengo en realidad, no tiene que inventar, si es grave yo…

-Es grave Vanessa, pero es cierto, tu estas embarazada.

-Es imposible…. – susurre. – usted sabe que es imposible…

-No llevo una vida humana siendo doctor Vanessa, estas embarazada. Es cierto.

-¿Pero… como? – Matt pregunto. – Matt estaba como papel, ligero, como cayéndose sin caerse.

-¿Como que como? – le miro el doctor. – creo que a ti no debo explicarte eso con panal y abejitas Matt.

-Oh Doc. Se “como” la pregunta es… que es imposible…. ¡Vanessa esta muerta! No puede tener bebes.

-Estos son los exámenes, revísenlos. Los hice miles de veces. Y el resultado es el mismo, después de cinco test, Tu estas embarazada. Esto es muy grave.

CAPITULO 14: Estabamos bien y aparecio él.

Capitulo 14 : Estabamos bien y aparecio él.

Katheryn Morales





Le tocaba a él manejar. Recordé tomar los folios habría que llevarlos ese día a la oficina de Russel, para que nos entregara los revisara bien. El se veía hermoso, gracias al nuevo puesto que el tenia y extrañamente le dieron el viernes al salir del trabajo y no le importo en lo absoluto en el momento. Pero podía tenerlo más cerca, aunque a veces si veía problemas con los nuevos cargadores el iría a ayudarlos me dijo “la fuerza de un humano promedio en comparación a dos vampiros que antes tenían esos puestos dejaba un hoyo allí muy grande” comento. Cuando llegamos el me tomo de la cintura y me dio un beso, le dije que guardara la llave por mi y el sonrió. “Solo hasta que tenga mi nuevo auto, en verdad” decía él.

Cuando entramos tomados de la mano mientras el empujaba con la otra la puerta de entrada, pudimos ver la cara de algunos que pasaban del asombro a la incredulidad cuando veían los relucientes metales en nuestros dedos. Me sentí dichosa, y por supuesto con muchas ganas de reírme. Matt y yo amortiguamos una risa con el aclare de nuestras gargantas y todos volvieron a sus puestos.

Solo el jefe se nos acerco, como quien no quiere la cosa, pero necesita una breve explicación. Mientras marcábamos nuestra tarjeta de llegada.

-¿Mmm… y, me explican un poco esto? – el medio sonreía incrédulo. Haciendo como si actuara delante de los demás con la brillante sonrisa para no mostrar mayor asombro.

-Nos casamos, dijo Matt levantando el anillo para que lo viera. – Ivana se olvido de hablar para ella misma. Palabras textuales “Maldición, no puede ser”

-¿Cuándo? El viernes no eran ¡nada!- exclamo Luke.

-Ahm… de hecho, ese mismo viernes… – dijo él.

-¿En la noche? ¿Hasta por iglesia? ¿Fueron a las vegas o que?
Matt me miro.

-Algo así. – Y volvió a mirar a Luke sonriendo.

-Ok… bueno, felicidades. Aunque esperaba que si te casabas nos avisaran – me dijo a mi - Ya veo que deseaban algo bien privado entonces – sonrió.

-Así es. Fue, una dulce sorpresa y nos gusto así – le seguí la corriente a Matt.

-Supongo que el que estés adentro ahora no va a interferir con sus horas laborales ¿No es así? – le hablaba a Matt.

-Por supuesto que no señor.

-Bien, entonces… vayan a seguir. Estos chicos de ahora. No se como les enseñan en la escuela.

Matt y yo asentimos, el me dio un beso en la frente y le dije por donde podría comenzar a ordenar dentro de la tienda, y a que tipos de clientes dar que. Cuando llegue a mi puesto habitual, y mire a Ivana, ella me desviaba la suya, claro que me daba cuenta de cuando dejaba de mirarla y se quedaba fijamente examinando el anillo de oro viendo si era realmente lo que pensaba o si por milagro alguno ella se había imaginado todo. Me provocó gritarle “Cuás cuás triste por ti, me lo quede y me lo comí” Pero claro debía comportarme como una persona madura… a estas alturas de mi existencia hacer algo tan tosco y torpe.

Por un momento ella y yo nos encontramos de tope queriendo caminar cada una por su lado, pero sin poder caminar bien, hasta que ella se detuvo y me miro fijamente. Pensé que me hubiera querido morder toda la mascara de estupidez que tenia se había mutado por una de una asesina.

-Bien… ¿entonces esto como es? ¿Un día lo odias y al siguiente traes un anillo de la mano? En serio amiga no te entiendo… - dijo tratando de calamar la rabia mostrando su cara más amigable que fácilmente era hipocresía tanta, que daba risa mirarla.

-Pues… no se que decirle a eso. Supongo que entre más quieres esconder tus sentimientos mas salen a flote…


Dios Ivana se estaba quemando de la rabia, y ¡como esta disfrutando de esto! Sabía que Matt estaría espiando, y cuando gire lo tenía a unos buenos metros de mí pero podía verlo sonriente. Disfrutando de la broma. Ahora disfrutaba por completo de las cosas acidas que hacia Matt, obviamente porque yo estaba enterada del asunto.

-Así dicen… - dijo lanzando uno de los trapos para limpiar mercancía dentro de un anaquel, sacudió su delantal y siguió a su camino. Estaba que reventaba de risa. Pero debía calmarme y Matt también o podrían echarnos a ambos.

Durante la mañana todo fue normal, excepto las miradas que lanzaba Matt, me guiñaba un ojo o pasaba rozándome un brazo, definitivamente debíamos comportarnos si queríamos seguir trabajando en los mismos puestos de ahora. Luego de eso fuimos a almorzar por primera vez juntos tomados de la mano en la calle, fue tan… mmm… delicioso. Si, el sentir mi mano atrapada en la suya, protegiéndonos y cuidándonos. Viviendo esos pequeños instantes de gloriosa felicidad, entramos al restaurant y nos encontramos a su amiga, la rubia de la tienda de joyerías que había visto a través de su sangre, la chica era muy muy efusiva. Recién nos vio de la mano y con el anillo dejo de tomar órdenes y salto hacia nosotros brin coteando de felicidad y pidiéndome permiso para abrazarlo.

-¡Estoy muy feliz por ustedes! ¡Dios mío! ¿Lo ves Matt? Estaba segura.

Matt sonreía abiertamente y me abrazaba a él.

-Cariño ella es Tina, Valentina pero le decimos acá Tina.

-¡Es un placer conocerte en persona!

-El placer es todo mío… muchas gracias… - sonreí, sintiéndome ridículamente penosa en el momento.

-Para nada, gracias a que ¡al fin todo termino bien!

-¿Te parece? – pregunte mirando a Matt.

-¡Huy! Lo noto en el rostro de bobo de este hombre… - le dio un abrazo nuevamente a Matt. – en serio. Me alegro tanto, ya pensé que iba a quedar de confesionario en esta forma…

-¿Confesionario? – pregunte.

-Si, esperando el almuerzo para que Matt viniera a ahogar sus penas en vegetales y refrescos… - se reía.

Yo mire a Matt por el rabito del ojo y parecía avergonzado mirando tímidamente a cualquier parte menos a mi rostro.

-Comprendo.

-¿Puedo tomarles la orden?


El almuerzo ¡estuvo muy bien! Quizás Matt nos hubiera traído antes a Drake y a mí a este restaurant bar si claro, Matt y yo no hubiéramos estado en tan constantes peleas que nunca descubriéramos el día perfecto para pasar un rato junto. Luego de almorzar debimos escaparnos un momento para almorzar en serio. Necesitábamos sangre ahora que habíamos pasado tanto tiempo sin probar ni una gota. Excepto nuestra.

Solo fue cuestión de correr a velocidad inhumana y pasar inapercibido por el bosque. Al legar adentro a Matt creo que se le encendieron las hornillas porque comenzó a tocar donde no debía. Debí pararlo por momentos para decirle (recordarle) que estábamos allí para alimentarnos, de otros animales.

El sonrió y dijo “luego” y por la mirada que había en sus ojos, temí por nuestra casa.

Esa tarde el estaba más que hambriento, claro, pero igualmente yo no quedaba muy atrás pudimos fácil cada uno beber unas dos ardillas, varias aves, y un animal más grande que sea lo que sea, el hambre no me dejo verlo bien. Lo escondimos rápidamente y luego nos limpiamos en un rio que quedaba cerca. El comenzó a mojarme pero debíamos cuidar nuestros uniformes, caminamos hacia afuera volviendo a nuestra velocidad inhumana y llegando cada uno a los baños de una estación como si apenas fuéramos a salir de allí mismo.

Salimos arreglándonos la ropa y tomándonos de la mano en dirección a la tienda de antigüedades a renovar el turno de la tarde, debíamos pasar por la oficina de Russel pero eso sería después de terminar el trabajo, sabia que el se quedaba dos horas más luego del toque de queda parar cerrar.

Al llegar, todo estaba muy calmado, la gente por ser lunes estaba muy apagada y pidiéndole permiso a un pie y el otro para caminar. Deseaba encender un aparato de música o silenciar los días para que llegara nuevamente el viernes.

El turno de la tarde fue más quejumbroso, Matt como había pensado tuvo que ir a ayudar un poco a los nuevos chicos con unos cargamentos, ellos se le quedaban viendo los músculos y por ahora Ivana había dejado de hacerlo. Por lo menos según ella no tan evidentemente para mí. Solo podía oír atrás las cajas golpeándose unas con otras y a Matt diciéndoles que debían y no hacer. Y claramente explicarles el porque debían tener cuidado con el cuchillo al cortar las cajas. Me daba lastimar por los pobres chicos porque más de una vez Matt y Drake se cortaban pero sanaban gracias a su saliva. Ellos, tendrían que esperar método natural.

Cuando estaba separando unos broches dentro del anaquel sentí la “voz” conocida a mis espaldas. Y un olor impregnante de flores a mis espaldas. Antes incluso de voltear sabia que esto no iba a terminar bien.

-Hola… - Era Damián y traía un gigantesco ramo de rosas rojas. Tenía una apariencia apenado.

-Eh… Hola…

-Son para ti yo… discúlpame que, la forma en como reaccione el viernes yo no debí…

-No esta bien, yo… lo siento pero puedo aceptarlas.

-¿Por qué? ¿No.. te gustan las rosas rojas?


Dios, si Matt giraba para acá aquí se iba a armar una tercera guerra mundial.

-Damián, basta, ya te dije como quedábamos, y… - como decirle esto con un suave tacto – yo, no estoy disponible…


Ivana que iba pasando por detrás de él se quedo mirando el ramo de rosas, Damián giro y se lo entrego, ella parecía atontada, y pude ver la próxima victima en la lista de Ivana.

-¿No estas disponible? Bueno puedo venir más tarde... y así salimos a cenar para…

-Me case Damián… con Matt, disculpa pero debo seguir con lo mío.


El parecía labrado en roca. Estaba frio. Luego sonrió.

-¿Es una broma cierto? ¡Vamos el no te dejaba de molestar!, no puedes hacerme creer que ahora ustedes…

-Es cierto – levante la mano para enseñarle el anillo que se quedo mirando fijamente - y quiero que te vayas, no quiero tener problemas.

-¿De que hablas?... – el trataba de buscarle la vuelta como si aun pudiera haber posibilidad de que fuera falso. – dame.. a ver… si tanto te he molestado no tenias porque mentir colocándote un anillo, dame.. – me tomo la mano tratando de quitarme el anillo – quítate esta estupidez no tienes porque…

-¡Suéltame! ¡Es totalmente cierto!

-¡Pues no lo creo! – bien estaba comenzando a asustarme. Debíamos hablar en otro lugar que no fuera la tienda si comenzaba a armarse feo.

-Vamos afuera… no quiero espectáculos dentro de la tienda.


Cuando llegamos afuera, caminamos hacia una esquina de la tienda por el estacionamiento, donde si había algo al estilo vampiro no cualquiera podría verlo. Pero no era eso lo que me asustaba era ahora ver a Damián por primera vez con los ojos llenos de ira como ahora.

-¿Es una broma? Porque esto es de muy mal gusto.

-¡No tengo porque darte explicaciones! ¡Así que lárgate! Te llevo lejos por respeto a los humanos dentro de la tienda, pero no voy a decirte nada más.

-¡Es FALSO! –los dedos de Damián se giraron en torno a mi muñeca dejándome completamente inmóvil. So dolía, los años que me llevaba por encima.

-Dami…



El nombre se me quedo atorado en la garganta. Pero sentí un golpetazo en rostro de alguien al momento. Un rostro que giraba y de repente a Matt encendido en rabia sujetándole la muñeca.

-¡Suéltala o te la arranco!

Dios, dolía, sentía que se me quebraría como astilla la mano. Y de repente comenzó a aflojar. Balbuceos indecentes de sus labios comenzaron a tronar cuando Matt dio un bufido tipo rugido debajo no quería mirar a Matt por temor a sus ojos, cuando gire así era, estaban completamente rojos encendidos.

Sentí su mano soltarse la mía, y pude ver como se componía en algunos lugares aplastados y morados y todo volvía a su color “natural” de repente.

-¡Vuelves a tocarla y te mato! Juro… que te mato, ¿Me estas… entendiendo?

-Cuida tus espaldas Matt Dale…

Me quede paralizada y Matt me atrajo hacia su cuerpo cuando Damián paso por delante de nosotros. Nos quedamos allí hasta que paso con el auto y nos miro de nuevo para seguir mirando a la carretera. Cuando desapareció.

-Creo que tenías razón…

-¿Puedes explicarme que rayos hacías con el aquí en el estacionamiento? ¿No sabes lo vulnerable que eras?

-No quería hacer un espectáculo dentro de la tienda, conoces al señor Luke, no podemos mostrar a los huma…

-¡A la mierda con eso! ¡Te quiero a kilómetros de ese tipo! ¡Es peligroso! ¡Te lo dije! ¡Pero tenias que comprobarlo!

-No me grites….

Esta vez el se giro y compuso el rostro abrazándome fuerte. Me abrazo por un largo rato. Eso se sentía mejor.

-Lo siento – me levanto el rostro para mirarme - ¿pero te diste cuenta? Casi te partía la muñeca a la mitad Vanessa… no puedo soportar que te hagan daño, no vuelvas a hacer algo tan estúpido, si vuelve

-No va a volver

-Si vuelve… quiero que te quedes dentro de la tienda. ¿Esta bien? No salgas, crees que eres más fuerte que cualquiera ¿pero no has pensado que si te atraviesan o algo? No te desangras Vanessa mures de una vez. No podría perderte. Recién te tengo ¡no vuelvas a hacerlo!

-Me comportare la próxima vez… aunque espero que no haya próxima.

El me dio un ligero beso en los labios y me abrazo con fuerza. Diciendo que ahora debía tener los ojos del mundo, sobre ambos. Que no me quitaría la vista de encima.

Cuando volvimos adentro la gente parecía estar tranquila, pero fuera de eso. No se había notado nada excepto por los cargadores que estaban asomándose hacia adentro e imagine que fueron ellos los que le habían dicho a Matt que me vieron hacia afuera y un tipo me llevaba al estacionamiento.

Cuando regresamos Ivana aspiraba sus flores. Ingenua. Mientras yo seguía en lo mío, podía ver a Matt ahora más expectante a cualquier cosa que pasara aunque sabia que hoy no pasaría nada más.

Luego de trabajar toda esa tarde nos esperamos a cerrar todo mientras íbamos camino a la oficina de Russel. Matt me llevaba tomada de la mano mirando hacia el frente mientras manejaba, era tan dulce… lo hacia inconscientemente. Cuando paramos en la oficina nos dimos cuenta de que comenzaba a salir así que apresuramos el paso. Justo cuando iba a salir lo topamos de frente.

Russel contuvo la respiración y luego dio un soplido y volvió a adentro.


Cada día no se que se hacia este hombre pero la verdad que era cierto, mil años y por ninguna parte se le notaba, no era que lo aparentáramos igual sea cual sea nuestra edad pero eso era realmente ridículo de saber por el momento.

-¿Trajeron los folios?

-Aquí… - Matt se los lanzo al escritorio.

-En serio Matt, ¿en que estabas pensando? – preguntó él.

-hm… que no quiero se un…. Toda la vida. Sin ofender.

-No no me ofendes – decía Russel sonriente mientras sellaba los originales y trituraba los de fax. – En cuanto a ti… bueno – se refería a mí – creo que preferiste a Matt antes que ser mi yerna. Supongo que no te daba mucha alegría ser parte de mi familia.

-Matt llego antes que Damián, así que no viene al caso Russel. – sonreí.

-Así dicen… así dicen. Bueno, creo que me veré resignado a que te quedes con mi mejor amigo. Pensaba que hubieras querido algo como mi vida pero bueno…

-Ah si claro, por cierto gracias por promiscuar a Matt – le dije en sarcasmo. El sonrió.

-Mmm… los jóvenes son muy vulnerables. Bueno aquí tienen sus cosas. Pero en serio, es una lastima, hubiera estado muy bien la vida da muchas vueltas – decía mirando hacia la puerta – pero bueno… felicidades, y a acostumbrarnos.

-Dile eso a tu hijo…

-Matt…


Matt estaba que echaba fuego otra vez.

-¿Sucedió algo? – pregunto, mientras yo jalaba a Matt para atrás y que nos fuéramos sin decir nada.


-Damián fue a la tienda hoy.

-Eso no es extraño le encantan todas esas antigüedades.


-Cuando se entero de lo de Vanessa y yo, de casarnos casi le parte un brazo Russel. En serio vigila a tu pequeño porque no dejare que vuelva a hacerle daño a Vanessa.

-¿Qué hizo exactamente? – ahora su tono era serio, mas preocupado por algo más que como padre.

-No lo se… estaba como loco, tuve que llevarlo afuera para que no nos delatara dentro de la tienda casi haciendo una estupidez delante de los humanos. Entonces afuera comenzó a preguntar que porque, no l ose fue como un ataque de rabia y estaba triturándome la mano casi como una astilla.


Russel se quedo mirándonos fijamente, en algún pensamiento. Nadie se movió entonces el respiro profundo y sonrió.

-Bueno, estamos listos con esto, pueden marcharse. Y Matt espero que aun nos acompañes a conciertos, por lo menos con Vanessa.

Matt asintió. Y luego salimos. Una vez afuera Matt me miro a la cara, expectante


-¿Hubo algo extraño verdad?

-Si…

-Demonios sabes que… solo vámonos a la casa. Quiero descansar.

-Lamento todo lo que sucedió hoy… - le tome el brazo antes de que se zafara de mi.

-Todo esta bien… - dijo dulcemente a mis ojos – lo único importante aquí, es que tu estés bien, prométeme que si lo llegas a ver rondando cerca, sea aquí o en cualquier lugar, tu me llamarás.

-Te lo prometo…

-Es en serio Vanessa, algo no me huele bien aquí.

-Lo se… y probablemente sea algo podrido cerca más que de Damián – dije riéndome, tratando de relajarlo – pero, soy yo la que ahora esta preocupada, no quiero… que te hagan daño Matt.


No se que me paso, pero no pude soportar el espacio, necesitaba su olor cerca, lo atraje a mi rostro y lo bese con infinita pasión deshaciéndome en sus labios. El me tomo de la cintura ajustándome a su cuerpo como el acomodo que había encontrado en el. Besándome con la mayor de las pasiones tiernas, como si sus labios fueran de seda. Eso se sentía tan bien… Dios… el era todo lo que quería ver cada día de mi vida, sabia que jamás me arrepentiría de la decisión de casarnos, lo amaba, lo amo con cada fibra de mi ser. Y mis labios lo demostraban.



- Sera mejor que nos vayamos ya… - dijo entre mis labios sin soltarlos – muy rápido.

-Siempre estaré para ti…. – le mire a los ojos y esta vez que el seso los besos para mirarme y abrazarme.

-No se que hice para merecerte amor… por eso intento cuidarte. No quiero parecerte un injusto… entiéndeme ahora en adelante ¿esta bien?

-Todo esta perfectamente bien. Solo cálmate, estoy segura que… el se ira y todo estará mejor. Creo que… podremos pensar en otras cosas por el momento relájate ¿si?

-Si... Y tengo una maravillosa idea.


Sus ojos se encendieron de pasión y en mí la chispa de complicidad.

-Esta vez vamos a llevarnos el carro. Rápido.

-Tu pagas las multas…


Arquee la ceja.


-Pago lo que quieras… - dije citándolo.


Entonces busque nuevamente sus labios mientras nos reíamos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

CAPITULO 13: ¿Algo así, podría ser real??

Capítulo 13: ¿Algo así, podría ser real?
Katheryn Morales






-¿Qué quieres hacer? – pregunte.

-¿Que tienes para mi? ¿Algo que podrías usar? Dije que esto lo iba a disfrutar…

-¡Matt!

-¿No te dará vergüenza con tu esposo, o si? – era un idiota, pero sabia lo que hacia, mantenía seguro su punto.

-Creo que podría encontrar algo.

-Se que tienes algo…

-¿Matt? ¿Has revisado mi?

-No, no de tu cuarto… yo respeto la intimidad personal, siempre la veo desde tu cuerpo - ¡era un tonto! Reímos. – Vamos…

Me levanto deje caer las flores todo solo estaba enfocada en Matt, besándolo y pasando mis manos a través de su cabello, su perfume era más fuerte en la parte de arriba de la casa, y su chaqueta se oía cada vez que me presionaba contra su cuerpo, me dejo en la puerta del cuarto y me pidió buscar algo, tenia vergüenza, y mucha, probablemente nadie, realmente, nadie, nunca, reviso, ante mi mis ropas intimas, me dio un beso y salió fugaz por la puerta en la parte debajo de la casa se oían ruidos, ¿Qué estaba haciendo?, fui al baño y a mi propia velocidad me di el record en baños. Mire el atuendo, y me lo coloque, era tan incomodo de usar como probablemente lo seria quitarlo. Blanco, tal como Matt seguía molestando “que valga el blanco”. No quería salir de allí, luego del otro lado de la puerta oía pasar a Matt, estaba haciendo algo pero no sabía que era. “Vanessa si no vienes pronto antes que termine romperé la pared si es necesario” Estaba totalmente sofocada.

Quería esconderme, las manos las sentía frías, ya no tenia vuelta atrás, ¿Qué te pasa, no que muy vampira? Sal Vanessa, me decía yo a mi misma. Mi velocidad era mucho mejor que la de Matt, así que corrí a la habitación y tome un perfume, no mire atrás con la vergüenza de ver a Matt allí mirándome por casualidades de la casual y entrometida vida. Pero era peor. Estaba detrás de mí.


Probablemente mostraba más ropa si me volteaba, pero realmente no quería verle la cara. No quería ni moverme en realidad.

Entonces el espacio se fue acortando

-Hola señora Dale… - dijo abrazándome de espaldas. Deje caer mi perfume. El cual se mezclo con el de él en el ambiente –Ese me gustaba… - bromeo.

-¿Crees… crees que solo tu puedes romper tus perfumes? – trate de hacerle reír, pero las risas solo eran parte de todo lo que quería.

Cuando voltee a verlo, OK, si antes lo veía como una escultura griega, con mucha ropa, verlo en ropa interior probablemente me hizo verlo, como algo fuera de este planeta. Definitivamente, lo era, pero me entienden.

-Matt… calma yo… ah, tengo miedo… - sentía que toda la sangre que había ingerido se evaporo de repente.

Sonrió y me beso, y volteo hacia atrás. El… el había decorado todo, y definitivamente no le tenia miedo a morir quemado. Velas, de las de reserva por si se iba la luz y para aparentar había en el suelo, en platos pequeños, a distancias distintas. A pesar de que la luz aun permanecía encendida.

-Vaya… yo pensaba guardar mi ramo como recuerdo – me burle al ver mis flores decapitadas dispersas en el suelo también.

“Lo siento cariño” me atrajo nuevamente a él, y como una fuerza magnética esta vez “ Yo te ayudo” dijo, con los besos mas tiernos y fuertes que había podido probar de su boca. La cama, él le había cambiado la parte de arriba, era blanca ahora también. Crujió debajo de nosotros la tela nueva. Sus brazos me envolvieron, y el calor se incremento, los labios se buscaron con más necesidad y deseo, ambos parecíamos incontrolables, esto pasaría, lo contaban pero no sabia que era cierto, involuntariamente ambos nos mordimos el lo hizo cerca de mi clavícula, se sentía como besos, besos con demasiada pasión desenfrenada, yo le mordí en el cuello hundiendo mis dedos entre sus cabellos, me sentía ida, podía sentir las sensaciones de Matt, el deseo incontrolable, demasiado fuerte para poder querer soportarlo, eso se sentía bien, la sangre de Matt era fuerte, y al contacto de mi boca era como una explosión de deseo, entonces el dejo de beber para besarme solo para besarme.

Sabía lo que pensaba.

Yo lo había alimentado hace mucho tiempo, por primera vez, esta vez el quería alimentarme a mi. Estaba quieto. Besando mis manos, acercándolas a su boca, besando mis manos mientras yo seguía bebiendo de él. Se giro en espaldas para que yo quedara sobre el, bebiendo. Olía mi cabello el contorno de mi cara su aliento frio y exquisito me acariciaba. El también lo disfrutaba. Después de momentos no podía controlarme. Finalmente la pasión nos consumió, y volvió a tomar el control, entonces.

Fuimos uno.







Mis ojos se abrieron, sentía su abrazo, la mañana más maravillosa, o la tarde, no lo sabia, pero, él estaba allí.

Sentía ganas de llorar, ganas… estaba llorando… mientras le veía. El no lo había notado, miraba al horizonte del casi oscuro cuarto, sonriente, dulce y pacíficamente sonriente. Fueron las gotas de lágrimas, las que lo hicieron mirar hacia abajo para verme.

La mirada de una persona completa. Era la mirada de Matt.


-¿Lloras?

-No lo se… no lo controlo – reí tontamente y el beso mi cabeza apretándome a su pecho desnudo.

-Esto… lo voy a recordar siempre.


Decía mirando a lo lejos acariciándome el hombro en pequeños roces.


-¿Lloras, porque te hago… feliz?

-Inmensamente… - le acaricie con la derecha el rostro acercándome para besarlo.


Más momentos de silencio, me volvió a acomodar sobre el, como si intentara dormir, acariciando mi cabello, tarareaba sin abrir la boca, una dulce canción. No quería interrumpir ese perfecto momento… solo el silencio, y nosotros.


-¿Sabes? – dijo él. – Tú… me haces inmensamente feliz. Nunca pensé que una mujer me atara de esta manera. – Me miro – y tuve razón, tenia que ser algo más – sonreímos – te amo tanto, ¿lo sabes? – me tomo de las mejillas yo asentí – nunca me dejes, nunca te vayas. Me beso.

-Jamás moriré Matt, y tu tampoco, solo debemos cuidarnos, el uno al otro, quisiera cada minuto de mi vida contigo… no pienso ir a ningún lado. Tu… te parecerá una locura, pero cuando te veo… me das tanta paz, estar cerca de ti. Me siento completa, segura, como si fueras irreal, mi ángel…

-Estoy muy lejos de ser un ángel. – me miro con dulzura.

-Lo eres… yo… Gracias…

-¿Por qué?

-Por salvarme de la soledad que me esperaba… sabes yo… la amaba, solo porque, porque no tenia esta parte de mi. A ti. El perfecto… acompañamiento.

-En tal caso, tu serias el mío… creo que debo avergonzarme, de tantas veces que me has salvado, siendo yo el hombre.


Me acaricio la nariz y me levanto la barbilla.


-Un ángel negro… - le dije.

-No me importa… No soy racista – reímos - Pero eres quien me ha cuidado. Y me ha soportado. Solo tu mi Vanessa. Tu si eres mi ángel… eres una especie de ángel nocturno – me guiño el ojo – y eso solo lo hace mejor…

Me sonroje


-Entonces. Es un par. – le abrace haciéndome chiquita en sus brazos, mas chiquita ya que de por si en ellos me veía como una pequeñita.

-Gracias por amarme mi amor… gracias por elegirme… y perdón por haberte…

-Shh... – le tape la boca con un dedo. – momento perfecto, no lo arruines. – Sonrió – Todo esta absolutamente bien.


Cuando comenzó a oscurecer fue que decidimos levantarnos, realmente fue muy poco tiempo que estuvimos allí quietos en el silencio, quería decir que… ¿Cuánto tiempo…? Ok, no pienso calcularlo. Me levante yendo al baño solo para esperarme él allí (por supuesto que) lo había dejado en la cama, solo era un buen ecologista y quería que nos bañáramos con la misma agua. Si… claro.


Luego de bañarnos decidimos cambiar todas las cosas, sip, a mi cuarto, me senté en medio del pasillo mientras el cambiaba los muebles y sus cosas, solo obviamente dejo la cama y las mesas de noche. Cada vez que pasaba miraba el anillo reluciente en su mano, a veces se detenía y bajaba a darme un beso y seguía. Bajamos después, y tomamos agua, increíblemente no sabia como antes, bueno lo necesitábamos ¿No? , no quisimos salir a cazar por el contrario nos quedamos viendo tv, el acostado en el sillón y me acosté sobre su pecho en el espacio que me dejaba entre sus piernas abiertas, tuvo que bajar una porque no cabíamos. Era mi propio oso de peluche.

El fin de semana, fue nuestra pequeña luna de miel, no quisimos salir a comer, a nada, absolutamente nada, siempre solos y dentro de la casa, aislados, juntos y solos. Conociéndonos de nuevo una y otra y otra vez. Todos mis miedos y temores de cómo seriamos, se fueron, simplemente fluíamos juntos. Muchas veces le aparecía con diferentes “ropas” el me bromeaba “e creado un monstruo” y luego me tomaba. Ese tiempo fue el más perfecto, si es que pudiera llegársele a querer comparar con algo más.

Al día siguiente el jugaba diciendo de no querer levantarse. Que era mi culpa. Y me guiñaba el ojo.


-Pues debes levantarte… hay que dar la noticia.

-Mmm si es cierto. ¿Sabes quien se pondrá medio loco cuando regrese?

-¿Quién? – pregunte.

-Drake.

-Definitivamente, no lo va a creer.

-Quizás se moleste pero, vamos, el a estado completo, así que ya la cobramos.

-Sip… - me acerque y le bese los labios con fuego.

-Cariño… – Trataba de hablar, yo me reía mientras le besaba – Sera mejor que no hagas eso. O no nos iremos. Créeme no lo dejare.

-Mmm... Supongo, ¿Quieres ayudarme a vestir?

CAPITULO 12: "Sí"

Capitulo 12: "Sí"
Katheryn Morales




-¿¿Vanessa??

-Estoy bien yo… - trataba de ponerme en píe.

-Me llamabas

-Yo no te llamaba…

-Estabas… - el parecía atontado y frisado, completamente azul. – tu… tu estabas gimiendo por mi…


Lucia demente, como si no pudiera creerlo.


-Suéltame Matt…

-No… vamos a arreglar esto y lo haremos ¡ya!


Me lanzo dentro del cuarto cerrando la puerta tras él, como si eso fuera a detenerme… bueno por ahora sí. No podía defenderme del todo, pero, ahora que lo veía si tenía fuerzas y tenía muchas. Tener a Matt cerca… no estaba débil tenia miedo de que el se fuera.

-Abre la puerta Matt o la destrozo.

-Sera mejor que ya bajes esa pared, ahora puedo verlo todo.


Corrió hacia mi, cuando quise escapar como un pez entre sus manos pero el me golpeo contra la pared presionándome contra su cuerpo cuando lo intente.

-Solo quiero hablar ¡Vanessa! ¡Cálmate no te haré nada! ¡CALMATÉ! ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así?
-¡DEJAME!

-¡NO! QUIERO QUE ME MIRES, ¿Por qué crees que estaba con esa tipa en medio de la misma calle donde me encontraste? ¿Por qué tienes que ser así?

-Eres un….

-Mírame… - decía el, yo quería desgarrarle la garganta con mis uñas o los colmillos. Fácilmente podía excepto porque era increíblemente fuerte. Me golpeaba contra la pared para que enderezara el rostro.

-Suéltame eres un mentiroso y un maldito perro inmundo, ¡no has cambiado tus hábitos humanos, si piensas que puedes revolcarte con quien quieras y luego venir conmigo estas equivocado! ¡No soy de ese tipo, una cosa es que me gustes mucho pero otra que vaya a caer tan bajo! ¡Cuando me dejes libre voy a arrancarte un brazo!

-Entonces aprovecha y arranca ambos, porque sino será tarde… - me soltó solo de los brazos pero me mantuvo presionada a la pared con el cuerpo.


Desgraciado, tenia practica.


Todo el odio acumulado y las ganas de matarle se me fueron cuando lo mire, lo sabia, no quería mirarle porque eso me haría… bajar la guardia. Sus ojos eran como los de un herido, un herido en sentimientos, pero con furia y deseo a la vez. Dios, lo deseaba, lo deseaba como a la sangre o quizás más. Todo mi cuerpo gritaba por el, se estremecía, y el lo sabia.

Y casi un milagro, ¿una lagrima? ¡¿Como demonios podía yo llorar?! Ambos nos quedamos paralizados lo sabíamos, no podíamos llorar, jamás, ¿Cómo demonios podía?

-Demonios –trago grueso- te e lastimado como un maldito idiota yo... ¿no es así? – su voz era ronca y suave. Toneladas de lagrimas corrían por mis mejillas el solo me miraba, y las secaba con los dedos tragándolas.

-Por favor… suéltame… - pedí débilmente, esta vez me bajo de la pared, pero aun permanecía cerca, demasiado.

-Vanessa… yo - el parecía hallar la fuerza de donde no la tenia – Maldición, ¡yo te amo! Te amo ¡te amo, te amo te amo con todo de mi!


Me quede mirándolo, con el rostro mojado, impactada, tan cálida y tan asustada a la vez. Tuve que girar la vista para no caerme al suelo.


-Desear y amar no es lo mismo… - le golpee el hombro con fuerza casi como para voltearlo completo desde el tronco. Ni se movió, este idiota ¿de que estaba hecho?, claro yo, en ayuno de vida, de imbécil lo alimente con sangre de una vampira adulta, le di mas fuerza que cualquiera.


-Conozco perfectamente el deseo… - me miro y las llamas se avivaron en sus ojos – pero no conocía el amor, por eso este deseo tan fuerte, que no comprendo, debe serlo, esta necesidad de que solo seas mía, de verte cada mañana en mi almohada aunque tenga que fingir que dormimos, o simplemente viéndonos a los ojos toda la noche, de que me arranques ambos brazos si así te guste y en este momento te haga feliz, o incluso, de que te quedes con Damián, y no conmigo aunque eso me incinere y me mate por dentro, aunque quiera ser yo quien te de toda esa felicidad, aunque vuelva a ser el maldito estúpido de antes, y tenga que saciarme con mil mujeres solo porque no puedo hacerlo contigo. ¡Pero quiero que seas tu quien lo haga! ¡Por todo lo que dure mi vida! Te amo a ti… te quiero a ti… -Dios ahora yo tuve que buscar las fuerzas escondidas para no creer en ello.

-Debiste haberlo pensado, antes de tener algo con alguna. Se que no es la primera vez - Esta vez se alejo de golpe y me dolió mucho mas fuerte, era como si lo golpeara con la verdad y el lo supiera, imaginarlo no era lo mismo que saber que paso. Yo sabía quien era, lo que hizo siendo humano, ¿Qué podía esperar de eso?

-Vanessa, nunca… desde que tu me convertiste, jamás volví a tocar a nadie… - parecía molesto. Y finalmente soltando un gran peso.


Para ambos.

No quería… no quería creerlo.


-Por favor, di tus mentiras a quien te crea, eres un mentiroso, siempre lo serás. No se que vi en ti.

-¿Puedo probártelo de alguna manera?


No quise ni hacerle caso, pero sabia que había una manera, y aunque lo odiaba vi la luz en esa posibilidad, ya no quería que me hiriera, ya era suficiente, en todos mis años, intentaron matarme de mil maneras, pero esto, era como pasar por todas ellas siete veces peor, la angustia, el sufrimiento. El dolor, e incluso la traición, de alguna manera había confiado mis sentimientos dejándome enamorar de él.


-La hay… - maldición… no podía

-Dímela…

-Pero solo puede mostrarme lo que has hecho durante las últimas 24 horas.

-Es suficiente. Ayer me viste con una chica cerca de esta hora, y hoy... puedes ver todo lo que paso. – demonios, si mentía, no aguantaría en arrancarle la cabeza después, lo mataría de inmediato. No, lo peor era el dolor. – Dímelo y te lo probare. – mire a otro lado.

-Debo beber de tu sangre, pero no con la intención de alimentarme. – Camine hasta mi peinadora.

-Entonces hazlo – volvió a encerrarme entre el y la pared de golpe.

-No quiero… ya basta ¡no mientas más Matt!… - antes de que pudiera salirme me aprisiono como antes con el cuerpo dejándome totalmente inmóvil, ambas manos las subió sobre mi cabeza presionadas con la pared y una de sus manos. La mano libre la mordió con los colmillos y me la extendió, me miro y al ver mi vacilación y ganas de soltarme aun la presiono contra mi boca. Intente no abrir los labios pero era astuto, mi lengua solo roso un poco la sangre y allí estaban. Las imágenes.

Allí estaba él, también yo, tenia el rostro rojo, era hace unos segundos esa imagen, tenía los ojos incendiados en lágrimas, se sentía dolor, un dolor profundo, estaba sintiendo lo que Matt sentía. El estaba… este dolor, le dolía verme mal, la imagen iba en retroceso, lanzo algo a la basura. Otra imagen el en el callejón con la chica pelirroja, la cazadora, no sentía nada, sed, rabia, dolor, el mismo dolor que sentía cuando iba a desquitarme mi rabia enamorando a Damián el primer día que lo conocí, retrocedía la imagen, Damián me tenia entre brazos, me besaba, ardía de la ira… un odio, quería en la imagen, yo quería matar a Damián de la rabia y el odio que sentía, pero esos eran los sentimientos de Matt, yo solo los veía como en un espejo a través de Matt como si el lo viviera, (definitivamente el no vio cuando le noquee después), retrocedía más la imagen, los momentos los veía de lo nuevo a lo más antiguo, una imagen atrás, Matt en unas sillas amuebladas como las que hay en los restaurantes de comida rápido, Matt estaba siendo dulce con ella, la chica sonreía era la rubia de hoy con quien le vi abrazado, ¡Maldición! Que le pasaba, ¡Me estaba matando con eso, me estaba torturando! El tenia en manos una caja de terciopelo, Dios… no puedo haberle propuesto… yo tenia que haberme equivocado, las imagines retrocedieron más como si caminara de espaldas, era de mediodía, Matt tenia la mirada en una joyería, la chica iba con el entrando, por eso no lo vi a la hora de almuerzo en ningún lugar, el, maldito, se había ido con ella a comprar sus anillos, descarado…. El sentimiento de felicidad era casi a explotar, más atrás, iba en el auto conmigo, era de mañana el susto, sentía susto, me miraba, la noche, yo estaba en mi cuarto, el estaba caminado en la sala, más atrás el estaba tomando el teléfono, pero la pantalla no estaba encendida, cuando el llego, más atrás…. Una chica, joven de cabello caoba, pero… ellos… no no estuvieron juntos ¿Qué decía Matt? ¿Qué le estaba diciendo? Eso fue ayer, esa era la ropa de ayer, la chica estaba ¡estaba en trance! “Pensaras que salimos y olvidaras todo lo que paso hasta ahora, discutimos es todo” (Era un degenerado a pesar de todo.)

Entonces Salí huyendo de los pensamientos, Matt me esperaba con los ojos abiertos. Si había una cara a la incertidumbre mientras esperabas, era esta, era la de Matt.

-Matt… - la voz al romperse, mi voz, el sabia, sabia que había visto todo, nada paso ayer con la chica, el lo hizo creer, pero ¿Por qué?

-Lo viste al fin… - sonreía.

-Matt… - trague tratando de separarme de él, pero no me dejaba distanciarme ni un poco.

-Vanessa vamos, viste todo, viste lo que paso, no hice nada, absolutamente ¡nada!

-¡Te vi con esa chica rubia! - el abrió los ojos de repente. Y sentí terror de que admitiera que algo se le había escapado. Pero sus ojos se endulzaron. Los ojos de Matt cuando únicamente únicamente, iba a ser sincero.

-Vanessa, ¿Hasta donde viste?

-Hasta justo esta hora, estabas en el callejón con una chica de cabello castaño tu… ¿Qué demonios le dijiste? ¡¿Estas mal de la cabeza?!


El parecía estar recordando la escena, paro, entonces, me hablo en ningún momento quito de mi sus ojos.


-Vanessa, la use para darte celos, jamás la toque tenia que mentir, yo… tenia que intentarlo otra vez. Por última vez.

-¿Qué?

-Luego, llegue y tuve que callarme para hacerte creer, y que termináramos de gritarnos pero al final me dijeras que me amabas y que todas las peleas eran porque estabas celosa…

-Matt… no estaba celosa… todo este tiempo solo e estado mal. Triste, ¿Cómo me hiciste esto?

-Luego… ¡Por favor escúchame Vanessa! – me abrazo con más fuerza haciendo que mi cuerpo tuviera menos posibilidad de moverme. – Luego, ya no me quedaban opciones, era lanzarme al agua o quedarme sin ti, pase toda la noche pensando, pensando, y…

-¿Explica lanzarte?

-Te iba a proponer matrimonio Vanessa…


Había miel miel de la más pura en sus ojos, yo no podía tragar, era mentira lo vi con la otra chica comprando el anillo…

-¿Entonces que hacías con la chica rubia sonriente? Estaba contigo en la tienda, te abrazo cuando elegiste el par, ¿Y luego que? ¿Fueron a celebrar a comer hamburguesas o algo así? ¿Ese es tu tipo?

-¡Ella me acompaño a buscar los anillos! ¡No se nada de esas cosas Vanessa, soy un burro de mierda que no sabe ni que tipo de flor le queda bien a un florero! – me quede callada mirándole, si hubiera podido llorar el lo hubiera hecho. Le mire mientras seguía explicando, todo estaba tomando hilo de sentido – Luego, cuando llegue al trabajo, te veía desde las cargas y ¡Dios! Te imaginaba mía, mía solamente para mi, mi esposa, ¡algo que jamás pensé decir! ¡Ni siquiera quería conocer! Entonces al salir, allí estaba Damián, te beso, y tu le respondiste el beso, ¡tenia ganas de romperle el cuello o cortárselo en tiras! Me fui solo, sin ti, luego la primera chica que vi, la pelirroja cerca del estacionamiento le dije le propuse, le propuse cosas, cosas como las que hacia, ella acepto, la lleve lo más lejos que pude, quería dejar todo incluso a ti, ya era demasiado, quería ser el mismo estúpido de siempre ¡burro mujeriego pero al menos eso! … entonces… ella puso los brazos en mi cuello, si tu no hubieras llegado, ella me hubiera matado, a pesar de todo fuiste por mi… te perseguí hasta la casa, cuando finalmente me dijiste que era un “maldito idiota de porquería que si lo hubieras pensado mejor quizás estaban aun esperándome en el infierno y no me hubieras salvado, que allí haría mas oficio “– dijo mis palabras verbales como si las citara. El en verdad tenía muy buena memoria. – entonces lance, la caja de anillos a la basura… y entre. Vendría a recoger mis cosas y me iría.

Trague ante la idea de no volver a ver a Matt, el sonrió ante mi reacción de que se pensaría ir, pero volvía su rostro pálido y seco.

-Solo entonces Vanessa, cuando estaba a punto de irme, te vi, te vi jadeando, por mi… entonces, nada me importo, nunca me lo has dicho, todo este tiempo e esperado que me lo dijeras. Nunca lo hiciste, pensé que era el ultimo ser con el que quisiera darte siquiera un beso de nuevo, pero verte mal... ¿Por mi? Tire todo el odio y todo lo que e sufrido estos meses.

-¿Meses?

El asintió con dulzura, yo comenzaba a ceder.

-Si, desde la primera noche, en que te negaste, fue el indicativo de que eras para mí. Todas aceptaban acostarse conmigo, pero tú, ni me mirabas, ese era mi reto, una mujer que no le gustara en lo más mínimo, Vanessa, me volviste como un loco. Y todos estos meses e dado la vuelta esperando a que mis planes funcionen.

-Pero estuviste con muchas Matt, Aun cuando dices que ya me amabas.

-Error. Con ninguna. – Sonrió rosándome la mejilla con sus nudillos.


Eso se sentía como en casa.

O mejor



-¿Qué quieres decir?

-Use el control mental sobre todas, para darte celos, jamás toque a ninguna otra chica desde que me convertiste… excepto, bueno, lo que viste hace rato, pero viste que no paso a mayores… - parecía avergonzado.

-¿Qué?

Dios… yo... ¿No le iba a creer tan rápido o si?

El asentía como si le hablara a alguien con dificultad mental.

-No se, creo que pasar la primera noche convertido contigo ayudo, porque ese día fue que me rechazaste. Y flechaste…

-Matt, yo no te enseñe el control mental hasta después de 3 meses. No mientas.

-Drake Vanessa, ¿Recuerdas lo que dijo de borrarle la mente al jefe en el primer día? – Este tipo, si no lo conociera un poco, diría que era un perfecto planeador de estrategias de guerra o un asesino en serie que taparía todas las pistas de asesinato. – Yo practique solo. Hasta perfeccionarlo.

-No puedo creerlo… pero… ¡Vamos Matt! Seamos realistas tu jamás harías eso. Eres un mujeriego, eso es como quitarle toda la comida de un solo golpe a un obeso. Te mataría.

-Pues casi que lo haces. Y no me ayudes, que estoy conteniéndome desde hace muchos meses, para no hacer esto contigo… - roso sus manos sobre mis caderas y deje salir un grito ahogado, era bueno, demasiado en sus caricias.

-Matt….

-Lo se... lo se... yo – parecía querer controlarse de nuevo. - ¿Entiendes ahora todo?

-Hubieras ahorrado muchas peleas.

-Entonces no nos hubiéramos dado cuenta lo mucho que nos necesitamos, así seamos unos tontos y yo cometa los mil errores, no me percataría del tesoro que…. Que nunca creí tener.

-Matt…. ¿Qué es lo que nunca has oído de mi…?


Lo mire sonriente.


-Te amo…. – dijo él, como si se lo recordara a él mismo.


Entonces sus manos fueron dulces, y me soltaron un poco mas que soltarme fue un reflejo de la sorpresa el cual aproveche. Me lance sobre él, tenia buenos reflejos, me sostenía en el aire apoyándome en su cintura, tenia que mirar hacia abajo para verle los ojos.


-Matt… Te amo.


Pensé que ambos nos iríamos al suelo, que el al fin diría “lo hice” pero reacciono de la manera que el podría reaccionar. Calentándome con los roces de sus manos, con furia besándome. Me perdí en sus labios, en el calor, el fuego, ya no había barreras, Matt era mío, lo quería para mí, lo deseaba tanto como él me deseaba. Lo sabia en su mirada., en sus besos, las caricias que eran tan intimas que debieron mandarnos directamente al infierno por ellas. Entonces me congele cuando comenzó a mover las ropas. El quedo en instantes en jeans, y pedazos de camisa negra en el suelo, mi camisa, me temo que sufriría lo mismo también.

El vio el cese de mis caricias y fue parando lentamente, esperando a que volviera al ritmo, pero comenzó a detenerse, hasta mirarme a los ojos. Intente besarle pero el me miraba como si pensara en algo.

-Vanessa… ¿Pasa algo?


No quise decir nada….

-Vanessa ¿Qué tienes?

¿Ok, como podría decirle eso?

-Oh rayos… no, no dime… dime que Damián no te toco... tu no pudiste dijiste… – “eso” era lo que veía que pensaba. Yo estaba congelada pero no por esa razón. –Vanessa…

Entonces vi furia en sus ojos, rabia de la más pura. Y urgió. - ¡¿Vanessa?!

Salí del miedo y de la fracción congelada de mi boca, para decirle suave y dulcemente…

-¡Maldición Matt! Claro que no, ¡jamás me toco ni siquiera eh …


Oh oh…

Su rabia cambio de una mirada de horror a una mirada incrédula, sonrisa que aparecía poco a poco mientras, descifraba.



Maldición.




-¿Vanessa?... ¿Tu nunca has…?


Me solté de sus brazos suavemente y me fui hasta la ventana. Me sentí desnuda delante del pueblo de repente, estúpida, ¡boca grande!


-Cállate Matt… - mi voz sonó aguda.

-No puedo creerlo.


Quería llorar de vergüenza, era tan mala con él, y me veía como si ya tuviera décadas de experiencia en esto y por eso le entendería. Pero yo era lo contrario, aunque mis sentidos vampiros no me hacían importar aquello, porque igual me dejaban volver loca como si hace mil años que hubiera pasado por allí. Pero no lo era, no era cierto.


-¿Qué pasa? ¿Algo interesante? – dije y me gire para mirarlo


El parecía como si le acabaran de contar que la torre Eiffel estaba echa de chocolate y se la habían regalado a el.


-Aunque si quieres, por mi no hay problema – le dije - espérame un momento y nos ponemos a mano. – Comencé a caminar hacia la puerta y el me atajo entre brazos.

-Ni loco… - me miro a los ojos. – Voy… a disfrutar esto.


OH Dios… Creo, que estoy metida, en serios, serios problemas, agradecía no ser humana o esto, me dolería y mucho.


-Solo no puedo creer que, esto… no es nada justo ¿Lo sabes? – rosaba con cariño mis mejillas y mis labios con el pulgar.

-¿Qué?

-¿Cuántos años tienes realmente Vanessa?


Mmm… eso no era algo que se debería preguntar antes de esto.


-Si te digo, probablemente mate el ambiente. – el rio y yo también por un instante nos relajamos.

-En verdad… solo dime cuantos.


Bien. Ya no podría huir, ni irme a ninguna parte, ¿Qué podía hacer? Si, debía hablar, no me soltaría.


-257 años…


El abrió los ojos y respiro profundamente.


-Si, soy… una vieja.

-No, no es eso.

-Y… ¿entonces?

- ¿Sabes?

-¿Qué pasa? – parecía apenado, o algo por el estilo. -¿Qué Matt…?


Me acerco entre sus brazos dulcemente mirándome como si no quisiera ofenderme.

-Que… tu con 257 años, te esperaste, para mi... Bueno no para mi pero, bueno para, tu me entiendes – sonreí. – y yo… con… menos de 18, para no decirte a cual… bueno, entiendes que hice.


Wow…



-Sabes, si lo hubiera sabido quizás – dijo y le arquee una ceja – seh… es imposible jamás hubiera creído que terminaría con una vampira ni en mis fantasías más eróticas, pero… al fin podre contarte esto… ¿Sabes porque no tuve nada con nadie luego que me convertiste?

-No tengo ni idea…

-Porque, no sabía que iba a sentir. No es como si de repente fuera ¡el virgen Matt! – Sonrió bamboleándome – pero, era algo nuevo, algo que no sabia como era ni como se iba a sentir… desde ese momento, supe que con quien quería saberlo era contigo, vamos, me volviste agua la boca – me beso dulcemente en los labios. Un beso… al fin.


El, era tonto y burro, era lo más cercano a una escultura griega, asombrosamente atractivo, pero cuando lo proponía se abría podía ver la perla escondida en él. No podía creer todo lo que hizo por mi, yo creí que era una tonta que me estaba dejando llevar por lo que el hacia y como una media, que me arrastraba, pero el sentía lo mismo de mi. O peor.


Me sentí poderosa entonces. Sonriente.

Vampira con todas las de la ley.

Nunca estuve con nadie no fue por guardarme, solo que la mayoría eran idiotas y maniacos del poder, creí una perdida de mi tiempo, pero era increíble que esto lo estuviera viviendo ahora, y con Matt.



-¿Desde que momento? – pregunte.

-¿Qué?

-Dijiste “desde ese momento”

-Desde que dijiste “Matt, nada de lo que estas pensando va a pasar hoy”.

-Eres un ¡idiota! – Sonreí - ¿Sabes que te amo?


-Recuérdamelo.


-Te amo – y nuevamente la furia se encendió. Pero de pronto fue ahora el quien paro.

-Matt, así creo que nunca vamos a terminar hoy…


Sonrió. Poniéndome la mirada en el cabello.


-¿Quieres hacerlo así? O… ¿Necesitas primero casarte? – rodé los ojos.

-¿No crees que 257 años ya es suficiente de espera como para que esperemos aun más hasta planificar casarnos Matt? No solo tú tienes buenas hormonas… y estoy perdiendo el control en verdad.


Ladeo la sonrisa y me atrajo a su cuerpo. Y me dio un beso suave, pero tan impuro y gloriosamente dichoso como lo que no me atrevía a comenzar a imaginar.


-¿Quién dijo que planearíamos una boda?


¿Qué? Sin soltarme y aun besándome se acerco al teléfono de mi cuarto al lado de la siguiente ventana en la esquina del cuarto, marcando rápido unos números y colocando el altavoz. Entonces oí la voz de Russel al otro lado. El cual se oía como si acabara de levantarse de la cama después horas de sueño. Si claro, como si supiera él que era dormir.

“-Russel… es Matt levántate.

-Matt... ¿Matt que?

-Matt Dale borracho, levántate necesito un favor.

-Matt, ¿Qué rayos haces llamándome a esta hora?

-Tú no duermes, levántate, me debes muchos favores, si quieres dejo de cobrarte los demás con este.


Eso pareció ayudar a la compostura de Russel, Matt me miro desde arriba, a su buena y hermosa altura, y me beso los labios y la frente ¿Qué se proponía después de todo esto? Porque estaba muy CLARO que Matt no dejaría lo que íbamos a hacer para otro día.


-¿Qué favor quieres?

-Quiero que me cases.


OK, eso NO, lo vi venir, y podía imaginarme a Russel azul como si algo se le atascara por oír eso de MATT. Lo pensé, quizás, pero vamos, ¡es Matt!

-Repíteme… - decía Russel

-Que me CA SES

-¿A quien drenaste hoy Matt? ¿Estas loco? ¿Tu? ¿Casándote? – preguntaba Russel a la línea.

-¿Quieres que deje sin cobrarte los favores o no?

-¿Por qué no esperaste a ir a mi oficina mañana?

-Porque la boda es ya.



OK, ahora si había quedado absolutamente congelada. ¿Pensaba casarnos por teléfono? ¿Cómo haríamos la firma? “Russel, un rabito a la izquierda luego giras, allí bajas haces una v, y”… ¿Qué tenia en la cabeza este hombre? Lo mire a la espera de que me explicara pero el solo me sonreía.




-Matt… se serio. ¿Es verdad? – volvió a preguntar.

-Totalmente… - me miro me acaricio con las manos la espalda y besando debajo de mi oreja. Eso, se sentía de maravilla.

-Matt… - le mire esta vez era yo quien le hablaba – Matt no tienes que hacer esto…

-Quiero que luego no te arrepientas, quiero hacer valer tu blanco. – me dio un beso en los labios. Y siguió gritándole a Russel, hasta que este cedió de casarle por teléfono, Matt le dio el numero del fax y bajo (conmigo, no me soltaba por absolutamente nada, besándome, abrazándome, acariciándome la boda tenia que ser corta y definitivamente rápida.)

-Bien Matt, firma y pásame la hoja firmada de nuevo.

Una vez firmada por ambos, volvió a pasarla ¿Esto era legal?

-Listo, toma la que esta sellada, pasa mañana me das la original. Igual así es valido, ya sabes los vampiros no somos tan estrictos entre nosotros mismos.

-Paso el lunes – me miro y había deseo en sus labios y definitivamente en todo su cuerpo. Ese, fin de semana, eh…

-Aja…. Bueno, los declaro Marido y mujer por le poder conferido a mi como jefe civil, y el novio puede besar a la novia, quedan unidos en matrimonio legal. – Matt me beso con furia y ternura al final, mientras la voz de Russel se aclaraba del otro lado de la línea- Matt… ¿Quieres que te case por iglesia también por casualidad? – pregunto y se rio por el altavoz, Matt dejo de besarme entonces pareció tener una idea.

-Russel no te ofendas, pero, con lo puerco que eres, no creo que tengas autoridad para consagrarnos.

-Soy el más antiguo de nosotros, así se hace aquí Matt, con los vampiros. Te guste o no.

-No, en verdad quiero que Dios nos escuche.

Yo reí.

-¿Quién es más anciano después que tu? – pregunto él, Russel parecía pensar y respondió de inmediato.

-Gerard. – Matt y yo nos miramos incrédulos.

-¿En serio? – pregunte.

-Totalmente. Por cierto Vanessa, lastima, que… no seas mi yerna, pero algo bueno es…

-Ok gracias Russel, lo llamaremos. – corto la llamada. Sin dejar que Russel terminara de hablar, Matt busco en el directorio el estaba entre mis números para emergencias. Eso si me había dejado con la boca abierta. ¿Cómo pensaba Matt casarnos por teléfono por iglesia? ¿Estaba realmente loco, verdad?

Luego de unos pitidos, No pude contenerme Matt se veía como un loco, estaba sofocándose pero, el hombre pensaba a pesar de todo, o lo intentaba por lo menos.

-¿Matt? ¿Qué rayos haces?

-Me aseguro… si después de dos veces de escuchar “estamos presente para unirlos en matrimonio” Y no salgo corriendo, significa que o soy estúpido o estoy haciendo en verdad lo correcto.


Le di un golpe en el hombro y el me beso con fuerza, sonriendo, entonces el doctor respondió a la otra línea.


-¿Emergencias?


-Doc. Es Matt… esto es una emergencia – sonrió mirándome, yo estaba que me atragantaba de la risa y el miedo, esto era una locura.

-¿Qué sucede Matt?

-Necesito que nos case, a Vanessa y a mí…


Hubo silencio.


-Disculpa dijiste ¿Vanessa? ¿Casarse contigo?

-Si Doc. – respondió el.

-¿Esto es una emergencia? – pregunto con un tono de voz algo molesto.

-Y una muy grande Doc. – sonrió apretándome contra su cuerpo.


El estaba callado, no decía nada, pensamos que la línea se había cortado. Entonces, finalmente hablo.


-¿Están casados por civil?

-Así es…

-Mándame el folio – nuevamente enviamos el firmado por fax hasta el doctor quien se oía del otro lado revisando. – Bien todo parece estar en orden…

-No del todo…. – me susurro Matt sonreí.

- Un momento ¿Matt? ¿No notas que falta algo? – le dije de repente por tratar de atrasar un poco eso o por lo menos verlo más desesperado.

Miraba alrededor y Dios… no lo podía creer, tomo el mantel de la mesa y le hizo un hoyo pasándome a través de él.

-Perfecta. – el mirando de nuevo el teléfono.

-Matt…

-¿Qué sucede ahora?, en serio intento casarme antes, no me pongas más difícil Vanessa… - decía rosándome con los labios.

-Las flores….aunque no creo que importen mucho… - jadee.

-Toma las del florero. – Le mire incrédula ¿Lo decía en serio? – Es en serio, además se parecen a ti…

-¿En lo artificiales? – el se enfoco en mi de nuevo. Calmándose.

-No Vanessa, en que serán así para siempre, que no se marchitaran… nosotros no vamos a envejecer nunca. ¿O si? – me miro asustado.

-Por supuesto que no. – sonreímos. Le mire, no parecía como si fuera a ser una boda, no quería interrumpirle de nuevo, pero el vio que le miraba, su pecho desnudo, y me dio una tierna sonrisa.

-¿Doc? – pregunto.

-¿Si Matt?

-¿Va a comenzar ya?

-No, espera. Estoy verificando unas cosas. ¿En serio es voluntario esto?

Sonreímos.

-Ok, vuelvo en seguida. – fue la primera vez que el me soltó en toda esa locura.

Subió a velocidad vampiro las escaleras y se oían ruidos entonces pareció al instante, la chaqueta, la traía puesta, con una camisa que probablemente el compro, gris plomo, hermosa en el. Aunque traía los mismos jeans…. Sonreí, creía que podía llorar en ese momento. Se veía como una estatua de carne lista para tocar y celebrar, me sentía ridícula en cambio pero el ver a Matt (cansándose) lo demás, en realidad, dejo de tener importancia. Esto era un momento Kodak.

-¿Qué? Dijiste que la usara para un momento especial ¿No? – yo asentí y el vino rápido a mi besándome las mejillas rosadas.

-Te amo Matt…

-Es poco, pero por ahora estoy es lo que puedo darte. ¡Un momento! – me asusto salió como un rayo por la puerta de entrada, pensé que pasaba algo, solo cuando le vi volver, traía la caja con los anillos. Dios... ahora si quería llorar, subió corriendo y olí un perfume quebrarse arriba, para su beneficio su perfume, aunque realmente me pudo haber caído la casa encima que yo lo celebraría, el las pensaba muy bien. Entonces bajo guardándoselos dentro de la chaqueta. La casa comenzó a oler a él, a su fragancia, estaba en una nube sin poder pensar, estaba cautiva de sus ojos, ahora más que nunca tendría problemas para calmarme, comencé a desearlo con tanta fuerza que mis colmillos comenzaron a romper mis labios, intente calmarme, lo intentaba (en serio) solo pude seguir teniendo una cuarta parte de mi total auto control y por ahora eso valía y ayudaba lo suficiente.

-¿Matt? – era el doctor al teléfono.

-Aquí estoy – me dio una mirada y miro el teléfono, sin levantar la vista arranco una cortina, bueno el forro transparente, y me lo tendió. – Amor, lamento no tener una corona pero…

-Matt… no.

-Lo necesitas para el beso. En serio ya, me siento un gay vistiendo novias amor.


Reí por sus tonterías, en serio era graciosos verlo tan apurado y acalorado.


Lo abrace, el era realmente dulce, un hombre detrás del macho que hacia ver. Y un total y declarado loco sin remedio. Practico. Me sentía ridícula, pero no me importaba ese momento era perfecto. Mientras el estuviera allí, mirándome como me miraba ahora.

Mientras el doc. Hablaba y realizaba la corta ceremonia, durante el transcurso, sucedieron cosas muy graciosas, ¿Las monedas? “Doc., no fui al cajero, ¿le sirve la tarjeta?” decía Matt sonriendo, solo que era en serio. Así que terminamos tomando la tarjeta de crédito de Matt, finalmente fue la hora de los anillos. Entonces mis lágrimas volvían a salir, por segunda vez, hasta ahogarme, pensé que esto seria la parte buena si llegaba a comprometerme algún día, que no iba a llorar en mí boda.


-Yo, Matt Dale, te tomo a ti por esposa, Vanessa Derrick, - el tragaba grueso con cada pausa - para serte fiel, prometo amarte, cada segundo de mi existencia, en salud, enfermedad, riqueza y pobreza, hasta que los días del mundo acaben o mi inmortalidad lo haga.

Tiernas lagrimas me recorrían y el las limpiaba. Estaba perpleja, esta era la razón por la que Matt no había comprado un nuevo auto, (el cual sabia cuanto le gustaba) lo mire y casi me dijo con su sonrisa “no es nada”, los anillos eran hermosos, ni en todos mis años de vida, había visto un anillo igual, los de antes eran más grandes, llenos de exuberantes joyas, pero este, era hermoso, varios canales de diferentes grosores de oro en un delicado anillo grabados por dentro, el que me colocaba decía “amada por la eternidad”

-Yo… Vanessa Derrick, te acepto a ti, Matt Dale (mi propuesta era diferente, la mente no me ayudaba, y las lagrimas tampoco) para amarte cada segundo de mi existencia, respetarte, honrarte, cuidarte y ser tu ayuda siempre, hasta que los días del mundo acaben o mi inmortalidad lo haga. – el sonreía, sin despegar los labios, estaba loco por terminar, pero disfrutaba aquello. Mi anillo para él, decía “Comprometido por la eternidad” eso era simplemente, hermoso.

Finalmente el glorioso “Si queremos”

Aquello, que comenzó por hacerme feliz a mi, termino por alegrarnos y hacernos inmensamente felices a ambos.

-Ya puedes besar a la novia Matt.

Ese momento fue el más sublime, y dulce, retiro el intento de velo por completo y me atrajo hasta su cuerpo levantando mi barbilla, finalmente tomándome detrás del cuello dulcemente me atrajo hasta su rostro cerrando los ojos, fue el beso mas dulce que había recibido de Matt. Cerré mis brazos entorno a su cuello dejándome llevar por él. Nuestro amor no parecía un cuento de hadas, pero este momento parecía narrado por uno. Era como dije, perfecto.

-“Señora Dale” – me llamo, sonreí. Lo abrace con fuerza, casi puyándole con las flores, luego de unos momentos fue el doctor quien nos saco de nuestras risitas pequeñas de celebración y de “no puedo creerlo”. Con una broma nos bendijo…

-Pasen pronto para bendecirlos con aceite – reímos. (Claro, si nos tocaba el aceite nos quemaba ese era el buen deseo que sabíamos que era cierto de parte de él)

-Que buenos deseos Doc., gracias. – me burle sarcásticamente.

-Pórtense bien. Feliz matrimonio chicos. Ahora han pasado una nueva frontera, deben apoyarse mutuamente. Feliz noche. Bueno casi día... por lo que veo en mi reloj – un pib… y la línea en blanco, finalmente éramos Matt y yo… con todas y absolutamente todas, las de la ley.

-¿Matt que día es hoy? – pregunte, creo que podía olvidar hasta el lugar del mundo donde nos encontrábamos.

-Viernes

-Fecha Matt…

-No lo se… - miro al reloj de la sala que daba también la fecha. – 15 de Agosto. Y exactamente las 11:18 de la noche.

-Bien, ese es nuestro aniversario y probablemente, esta sea, la primera boda legal fuera de las vegas y por sin contar vía telefónica. Por cierto, tú pagas el teléfono este mes. – Sonreí me beso.

-Pago lo que quieras…


Ambos nos miramos, sonrientes, me sentí ridícula con el mantel y lo arranque de un tirón, el sonrió y me atrajo hacia su cuerpo. El era todo lo que podía querer, todo lo que necesitaba. Todo lo que quería saber. Y conocer…

-Como dije…. – comento rozándome los hombros. –Que el blanco valga…

-¿Dónde quedamos? – pregunte y el sonrió nuevamente.

-No, aun falta algo, creo que no me oyes, dije “que valga el blanco…” ¿Qué viene después de la boda? - La sangre recién tomada me sonrojó más de la cuenta.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

CAPITULO 11: El fondo del pozo. Demencia

Capitulo 11: El fondo del pozo. Demencia
Katheryn Morales







Vanessa habla” fue entonces cuando sentí cosquillas en los labios, como cuando pasas tiempo entumecida y vuelves a caminar, cuando pude mi voz sonó casi en un jadeo, sus ojos estaban aun más fríos y horrorosos de temor, esos hermosos ojos azules. Los estaba asustando. El tocaban la piel de mi brazo y trazaba los dedos en mi rostro.

-Vanessa respóndeme…

-¿Qué...? – aun incapaz de moverme.

-¿Vanessa? Por Dios estás tan pálida… ¿Hace cuanto que no te alimentas?


Eso era una pregunta interesante, sentía que habían pasado semanas y semanas desde la última vez que me alimente de sangre. Eso me pasaba, estaba seca, me estaba muriendo. Por mi tonta sensación de vacio era eso, estaba secándome.

-No... Lo se… ayúdame a leva...

Cuando intente sostenerme de los pilares del balcón para subir caí aun con más fuerza y el me atajo, Dios… no eso era humillante, no delante de un vampiro guapo por favor.

-Vanessa, esto es completamente estúpido y descuidado de tu parte, quédate tranquila no puedes ni moverte, vamos a mi cuarto tengo muchas raciones de sangre allí.


Bien, eso no se oía nada bien, absolutamente nada bien, pero de nuevo mis labios estaban fríos y dormidos no podía responder. Damián trato de pasar desapercibido, finalmente escuche un “clic” de la puerta y algo suave debajo de mí.

Camino por toda la habitación, podía oír sus movimientos rápidos de vez en cuando oía cosas plásticas sonar unas contra otras, y luego, algo caliente en mis labios.

Gloriosa sangre fresca.

Tan pronto como había suficiente en mi organismo yo mismo se la arrebate de las manos y comencé a extraerla, perdí el control de la sangre, había muchas bolsas quizás tome unas seis en un momento y finalmente caí sentada en la cama. Damián estaba mirándome fijamente, sorprendido.


Eso fue muy humillante, lo que había hecho.

-Damián yo, disculpa, será mejor que, me vaya…

-Esta bien Vanessa, entiendo, soy vampiro quizás en algún momento me ponga también así no tienes que preocuparte, solo… no vuelvas a dejar que tu cuerpo vuelva a estar así… en verdad me asustaste… te estabas matando ¿lo hacías agrede?

-No, claro que no…

-Pues casi lo haces, por inanición – el me miraba fijamente y serio. – no vuelvas hacerlo…


Hubo algo en mi estomago que sintió abandonar para subir a mis mejillas, había algo en la forma en que me hablo que me hacia sonrojar quizás era la forma en como me miraba.

Se acerco a mi rostro y parecía estar limpiándolo, eso se sintió incomodo no quería darle ideas de algo a pesar que sabia y se veía que solo lo hacia con la intención de quitarme la sangre derramada.

-Yo puedo hacerlo… déjame. – dije moviéndome buscando un pañuelo que el me extendió y limpiando como podía.

-Deberías ver a un medico, ¿quieres que llame al doctor?

Oh, claro y dejar que venga a su cuarto para que piense cualquier cosa. NO gracias.

-No, esta bien… solo quiero irme a casa. ¿No hay problema?

-En absoluto, lo que quieras, vamos, despídete de papá, si quieres y te llevo. Necesitas descansar.


Caminamos hacia afuera y casi nadie pareció percatarse de nuestra aparición o desaparición. Caminamos hacia Russel quien sonrió cuando me vio.

-Vanessa…

-Russel…- sonreí – felicidades.

-Muchas gracias… - miro a su hijo y luego a mi.

-Creo que fueron por un bocadillo… - miro a Damián – sangre, quiero decir.

-No, solo un poco – sentía la sangre en le rostro.

-Yo diría que mucha. – el seguía sonriente. – Me alegraría mucho por ustedes dos chicos, así que no hay problema…


Dios eso estaba pasando de la raya.

-Vanessa se siente mal papá, voy a llevarla a casa.

-¿Por qué no se queda a dormir? La casa es muy amplia. – nuevamente sonrió.

-No gracias, yo no me siento bien… solo quiero estar en un lugar cómodo para mi… conocido.

Respiro profundo y luego asintió.

-Muchas gracias por venir, y me gusto el regalo… - tomo mi mano y la beso poniéndola entre las suyas dulcemente. – espero que mejores.

Asentí.

-Gracias…


Cuando caminamos por el vestíbulo Damián, como cuando llegue pero esta vez más consciente de mi estado me tomo por la cintura. Luego me ayudo a subir suavemente al auto, no sentí nada en el camino estaba tan agotada, pero poco a poco sentía como la sangre iba fluyendo.

Al llegar a la casa, me sentía a punto de estar mejor, solo por ver la entrada de la casa, Damián me llevo poco a poco de mi brazo y finalmente paro en la puerta.

-Desde aquí puedo, gracias por todo y disculpa…

-Todo esta bien Vanessa. No tienes que mentir conmigo.

-¿A que te refieres?

El sonrió.

-Sabes que me gustas… y por eso huyes.


Le mire durante un largo rato, y entonces el fue acercando los labios, no sabia si no tenia fuerzas para moverme o estaba tan resignada a todo que no quise huir.

Entonces la puerta se abrió rápidamente y él se compuso. Mire de reojo tanto como pude para adentro, era Matt en la puerta. Parecía divertido llevaba un pedazo de algo en la mano comiéndolo.


-Wow… que hermosa noche – dijo saliendo afuera mirando el cielo.

Si hubiera estado en mis cabales, le hubiera al menos dicho que arruino algo importante, pero no sabia si estar apenada o agradecida por interrumpirnos. Damián tomo mi mano entre las suyas, muy parecido a su padre, y la beso. “Que descanses”


-Buenas noches Matt.

-Buenas madrugadas Damián – dio Matt sonriente.

Eso era irritante no quise ni meterme, camine hacia adentro, oí el auto de Damián encenderse y caminar a Matt adentro con un portazo. Cuando iba caminando en las escaleras él comenzó con las directas insultantes.


-Bien… muy bien Vanessa, ¿a ver de que me perdí?

Le hice señas con el rostro de “¿de que rayos hablas?”

El parecía molesto, pero al mismo tiempo, la cara de un “yo sabia quien eras”

-Pues, te queda muy bien el papel. Pero es que se ve tan bien en una mujer…

-¿De que hablas?

-¿Crees que no se que hicieron ustedes?


¿Perdón?


-¿Disculpa…?

-Se te olvido limpiarte…. Aquí… - dijo señalándose el mismo el cuello. Demonios seguramente me había limpiado mal por no mirar en un espejo. – Al menos podrías esconderlo mejor, eres una buena actriz a veces tengo que admitirlo, no quisiste estar…

-Cállate Matt…

-No, no me callo.

-No sabes de lo que hablas… alucinas.


Mientras gire de nuevo hacia los cuartos, sentí una ola caliente pasar a uno de mis costados y Mat con los ojos en llamas frente a mi.


-No, me des la espalda… - había rabia de la más pura en sus ojos.

-Quítate Matt…

-¿Por qué…? – su voz parecía lastimada.

-¡Te dije que no paso nada!

-Estas llena de sangre regresas a media madrugada, pareces como drogada, estuvo a punto de besarte en mis narices y aun así ¿quieres negarme algo?

-Piensa lo que quieras… te dije que no paso nada, además no te debo ninguna explicación. Tu tampoco me las das, a mi no me importa con quien te revuelques, no te metas tu tampoco con los míos.

Tomo uno de los cuadros de la pared y lo lanzo lo mas lejos que pudo estallándolo el sonido me hizo estremecer. Eso era tenebroso.

-Matt…

-¡No es… igual!

-Estas asustándome… quítate… por tu bien.


Claro que era más bien por el mío, no tenia fuerzas para defenderme ni nada.


-¡Con una mierda que no! ¡Que rayos hiciste! – ese no era el Matt que conocía, estaba saliendo su lado vampiro. Terrorífico

Pero no sentí nada, estaba yéndome de espaldas veía a Matt cada vez más lejos. Cuando abrí los ojos, estaba en mi cuarto, Matt estaba a mi lado, mirándome fijamente con la mirada asustada.

-¿Qué paso?

-No lo se… dime tu… - esta vez estaba más calmado.

-Demonios…

-¿Estas bien? – su voz era plana y superficial.

-¿Ahora te importo? – el miro con rabia a mi cara y luego se giro.

-Si no creyera que eres vampiro pensará otra cosa Vanessa…


Eso, fue por mucho insultante…


-Ya piensas lo que quieres Matt… - esta vez le mire y si hubiera podido llorar lo hubiera hecho. El no se defendió, siguió mirando fijamente. Y luego salió.

-Buenas noches…

Ni siquiera le respondí.


Si antes habíamos sido fríos, ahora estaba siendo gélido el ambiente entre nosotros, me fui recuperando poco a poco, Drake volvió a llamar esa semana, todo estaba mucho mejor, dijo que estaría en casa para principios del año. Cada vez atrasaba más el volver. Yo solo sonreí, él también me pregunto por Matt, y el silencio en la línea le dijo todo lo que necesitaba, me conto que estaba preocupado con que al volver solo encontrara los restos de nosotros y eso en parte fue divertido.

“Que estés bien” me despedí.


A mitad de semana, a Matt le dio un arranque extraño y estaba sonriendo desde que llego a la tienda. Intente no responderle nada, pero era imposible, se sentía tan bien cuando el nuevamente quería hacer las pases aunque aun así seguía dolida. Finalmente, dimos un receso de medio tiempo en la guerra, al llegar a casa, al día siguiente, ya que no caería tan fácil de que al primer día que quisiera recuperar todo luego de llamarme en términos dulces regalada, yo le diera la mano y le dijera “tranquilo no paso nada”.

Matt me miro, y se acerco poco a poco a mi, mientras colgaba el abrigo en el perchero, me lo quede viendo a los ojos, y finalmente seguí colgando el abrigo.

-¿Qué quieres Matt?

-Discúlpame… - mis manos se quedaron extáticas.


Silencio


-¿Sabes que decir lo siento después de que haces algo, no siempre arregla el daño que haces?

El asintió.

-Lo se…

Me miro apenado, y luego se acerco más, yo me eche para atrás suavemente sin que lo notara.

-Vanessa…

Le mire

-¿En verdad, no paso nada con Damián…?


Esa fue una pregunta extraña, pero era necesario responderla, por el bien y la salud de ambos.

-No…


El respiro profundamente.


-Al menos…

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Es que… no me improtaria, que …

-De hecho no te tiene que importar nada de eso… entiende, es personal.

-No con el Vanessa, hazlo con quien sea menos con él.

-¿Por?

-No lo se… es demasiado…

-¿Perfecto?

El miro por un instante largo, y luego asintió

-No lo se, parece muy bueno y …

-¿Y?

-Es como si estuviera hecho para ti no lo se…

-¿Y cual es el problema?


El no dijo nada.

-¿El te gusta?

-No lo se…

Eso lo decía en verdad.

-Entiendo… a mi me pasa con algunas… no se con cual dejar y con cual quedarme…


Camine a la cocina y busque en el refrigerador una bolsa de sangre entre los tomates mientras la tomaba. Estaba agotada, ese día habíamos vendido casi todo porque mañana vendría nueva carga a la tienda.

-Necesito descansar… hasta mañana Matt.

-Hasta mañana Vanessa… mmm.... creo que voy a salir. – dijo cuando comenzó a sonar su teléfono.

Sentía sus ojos en mi espalda, pero no me gire para corroborarlo. Era suficiente con su olor a limpio cuando se bañaba y tenia el cabello aun mojado. Demasiada tentación junta para soportarla. Y no quería pensar en nada estúpido que el estuviera comentando para provocarme.

Al día siguiente, Matt no aprecia desde la vista de los anaqueles, ayudamos a bajar algunas cosas y el apareció acomodando todo, Ivana lo miraba como una hambrienta del desierto frente a un Mc Donal´s. Eso era asqueroso. Pero el ni la miraba.

Hablando de la comida, finalmente fue hora del almuerzo, lo invitaría a comer, pero no se apareció por ninguna parte. El almuerzo estuvo bien tenia días que no probaba verduras, fue rico. Pague mi cuenta y di un poco más de propina, mientras salía de la tienda Matt… ¿Era Matt? Estaba frente a una joyería, con una chica… una rubia… ¿sonriente?

Ok, no quería saber nada… nada…


Camine a la tienda y trate de terminar mi horario para largarme lo más rápido que pudiera. Lo cual me llevo minutos de paciencia y horas de desesperación ¿estaba comprándole un anillo? ¿El? No podía ser cierto. Ivana ya estaba cuando yo había llegado. Por lo tanto no era ella quien estaba con Matt.

-¿Estas bien? – pregunto ella.

-Perfectamente.


Se limito a seguir haciendo lo que hacia antes de hablar lo que sea que fuera. Para terminar el ramo de flores del día, antes de terminar el turno apareció Damián.

Lo que faltaba. Aunque no me venia nada mal. Necesitaba apoyarme en algo.

-Buenas tardes…- dijo en su tono tan formal.

-Para ti… - respondí.


El miro tranquilamente y luego siguió.

-¿Hice algo mal? ¿No querías que viniera? solo, estaba preocupado por ti, disculpa.

-¡No!... oye… - me había pasado de ácida. – disculpa… es solo que…


Le mire a los ojos, y en el había una mirada de dura comprensión y me atrajo para abrazarme.

-Esta bien… tranquila…


No quise moverme de allí, me sentía tan firme y fuerte, necesitaba a Matt, pero tan solo necesitaba un abrazo de él… de mi Matt, Damián, Dios… Damián era el premio gordo pero yo necesitaba… al tonto y burro. No podía creer que se hubiera comprometido con otra chica.

-Dios mío… Damián… yo…

-¿Estas bien? – pregunto el aun sin dejar de abrazarme

-No…

-Eso lo se.. – sentí el aire entre sus dientes chocar con mi cabello mientras reía.

-Esto es horrible…

-¿Me he vuelto el confesionario de Matt?

-Disculpa… no voy a molestarte, ¿a que has venido? – dije componiendo mi cara y calmándome, pero el aun así no se aparto y rozaba mi rostro calmándome.


Eso se sentía muy bien. Me sentía protegida.

-No tienes que hacerte la fuerte… te estas haciendo daño…

-No importa, así debo serlo. Créeme Damián.

-No créeme tu… -me acerco a su rostro para verle a los ojos – te estas matando Vanessa, no seas tan necia…


Me quede callada, ese momento hubiera sido tan perfecto, si no solo me gustara Damián sino que estuviera perdidamente enamorada de él.

-Damián…

-Vanessa, con todo lo que a pasado, con… ese muchacho… ¿Por qué crees que aun no me e ido? Sigo esperando que termine de meter la pata, lo admito, porque quiero quedarme contigo… te quiero a ti Vanessa… tu eres tan perfecta, eres tan… no lo se… - esta vez parecía apenado – eres todo lo que yo quisiera de mi compañera de vida. No puedo obligarte a que dejes de quererlo pero… tampoco me obligues a separarme de ti… estarme aquí… yo…


Por un instante, todo estuvo callado y de repente,

Me beso.

Sus labios eran tan… suaves, eran más delgados que los de Matt, y me hacían sentir incomoda, esos no eran los labios que quería.

Tan pronto como pude separe mis labios de él. Pero el tenia los ojos rojos, llenos de deseo, y los labios rojos también. Dios mío… esa era una imagen para recordar, pero yo estaba espantada.

-Damián…

-Vanessa… - pero sus palabras eran más de satisfacción que de disculpa.

-Suéltame… yo ¡que hiciste!

-Vanessa yo, no yo pensé que tu…

-Déjame por favor.

-¡Vanessa!


Lo último que me percate fue de mi mano en su mejilla. Dios ahora si me estaba volviendo completamente loca.


-Sera mejor que te vayas…

Dije mirando a otro lado. Damián parecía frio, aun así suavizo la mirada. Y camino.


-No me voy a rendir tan fácil Vanessa. Eso fue menos doloroso que un estacazo… no me rendiré.

-No quiero que te hagas ideas… no pasara nada Damián, lamento si te di esa impresión, pero no es verdad.


El me miro, y se limito a bajar la cabeza en gesto de “permiso”. Solo vi su espalda. Ivana que estaba allí se quedo con los ojos perplejos a distancia, mire a su dirección y siguió doblando unos tapices.

Después que todos se fueron, me quede para cerrar la tienda con Ian, el suplente de Drake por le momento. Cuando estuve a punto de apagar las luces, me di cuenta que el celular de Matt estaba sobre uno de los mesones de la parte de cargamento. Matt nunca salía sin el celular, bien, no importa que haya hecho, pero… algo le pasaba… necesitaba buscarlo.

Mire a Ian, y tome e teléfono.

-Ian, ¿has visto a Matt?

El lo pensó.

-Ahm… creo que si… se fue hace una media hora con una pelirroja, muy linda por cierto, la veo casi todos los días en la otra cuadra…

Oh no... Demonios, no esa no era una regalada, era una caza vampiros.


Salí corriendo buscando el olor de Matt, estaba el aire muy disperso, los aromas estaban mezclados, palomitas, dulces, demonios era viernes y de paso era fecha de festividades del pueblo en una calle donde tenían una reunión afuera. Necesitaba encontrar a Matt lo antes posible, me concentre en el olor, y me estaba llevando justo a donde no quería que lo hiciera.

El mismo callejón donde lo encontré. Corrí a velocidad vampiro no me importaba que me vieran, estaba corriendo como un ratón hacia la trampa, Matt era el ratón y si no llegaba a tiempo iba…

Cuando llegue me pare en seco, en plena oscuridad la pelirroja revoloteaba el cabello mientras… Matt, si algo se le podría llamar restregar el cuerpo, era eso…. Dios mío, esto era como recibir un disparo en el pecho. Peor, me constaba porque los había recibido. Estaba fría, cuando Matt se dio cuenta de mi aroma en el aire giro para mirarme, y vi la maldad en los ojos de la mujer, puso sus manos en su cuello.

-¡¡¡NOO!!!


Lance a Matt a unos cuantos buenos metros de ella, la chica estaba azul, ante mi movimiento, mis colmillos estaban afuera. Quería matarla. La levante desde el cuello.

Tome el control de su mente antes que me estacara mirándola fijamente mientras trataba de calmarme para no decirle que se clavara ella misma en el pecho la estaca.

“Quiero que camines a tu casa” “No recordaras nada, nada de lo que viviste ni hiciste aquí, terminaste lo que hacías hace una hora y decidiste volver a tu casa” le mire con desprecio… “ahora largo”


Pude ver a la chica caminar como un zombi hacia afuera. A la luz… después de quedármela viendo hasta que desapareció.

Luego mire a Matt, el estaba pálido, frio. Asustado, quizás avergonzado.


“Vanessa…”

-Tal vez debí dejar que te mataran el primer día y te fueras directo al infierno… al menos allí harías más oficio.

-¿Qué…?



Con la más grande rabia que jamás llegue a sentir desaparecí en un segundo… me tomo otros más llegar a casa, tire la puerta al entrar. Minutos después apareció Matt en la casa también, el estaba frio y distante. Más frio que nunca.

-¿Estas mejor? – su voz era ruda y seca.- porque espero que yo si…

-¡ERES UN MALDITO! – le embestí con todo el cuerpo con los colmillos afuera.

-¡Que querías que hiciera!

-¡Pensé que estabas en peligro solo querías acostarte con cualquiera nos pusiste en peligro! – luchaba contra sus grandes manos por alcanzarlo.

-¡ERA UNA TRAMPA!

-¡SE QUE ERA UNA TRAMPA!

-Si no te importo ¡entonces porque te pones así!

-¡Me importas una mierda! – dije soltándolo finalmente


Estaba jadeando… cuando finalmente pude componerme

-Eres un mentiroso…


El me miro atontado y luego la rabia lo carcomió.

-¿Yo soy un mentiroso? ¡Yo nunca dije que no era lo que decías! ¡Pero tú dijiste que nunca te habías acostado con Damián! ¡¡ ¿Entonces que fue eso que vi en media tienda hoy?!! Estabas besándote con el… ¡estabas abrazada con el demasiado cerca como para pensar que ustedes no tenían confianza! ¡ERES UNA MENTIROSA!


Esas palabras me golpearon

-Yo no…

-Cállate... no es cierto... Nada del o que dices es cierto, todo es una…

-Matt, yo nunca te e mentido…. – esta vez mi voz temblaba… - tienes que creerme…

-No puedo, eras tu la que estabas allí. Me largo…

Subió las escaleras a pasos gigantes y le seguí tanto como pude tanto como mis pies dieron para hacerlo

-¡Matt! – le jale del brazo pero el lo lanzo lejos.

-¡Suéltame! Me largo de aquí…

-¡Tienes que creerme! ¡Yo… eso no es! Yo te quiero es a ti... Matt…

-Solo deja de mentir… - alzo las manos en señal de cansancio y camino a su habitación podía oírle recoger todo. – déjame en paz….



Me sentí completamente destruida.


Entonces oía voces repitiéndome en la mente “mentirosa” “mentirosa” “deja de mentir” “eras tu”, pero esa o era la voz de Matt, no… esa no era definitivamente su voz… era… la voz de mis padres, nadie me creía... Yo… tuve que sostenerme de la puerta de mi cuarto abierta, Matt pasaba con sus cosas por el pasillo lanzándolas abajo, definitivamente iba a irse, estaba perdiendo la vista, la mente, ¿Qué me pasaba de nuevo? ¿Había olvidado alimentarme de nuevo? Probablemente pero no… mi mente me dolía, los recuerdos… estaba sola, estaba sola… “mentirosa” “deja de mentir” vi la sombra de Matt y solo oí un golpe seco de la puerta del frente. Se había ido. El se iba a ir… no… no por favor no…

Mis pies comenzaron a temblar, y volví al suelo, tenía frio… mucho frio… algo venia escaleras arriba, era Matt algo se le había olvidado.


Intente abrir los ojos, solo lo vi estático parado metros de mi. Estaba gimiendo, yo… no, no eso no, yo no quiero manipularlo. Yo no… Pero la diferencia, era que no lo estaba manipulando, no podía controlarme, estaba desesperada. El se acercaba.

“Demonios” – era Matt

¡No! “Vanes….”


Luego no oí nada más. Solo las sombras y las voces agudas golpeándose entre si de las palabras de Matt.