Katheryn Morales

-¿¿Vanessa??
-Estoy bien yo… - trataba de ponerme en píe.
-Me llamabas
-Yo no te llamaba…
-Estabas… - el parecía atontado y frisado, completamente azul. – tu… tu estabas gimiendo por mi…
Lucia demente, como si no pudiera creerlo.
-Suéltame Matt…
-No… vamos a arreglar esto y lo haremos ¡ya!
Me lanzo dentro del cuarto cerrando la puerta tras él, como si eso fuera a detenerme… bueno por ahora sí. No podía defenderme del todo, pero, ahora que lo veía si tenía fuerzas y tenía muchas. Tener a Matt cerca… no estaba débil tenia miedo de que el se fuera.
-Abre la puerta Matt o la destrozo.
-Sera mejor que ya bajes esa pared, ahora puedo verlo todo.
Corrió hacia mi, cuando quise escapar como un pez entre sus manos pero el me golpeo contra la pared presionándome contra su cuerpo cuando lo intente.
-Solo quiero hablar ¡Vanessa! ¡Cálmate no te haré nada! ¡CALMATÉ! ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así?
-¡DEJAME!
-¡NO! QUIERO QUE ME MIRES, ¿Por qué crees que estaba con esa tipa en medio de la misma calle donde me encontraste? ¿Por qué tienes que ser así?
-Eres un….
-Mírame… - decía el, yo quería desgarrarle la garganta con mis uñas o los colmillos. Fácilmente podía excepto porque era increíblemente fuerte. Me golpeaba contra la pared para que enderezara el rostro.
-Suéltame eres un mentiroso y un maldito perro inmundo, ¡no has cambiado tus hábitos humanos, si piensas que puedes revolcarte con quien quieras y luego venir conmigo estas equivocado! ¡No soy de ese tipo, una cosa es que me gustes mucho pero otra que vaya a caer tan bajo! ¡Cuando me dejes libre voy a arrancarte un brazo!
-Entonces aprovecha y arranca ambos, porque sino será tarde… - me soltó solo de los brazos pero me mantuvo presionada a la pared con el cuerpo.
Desgraciado, tenia practica.
Todo el odio acumulado y las ganas de matarle se me fueron cuando lo mire, lo sabia, no quería mirarle porque eso me haría… bajar la guardia. Sus ojos eran como los de un herido, un herido en sentimientos, pero con furia y deseo a la vez. Dios, lo deseaba, lo deseaba como a la sangre o quizás más. Todo mi cuerpo gritaba por el, se estremecía, y el lo sabia.
Y casi un milagro, ¿una lagrima? ¡¿Como demonios podía yo llorar?! Ambos nos quedamos paralizados lo sabíamos, no podíamos llorar, jamás, ¿Cómo demonios podía?
-¡NO! QUIERO QUE ME MIRES, ¿Por qué crees que estaba con esa tipa en medio de la misma calle donde me encontraste? ¿Por qué tienes que ser así?
-Eres un….
-Mírame… - decía el, yo quería desgarrarle la garganta con mis uñas o los colmillos. Fácilmente podía excepto porque era increíblemente fuerte. Me golpeaba contra la pared para que enderezara el rostro.
-Suéltame eres un mentiroso y un maldito perro inmundo, ¡no has cambiado tus hábitos humanos, si piensas que puedes revolcarte con quien quieras y luego venir conmigo estas equivocado! ¡No soy de ese tipo, una cosa es que me gustes mucho pero otra que vaya a caer tan bajo! ¡Cuando me dejes libre voy a arrancarte un brazo!
-Entonces aprovecha y arranca ambos, porque sino será tarde… - me soltó solo de los brazos pero me mantuvo presionada a la pared con el cuerpo.
Desgraciado, tenia practica.
Todo el odio acumulado y las ganas de matarle se me fueron cuando lo mire, lo sabia, no quería mirarle porque eso me haría… bajar la guardia. Sus ojos eran como los de un herido, un herido en sentimientos, pero con furia y deseo a la vez. Dios, lo deseaba, lo deseaba como a la sangre o quizás más. Todo mi cuerpo gritaba por el, se estremecía, y el lo sabia.
Y casi un milagro, ¿una lagrima? ¡¿Como demonios podía yo llorar?! Ambos nos quedamos paralizados lo sabíamos, no podíamos llorar, jamás, ¿Cómo demonios podía?
-Demonios –trago grueso- te e lastimado como un maldito idiota yo... ¿no es así? – su voz era ronca y suave. Toneladas de lagrimas corrían por mis mejillas el solo me miraba, y las secaba con los dedos tragándolas.
-Por favor… suéltame… - pedí débilmente, esta vez me bajo de la pared, pero aun permanecía cerca, demasiado.
-Vanessa… yo - el parecía hallar la fuerza de donde no la tenia – Maldición, ¡yo te amo! Te amo ¡te amo, te amo te amo con todo de mi!
Me quede mirándolo, con el rostro mojado, impactada, tan cálida y tan asustada a la vez. Tuve que girar la vista para no caerme al suelo.
-Desear y amar no es lo mismo… - le golpee el hombro con fuerza casi como para voltearlo completo desde el tronco. Ni se movió, este idiota ¿de que estaba hecho?, claro yo, en ayuno de vida, de imbécil lo alimente con sangre de una vampira adulta, le di mas fuerza que cualquiera.
-Conozco perfectamente el deseo… - me miro y las llamas se avivaron en sus ojos – pero no conocía el amor, por eso este deseo tan fuerte, que no comprendo, debe serlo, esta necesidad de que solo seas mía, de verte cada mañana en mi almohada aunque tenga que fingir que dormimos, o simplemente viéndonos a los ojos toda la noche, de que me arranques ambos brazos si así te guste y en este momento te haga feliz, o incluso, de que te quedes con Damián, y no conmigo aunque eso me incinere y me mate por dentro, aunque quiera ser yo quien te de toda esa felicidad, aunque vuelva a ser el maldito estúpido de antes, y tenga que saciarme con mil mujeres solo porque no puedo hacerlo contigo. ¡Pero quiero que seas tu quien lo haga! ¡Por todo lo que dure mi vida! Te amo a ti… te quiero a ti… -Dios ahora yo tuve que buscar las fuerzas escondidas para no creer en ello.
-Debiste haberlo pensado, antes de tener algo con alguna. Se que no es la primera vez - Esta vez se alejo de golpe y me dolió mucho mas fuerte, era como si lo golpeara con la verdad y el lo supiera, imaginarlo no era lo mismo que saber que paso. Yo sabía quien era, lo que hizo siendo humano, ¿Qué podía esperar de eso?
-Vanessa, nunca… desde que tu me convertiste, jamás volví a tocar a nadie… - parecía molesto. Y finalmente soltando un gran peso.
Para ambos.
No quería… no quería creerlo.
-Por favor, di tus mentiras a quien te crea, eres un mentiroso, siempre lo serás. No se que vi en ti.
-¿Puedo probártelo de alguna manera?
No quise ni hacerle caso, pero sabia que había una manera, y aunque lo odiaba vi la luz en esa posibilidad, ya no quería que me hiriera, ya era suficiente, en todos mis años, intentaron matarme de mil maneras, pero esto, era como pasar por todas ellas siete veces peor, la angustia, el sufrimiento. El dolor, e incluso la traición, de alguna manera había confiado mis sentimientos dejándome enamorar de él.
-La hay… - maldición… no podía
-Dímela…
-Pero solo puede mostrarme lo que has hecho durante las últimas 24 horas.
-Es suficiente. Ayer me viste con una chica cerca de esta hora, y hoy... puedes ver todo lo que paso. – demonios, si mentía, no aguantaría en arrancarle la cabeza después, lo mataría de inmediato. No, lo peor era el dolor. – Dímelo y te lo probare. – mire a otro lado.
-Debo beber de tu sangre, pero no con la intención de alimentarme. – Camine hasta mi peinadora.
-Entonces hazlo – volvió a encerrarme entre el y la pared de golpe.
-No quiero… ya basta ¡no mientas más Matt!… - antes de que pudiera salirme me aprisiono como antes con el cuerpo dejándome totalmente inmóvil, ambas manos las subió sobre mi cabeza presionadas con la pared y una de sus manos. La mano libre la mordió con los colmillos y me la extendió, me miro y al ver mi vacilación y ganas de soltarme aun la presiono contra mi boca. Intente no abrir los labios pero era astuto, mi lengua solo roso un poco la sangre y allí estaban. Las imágenes.
Allí estaba él, también yo, tenia el rostro rojo, era hace unos segundos esa imagen, tenía los ojos incendiados en lágrimas, se sentía dolor, un dolor profundo, estaba sintiendo lo que Matt sentía. El estaba… este dolor, le dolía verme mal, la imagen iba en retroceso, lanzo algo a la basura. Otra imagen el en el callejón con la chica pelirroja, la cazadora, no sentía nada, sed, rabia, dolor, el mismo dolor que sentía cuando iba a desquitarme mi rabia enamorando a Damián el primer día que lo conocí, retrocedía la imagen, Damián me tenia entre brazos, me besaba, ardía de la ira… un odio, quería en la imagen, yo quería matar a Damián de la rabia y el odio que sentía, pero esos eran los sentimientos de Matt, yo solo los veía como en un espejo a través de Matt como si el lo viviera, (definitivamente el no vio cuando le noquee después), retrocedía más la imagen, los momentos los veía de lo nuevo a lo más antiguo, una imagen atrás, Matt en unas sillas amuebladas como las que hay en los restaurantes de comida rápido, Matt estaba siendo dulce con ella, la chica sonreía era la rubia de hoy con quien le vi abrazado, ¡Maldición! Que le pasaba, ¡Me estaba matando con eso, me estaba torturando! El tenia en manos una caja de terciopelo, Dios… no puedo haberle propuesto… yo tenia que haberme equivocado, las imagines retrocedieron más como si caminara de espaldas, era de mediodía, Matt tenia la mirada en una joyería, la chica iba con el entrando, por eso no lo vi a la hora de almuerzo en ningún lugar, el, maldito, se había ido con ella a comprar sus anillos, descarado…. El sentimiento de felicidad era casi a explotar, más atrás, iba en el auto conmigo, era de mañana el susto, sentía susto, me miraba, la noche, yo estaba en mi cuarto, el estaba caminado en la sala, más atrás el estaba tomando el teléfono, pero la pantalla no estaba encendida, cuando el llego, más atrás…. Una chica, joven de cabello caoba, pero… ellos… no no estuvieron juntos ¿Qué decía Matt? ¿Qué le estaba diciendo? Eso fue ayer, esa era la ropa de ayer, la chica estaba ¡estaba en trance! “Pensaras que salimos y olvidaras todo lo que paso hasta ahora, discutimos es todo” (Era un degenerado a pesar de todo.)
Entonces Salí huyendo de los pensamientos, Matt me esperaba con los ojos abiertos. Si había una cara a la incertidumbre mientras esperabas, era esta, era la de Matt.
-Matt… - la voz al romperse, mi voz, el sabia, sabia que había visto todo, nada paso ayer con la chica, el lo hizo creer, pero ¿Por qué?
-Lo viste al fin… - sonreía.
-Matt… - trague tratando de separarme de él, pero no me dejaba distanciarme ni un poco.
-Vanessa vamos, viste todo, viste lo que paso, no hice nada, absolutamente ¡nada!
-¡Te vi con esa chica rubia! - el abrió los ojos de repente. Y sentí terror de que admitiera que algo se le había escapado. Pero sus ojos se endulzaron. Los ojos de Matt cuando únicamente únicamente, iba a ser sincero.
-Vanessa, ¿Hasta donde viste?
-Hasta justo esta hora, estabas en el callejón con una chica de cabello castaño tu… ¿Qué demonios le dijiste? ¡¿Estas mal de la cabeza?!
El parecía estar recordando la escena, paro, entonces, me hablo en ningún momento quito de mi sus ojos.
-Vanessa, la use para darte celos, jamás la toque tenia que mentir, yo… tenia que intentarlo otra vez. Por última vez.
-¿Qué?
-Luego, llegue y tuve que callarme para hacerte creer, y que termináramos de gritarnos pero al final me dijeras que me amabas y que todas las peleas eran porque estabas celosa…
-Matt… no estaba celosa… todo este tiempo solo e estado mal. Triste, ¿Cómo me hiciste esto?
-Luego… ¡Por favor escúchame Vanessa! – me abrazo con más fuerza haciendo que mi cuerpo tuviera menos posibilidad de moverme. – Luego, ya no me quedaban opciones, era lanzarme al agua o quedarme sin ti, pase toda la noche pensando, pensando, y…
-¿Explica lanzarte?
-Te iba a proponer matrimonio Vanessa…
Había miel miel de la más pura en sus ojos, yo no podía tragar, era mentira lo vi con la otra chica comprando el anillo…
-¿Entonces que hacías con la chica rubia sonriente? Estaba contigo en la tienda, te abrazo cuando elegiste el par, ¿Y luego que? ¿Fueron a celebrar a comer hamburguesas o algo así? ¿Ese es tu tipo?
-¡Ella me acompaño a buscar los anillos! ¡No se nada de esas cosas Vanessa, soy un burro de mierda que no sabe ni que tipo de flor le queda bien a un florero! – me quede callada mirándole, si hubiera podido llorar el lo hubiera hecho. Le mire mientras seguía explicando, todo estaba tomando hilo de sentido – Luego, cuando llegue al trabajo, te veía desde las cargas y ¡Dios! Te imaginaba mía, mía solamente para mi, mi esposa, ¡algo que jamás pensé decir! ¡Ni siquiera quería conocer! Entonces al salir, allí estaba Damián, te beso, y tu le respondiste el beso, ¡tenia ganas de romperle el cuello o cortárselo en tiras! Me fui solo, sin ti, luego la primera chica que vi, la pelirroja cerca del estacionamiento le dije le propuse, le propuse cosas, cosas como las que hacia, ella acepto, la lleve lo más lejos que pude, quería dejar todo incluso a ti, ya era demasiado, quería ser el mismo estúpido de siempre ¡burro mujeriego pero al menos eso! … entonces… ella puso los brazos en mi cuello, si tu no hubieras llegado, ella me hubiera matado, a pesar de todo fuiste por mi… te perseguí hasta la casa, cuando finalmente me dijiste que era un “maldito idiota de porquería que si lo hubieras pensado mejor quizás estaban aun esperándome en el infierno y no me hubieras salvado, que allí haría mas oficio “– dijo mis palabras verbales como si las citara. El en verdad tenía muy buena memoria. – entonces lance, la caja de anillos a la basura… y entre. Vendría a recoger mis cosas y me iría.
Trague ante la idea de no volver a ver a Matt, el sonrió ante mi reacción de que se pensaría ir, pero volvía su rostro pálido y seco.
-Solo entonces Vanessa, cuando estaba a punto de irme, te vi, te vi jadeando, por mi… entonces, nada me importo, nunca me lo has dicho, todo este tiempo e esperado que me lo dijeras. Nunca lo hiciste, pensé que era el ultimo ser con el que quisiera darte siquiera un beso de nuevo, pero verte mal... ¿Por mi? Tire todo el odio y todo lo que e sufrido estos meses.
-¿Meses?
El asintió con dulzura, yo comenzaba a ceder.
-Si, desde la primera noche, en que te negaste, fue el indicativo de que eras para mí. Todas aceptaban acostarse conmigo, pero tú, ni me mirabas, ese era mi reto, una mujer que no le gustara en lo más mínimo, Vanessa, me volviste como un loco. Y todos estos meses e dado la vuelta esperando a que mis planes funcionen.
-Pero estuviste con muchas Matt, Aun cuando dices que ya me amabas.
-Error. Con ninguna. – Sonrió rosándome la mejilla con sus nudillos.
Eso se sentía como en casa.
O mejor
-¿Qué quieres decir?
-Use el control mental sobre todas, para darte celos, jamás toque a ninguna otra chica desde que me convertiste… excepto, bueno, lo que viste hace rato, pero viste que no paso a mayores… - parecía avergonzado.
-¿Qué?
Dios… yo... ¿No le iba a creer tan rápido o si?
El asentía como si le hablara a alguien con dificultad mental.
-No se, creo que pasar la primera noche convertido contigo ayudo, porque ese día fue que me rechazaste. Y flechaste…
-Matt, yo no te enseñe el control mental hasta después de 3 meses. No mientas.
-Drake Vanessa, ¿Recuerdas lo que dijo de borrarle la mente al jefe en el primer día? – Este tipo, si no lo conociera un poco, diría que era un perfecto planeador de estrategias de guerra o un asesino en serie que taparía todas las pistas de asesinato. – Yo practique solo. Hasta perfeccionarlo.
-No puedo creerlo… pero… ¡Vamos Matt! Seamos realistas tu jamás harías eso. Eres un mujeriego, eso es como quitarle toda la comida de un solo golpe a un obeso. Te mataría.
-Pues casi que lo haces. Y no me ayudes, que estoy conteniéndome desde hace muchos meses, para no hacer esto contigo… - roso sus manos sobre mis caderas y deje salir un grito ahogado, era bueno, demasiado en sus caricias.
-Matt….
-Lo se... lo se... yo – parecía querer controlarse de nuevo. - ¿Entiendes ahora todo?
-Hubieras ahorrado muchas peleas.
-Entonces no nos hubiéramos dado cuenta lo mucho que nos necesitamos, así seamos unos tontos y yo cometa los mil errores, no me percataría del tesoro que…. Que nunca creí tener.
-Matt…. ¿Qué es lo que nunca has oído de mi…?
Lo mire sonriente.
-Te amo…. – dijo él, como si se lo recordara a él mismo.
Entonces sus manos fueron dulces, y me soltaron un poco mas que soltarme fue un reflejo de la sorpresa el cual aproveche. Me lance sobre él, tenia buenos reflejos, me sostenía en el aire apoyándome en su cintura, tenia que mirar hacia abajo para verle los ojos.
-Matt… Te amo.
Pensé que ambos nos iríamos al suelo, que el al fin diría “lo hice” pero reacciono de la manera que el podría reaccionar. Calentándome con los roces de sus manos, con furia besándome. Me perdí en sus labios, en el calor, el fuego, ya no había barreras, Matt era mío, lo quería para mí, lo deseaba tanto como él me deseaba. Lo sabia en su mirada., en sus besos, las caricias que eran tan intimas que debieron mandarnos directamente al infierno por ellas. Entonces me congele cuando comenzó a mover las ropas. El quedo en instantes en jeans, y pedazos de camisa negra en el suelo, mi camisa, me temo que sufriría lo mismo también.
El vio el cese de mis caricias y fue parando lentamente, esperando a que volviera al ritmo, pero comenzó a detenerse, hasta mirarme a los ojos. Intente besarle pero el me miraba como si pensara en algo.
-Vanessa… ¿Pasa algo?
No quise decir nada….
-Vanessa ¿Qué tienes?
¿Ok, como podría decirle eso?
-Oh rayos… no, no dime… dime que Damián no te toco... tu no pudiste dijiste… – “eso” era lo que veía que pensaba. Yo estaba congelada pero no por esa razón. –Vanessa…
Entonces vi furia en sus ojos, rabia de la más pura. Y urgió. - ¡¿Vanessa?!
Salí del miedo y de la fracción congelada de mi boca, para decirle suave y dulcemente…
-¡Maldición Matt! Claro que no, ¡jamás me toco ni siquiera eh …
Oh oh…
Su rabia cambio de una mirada de horror a una mirada incrédula, sonrisa que aparecía poco a poco mientras, descifraba.
Maldición.
-¿Vanessa?... ¿Tu nunca has…?
Me solté de sus brazos suavemente y me fui hasta la ventana. Me sentí desnuda delante del pueblo de repente, estúpida, ¡boca grande!
-Cállate Matt… - mi voz sonó aguda.
-No puedo creerlo.
Quería llorar de vergüenza, era tan mala con él, y me veía como si ya tuviera décadas de experiencia en esto y por eso le entendería. Pero yo era lo contrario, aunque mis sentidos vampiros no me hacían importar aquello, porque igual me dejaban volver loca como si hace mil años que hubiera pasado por allí. Pero no lo era, no era cierto.
-¿Qué pasa? ¿Algo interesante? – dije y me gire para mirarlo
El parecía como si le acabaran de contar que la torre Eiffel estaba echa de chocolate y se la habían regalado a el.
-Aunque si quieres, por mi no hay problema – le dije - espérame un momento y nos ponemos a mano. – Comencé a caminar hacia la puerta y el me atajo entre brazos.
-Ni loco… - me miro a los ojos. – Voy… a disfrutar esto.
OH Dios… Creo, que estoy metida, en serios, serios problemas, agradecía no ser humana o esto, me dolería y mucho.
-Solo no puedo creer que, esto… no es nada justo ¿Lo sabes? – rosaba con cariño mis mejillas y mis labios con el pulgar.
-¿Qué?
-¿Cuántos años tienes realmente Vanessa?
Mmm… eso no era algo que se debería preguntar antes de esto.
-Si te digo, probablemente mate el ambiente. – el rio y yo también por un instante nos relajamos.
-En verdad… solo dime cuantos.
Bien. Ya no podría huir, ni irme a ninguna parte, ¿Qué podía hacer? Si, debía hablar, no me soltaría.
-257 años…
El abrió los ojos y respiro profundamente.
-Si, soy… una vieja.
-No, no es eso.
-Y… ¿entonces?
- ¿Sabes?
-¿Qué pasa? – parecía apenado, o algo por el estilo. -¿Qué Matt…?
Me acerco entre sus brazos dulcemente mirándome como si no quisiera ofenderme.
-Que… tu con 257 años, te esperaste, para mi... Bueno no para mi pero, bueno para, tu me entiendes – sonreí. – y yo… con… menos de 18, para no decirte a cual… bueno, entiendes que hice.
Wow…
-Sabes, si lo hubiera sabido quizás – dijo y le arquee una ceja – seh… es imposible jamás hubiera creído que terminaría con una vampira ni en mis fantasías más eróticas, pero… al fin podre contarte esto… ¿Sabes porque no tuve nada con nadie luego que me convertiste?
-No tengo ni idea…
-Porque, no sabía que iba a sentir. No es como si de repente fuera ¡el virgen Matt! – Sonrió bamboleándome – pero, era algo nuevo, algo que no sabia como era ni como se iba a sentir… desde ese momento, supe que con quien quería saberlo era contigo, vamos, me volviste agua la boca – me beso dulcemente en los labios. Un beso… al fin.
El, era tonto y burro, era lo más cercano a una escultura griega, asombrosamente atractivo, pero cuando lo proponía se abría podía ver la perla escondida en él. No podía creer todo lo que hizo por mi, yo creí que era una tonta que me estaba dejando llevar por lo que el hacia y como una media, que me arrastraba, pero el sentía lo mismo de mi. O peor.
Me sentí poderosa entonces. Sonriente.
Vampira con todas las de la ley.
Nunca estuve con nadie no fue por guardarme, solo que la mayoría eran idiotas y maniacos del poder, creí una perdida de mi tiempo, pero era increíble que esto lo estuviera viviendo ahora, y con Matt.
-¿Desde que momento? – pregunte.
-¿Qué?
-Dijiste “desde ese momento”
-Desde que dijiste “Matt, nada de lo que estas pensando va a pasar hoy”.
-Eres un ¡idiota! – Sonreí - ¿Sabes que te amo?
-Recuérdamelo.
-Te amo – y nuevamente la furia se encendió. Pero de pronto fue ahora el quien paro.
-Matt, así creo que nunca vamos a terminar hoy…
Sonrió. Poniéndome la mirada en el cabello.
-¿Quieres hacerlo así? O… ¿Necesitas primero casarte? – rodé los ojos.
-¿No crees que 257 años ya es suficiente de espera como para que esperemos aun más hasta planificar casarnos Matt? No solo tú tienes buenas hormonas… y estoy perdiendo el control en verdad.
Ladeo la sonrisa y me atrajo a su cuerpo. Y me dio un beso suave, pero tan impuro y gloriosamente dichoso como lo que no me atrevía a comenzar a imaginar.
-¿Quién dijo que planearíamos una boda?
¿Qué? Sin soltarme y aun besándome se acerco al teléfono de mi cuarto al lado de la siguiente ventana en la esquina del cuarto, marcando rápido unos números y colocando el altavoz. Entonces oí la voz de Russel al otro lado. El cual se oía como si acabara de levantarse de la cama después horas de sueño. Si claro, como si supiera él que era dormir.
“-Russel… es Matt levántate.
-Matt... ¿Matt que?
-Matt Dale borracho, levántate necesito un favor.
-Matt, ¿Qué rayos haces llamándome a esta hora?
-Tú no duermes, levántate, me debes muchos favores, si quieres dejo de cobrarte los demás con este.
Eso pareció ayudar a la compostura de Russel, Matt me miro desde arriba, a su buena y hermosa altura, y me beso los labios y la frente ¿Qué se proponía después de todo esto? Porque estaba muy CLARO que Matt no dejaría lo que íbamos a hacer para otro día.
-¿Qué favor quieres?
-Quiero que me cases.
OK, eso NO, lo vi venir, y podía imaginarme a Russel azul como si algo se le atascara por oír eso de MATT. Lo pensé, quizás, pero vamos, ¡es Matt!
-Repíteme… - decía Russel
-Que me CA SES
-¿A quien drenaste hoy Matt? ¿Estas loco? ¿Tu? ¿Casándote? – preguntaba Russel a la línea.
-¿Quieres que deje sin cobrarte los favores o no?
-¿Por qué no esperaste a ir a mi oficina mañana?
-Porque la boda es ya.
OK, ahora si había quedado absolutamente congelada. ¿Pensaba casarnos por teléfono? ¿Cómo haríamos la firma? “Russel, un rabito a la izquierda luego giras, allí bajas haces una v, y”… ¿Qué tenia en la cabeza este hombre? Lo mire a la espera de que me explicara pero el solo me sonreía.
-Matt… se serio. ¿Es verdad? – volvió a preguntar.
-Totalmente… - me miro me acaricio con las manos la espalda y besando debajo de mi oreja. Eso, se sentía de maravilla.
-Matt… - le mire esta vez era yo quien le hablaba – Matt no tienes que hacer esto…
-Quiero que luego no te arrepientas, quiero hacer valer tu blanco. – me dio un beso en los labios. Y siguió gritándole a Russel, hasta que este cedió de casarle por teléfono, Matt le dio el numero del fax y bajo (conmigo, no me soltaba por absolutamente nada, besándome, abrazándome, acariciándome la boda tenia que ser corta y definitivamente rápida.)
-Bien Matt, firma y pásame la hoja firmada de nuevo.
Una vez firmada por ambos, volvió a pasarla ¿Esto era legal?
-Listo, toma la que esta sellada, pasa mañana me das la original. Igual así es valido, ya sabes los vampiros no somos tan estrictos entre nosotros mismos.
-Paso el lunes – me miro y había deseo en sus labios y definitivamente en todo su cuerpo. Ese, fin de semana, eh…
-Aja…. Bueno, los declaro Marido y mujer por le poder conferido a mi como jefe civil, y el novio puede besar a la novia, quedan unidos en matrimonio legal. – Matt me beso con furia y ternura al final, mientras la voz de Russel se aclaraba del otro lado de la línea- Matt… ¿Quieres que te case por iglesia también por casualidad? – pregunto y se rio por el altavoz, Matt dejo de besarme entonces pareció tener una idea.
-Russel no te ofendas, pero, con lo puerco que eres, no creo que tengas autoridad para consagrarnos.
-Soy el más antiguo de nosotros, así se hace aquí Matt, con los vampiros. Te guste o no.
-No, en verdad quiero que Dios nos escuche.
Yo reí.
-¿Quién es más anciano después que tu? – pregunto él, Russel parecía pensar y respondió de inmediato.
-Gerard. – Matt y yo nos miramos incrédulos.
-¿En serio? – pregunte.
-Totalmente. Por cierto Vanessa, lastima, que… no seas mi yerna, pero algo bueno es…
-Ok gracias Russel, lo llamaremos. – corto la llamada. Sin dejar que Russel terminara de hablar, Matt busco en el directorio el estaba entre mis números para emergencias. Eso si me había dejado con la boca abierta. ¿Cómo pensaba Matt casarnos por teléfono por iglesia? ¿Estaba realmente loco, verdad?
Luego de unos pitidos, No pude contenerme Matt se veía como un loco, estaba sofocándose pero, el hombre pensaba a pesar de todo, o lo intentaba por lo menos.
-¿Matt? ¿Qué rayos haces?
-Me aseguro… si después de dos veces de escuchar “estamos presente para unirlos en matrimonio” Y no salgo corriendo, significa que o soy estúpido o estoy haciendo en verdad lo correcto.
Le di un golpe en el hombro y el me beso con fuerza, sonriendo, entonces el doctor respondió a la otra línea.
-¿Emergencias?
-Doc. Es Matt… esto es una emergencia – sonrió mirándome, yo estaba que me atragantaba de la risa y el miedo, esto era una locura.
-¿Qué sucede Matt?
-Necesito que nos case, a Vanessa y a mí…
Hubo silencio.
-Disculpa dijiste ¿Vanessa? ¿Casarse contigo?
-Si Doc. – respondió el.
-¿Esto es una emergencia? – pregunto con un tono de voz algo molesto.
-Y una muy grande Doc. – sonrió apretándome contra su cuerpo.
El estaba callado, no decía nada, pensamos que la línea se había cortado. Entonces, finalmente hablo.
-¿Están casados por civil?
-Así es…
-Mándame el folio – nuevamente enviamos el firmado por fax hasta el doctor quien se oía del otro lado revisando. – Bien todo parece estar en orden…
-No del todo…. – me susurro Matt sonreí.
- Un momento ¿Matt? ¿No notas que falta algo? – le dije de repente por tratar de atrasar un poco eso o por lo menos verlo más desesperado.
Miraba alrededor y Dios… no lo podía creer, tomo el mantel de la mesa y le hizo un hoyo pasándome a través de él.
-Perfecta. – el mirando de nuevo el teléfono.
-Matt…
-¿Qué sucede ahora?, en serio intento casarme antes, no me pongas más difícil Vanessa… - decía rosándome con los labios.
-Las flores….aunque no creo que importen mucho… - jadee.
-Toma las del florero. – Le mire incrédula ¿Lo decía en serio? – Es en serio, además se parecen a ti…
-¿En lo artificiales? – el se enfoco en mi de nuevo. Calmándose.
-No Vanessa, en que serán así para siempre, que no se marchitaran… nosotros no vamos a envejecer nunca. ¿O si? – me miro asustado.
-Por supuesto que no. – sonreímos. Le mire, no parecía como si fuera a ser una boda, no quería interrumpirle de nuevo, pero el vio que le miraba, su pecho desnudo, y me dio una tierna sonrisa.
-¿Doc? – pregunto.
-¿Si Matt?
-¿Va a comenzar ya?
-No, espera. Estoy verificando unas cosas. ¿En serio es voluntario esto?
Sonreímos.
-Ok, vuelvo en seguida. – fue la primera vez que el me soltó en toda esa locura.
Subió a velocidad vampiro las escaleras y se oían ruidos entonces pareció al instante, la chaqueta, la traía puesta, con una camisa que probablemente el compro, gris plomo, hermosa en el. Aunque traía los mismos jeans…. Sonreí, creía que podía llorar en ese momento. Se veía como una estatua de carne lista para tocar y celebrar, me sentía ridícula en cambio pero el ver a Matt (cansándose) lo demás, en realidad, dejo de tener importancia. Esto era un momento Kodak.
-¿Qué? Dijiste que la usara para un momento especial ¿No? – yo asentí y el vino rápido a mi besándome las mejillas rosadas.
-Te amo Matt…
-Es poco, pero por ahora estoy es lo que puedo darte. ¡Un momento! – me asusto salió como un rayo por la puerta de entrada, pensé que pasaba algo, solo cuando le vi volver, traía la caja con los anillos. Dios... ahora si quería llorar, subió corriendo y olí un perfume quebrarse arriba, para su beneficio su perfume, aunque realmente me pudo haber caído la casa encima que yo lo celebraría, el las pensaba muy bien. Entonces bajo guardándoselos dentro de la chaqueta. La casa comenzó a oler a él, a su fragancia, estaba en una nube sin poder pensar, estaba cautiva de sus ojos, ahora más que nunca tendría problemas para calmarme, comencé a desearlo con tanta fuerza que mis colmillos comenzaron a romper mis labios, intente calmarme, lo intentaba (en serio) solo pude seguir teniendo una cuarta parte de mi total auto control y por ahora eso valía y ayudaba lo suficiente.
-¿Matt? – era el doctor al teléfono.
-Aquí estoy – me dio una mirada y miro el teléfono, sin levantar la vista arranco una cortina, bueno el forro transparente, y me lo tendió. – Amor, lamento no tener una corona pero…
-Matt… no.
-Lo necesitas para el beso. En serio ya, me siento un gay vistiendo novias amor.
Reí por sus tonterías, en serio era graciosos verlo tan apurado y acalorado.
Lo abrace, el era realmente dulce, un hombre detrás del macho que hacia ver. Y un total y declarado loco sin remedio. Practico. Me sentía ridícula, pero no me importaba ese momento era perfecto. Mientras el estuviera allí, mirándome como me miraba ahora.
Mientras el doc. Hablaba y realizaba la corta ceremonia, durante el transcurso, sucedieron cosas muy graciosas, ¿Las monedas? “Doc., no fui al cajero, ¿le sirve la tarjeta?” decía Matt sonriendo, solo que era en serio. Así que terminamos tomando la tarjeta de crédito de Matt, finalmente fue la hora de los anillos. Entonces mis lágrimas volvían a salir, por segunda vez, hasta ahogarme, pensé que esto seria la parte buena si llegaba a comprometerme algún día, que no iba a llorar en mí boda.
-Yo, Matt Dale, te tomo a ti por esposa, Vanessa Derrick, - el tragaba grueso con cada pausa - para serte fiel, prometo amarte, cada segundo de mi existencia, en salud, enfermedad, riqueza y pobreza, hasta que los días del mundo acaben o mi inmortalidad lo haga.
Tiernas lagrimas me recorrían y el las limpiaba. Estaba perpleja, esta era la razón por la que Matt no había comprado un nuevo auto, (el cual sabia cuanto le gustaba) lo mire y casi me dijo con su sonrisa “no es nada”, los anillos eran hermosos, ni en todos mis años de vida, había visto un anillo igual, los de antes eran más grandes, llenos de exuberantes joyas, pero este, era hermoso, varios canales de diferentes grosores de oro en un delicado anillo grabados por dentro, el que me colocaba decía “amada por la eternidad”
-Yo… Vanessa Derrick, te acepto a ti, Matt Dale (mi propuesta era diferente, la mente no me ayudaba, y las lagrimas tampoco) para amarte cada segundo de mi existencia, respetarte, honrarte, cuidarte y ser tu ayuda siempre, hasta que los días del mundo acaben o mi inmortalidad lo haga. – el sonreía, sin despegar los labios, estaba loco por terminar, pero disfrutaba aquello. Mi anillo para él, decía “Comprometido por la eternidad” eso era simplemente, hermoso.
Finalmente el glorioso “Si queremos”
Aquello, que comenzó por hacerme feliz a mi, termino por alegrarnos y hacernos inmensamente felices a ambos.
-Ya puedes besar a la novia Matt.
Ese momento fue el más sublime, y dulce, retiro el intento de velo por completo y me atrajo hasta su cuerpo levantando mi barbilla, finalmente tomándome detrás del cuello dulcemente me atrajo hasta su rostro cerrando los ojos, fue el beso mas dulce que había recibido de Matt. Cerré mis brazos entorno a su cuello dejándome llevar por él. Nuestro amor no parecía un cuento de hadas, pero este momento parecía narrado por uno. Era como dije, perfecto.
-“Señora Dale” – me llamo, sonreí. Lo abrace con fuerza, casi puyándole con las flores, luego de unos momentos fue el doctor quien nos saco de nuestras risitas pequeñas de celebración y de “no puedo creerlo”. Con una broma nos bendijo…
-Pasen pronto para bendecirlos con aceite – reímos. (Claro, si nos tocaba el aceite nos quemaba ese era el buen deseo que sabíamos que era cierto de parte de él)
-Que buenos deseos Doc., gracias. – me burle sarcásticamente.
-Pórtense bien. Feliz matrimonio chicos. Ahora han pasado una nueva frontera, deben apoyarse mutuamente. Feliz noche. Bueno casi día... por lo que veo en mi reloj – un pib… y la línea en blanco, finalmente éramos Matt y yo… con todas y absolutamente todas, las de la ley.
-¿Matt que día es hoy? – pregunte, creo que podía olvidar hasta el lugar del mundo donde nos encontrábamos.
-Viernes
-Fecha Matt…
-No lo se… - miro al reloj de la sala que daba también la fecha. – 15 de Agosto. Y exactamente las 11:18 de la noche.
-Bien, ese es nuestro aniversario y probablemente, esta sea, la primera boda legal fuera de las vegas y por sin contar vía telefónica. Por cierto, tú pagas el teléfono este mes. – Sonreí me beso.
-Pago lo que quieras…
Ambos nos miramos, sonrientes, me sentí ridícula con el mantel y lo arranque de un tirón, el sonrió y me atrajo hacia su cuerpo. El era todo lo que podía querer, todo lo que necesitaba. Todo lo que quería saber. Y conocer…
-Como dije…. – comento rozándome los hombros. –Que el blanco valga…
-¿Dónde quedamos? – pregunte y el sonrió nuevamente.
-No, aun falta algo, creo que no me oyes, dije “que valga el blanco…” ¿Qué viene después de la boda? - La sangre recién tomada me sonrojó más de la cuenta.
esto es sumamente demasiado para mis nervios... jajajaja... q felicidad!!!... demasiado bello mi Matt.
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