Capitulo 15 : Peste negra. Un cuento de hadas no deberia acabar mal.
Katheryn Morales

Como lo había imaginado así había sido, no supimos de Damián hasta algunos días cuando Russel llamo a Matt diciéndole que como estaban las cosas y si podría salir de nuevo alguno de estos fines de semana que se presentarían unos grupos musicales, muy buenos según él. Recuerdo que Matt me miro de reojo como pidiendo permiso mientras yo cocinaba lo que hice al respecto fue reírme. No tenía porque pedirme permiso.
Al parecer Damián había regresado a Londres, pero el tiempo era indefinido podían ser días meses, lo que sea. Russel hizo algo que a el no le gusto y lo regreso, pero que pronto volvería. Por el momento disfrutábamos de no tener el “Armagedón” cerca para traernos presión.
Ya habían pasado un par de semanas luego del altercado entre nosotros, pero igual no dejaba de hacer que se me erizara el bello del cuerpo con solo recordar el aspecto molesto de Damián, era algo, tan horrible. A medida que pasan años en nosotros nuestro aspecto es mucho más terrorífico cuando nos sacan de quicio.
Yo realmente no quería ver a Russel molesto. No se debía ver nada atractivo.
Durante la noche mientras cenábamos, podía ver que Matt se quedaba mirándome fijamente. Intente pasarlo por alto pero luego fue como imposible no notarlo. Tomando en cuenta que se reía comiendo. Mirándome.
-¿Algo en mi cara?
-No...
-¿Entonces?
-¿Simplemente no puedo mirarte?
Arquee las cejas y pare de comer.
-Mmm… es que… hoy no tengo hambre de vegetales.
-¿Quieres sangre?
-Quiero hablarte del tema de la sangre humana…
El entonces me miro. Yo seguí callada, mirándolo. Luego comencé a comer nuevamente.
-¿Qué quieres saber?
-No lo se…
-¿Entonces?
-Creo... Que me gustaría saber cuando crees tú que estaría listo para probarla….
-Mmm… no lo se… podrías hacerlo ahora, realmente por lo que veo lo único que te detiene a hacerlo es el temor, ¿no es así?
El asintió
-Lo mejor – dije – es que esperes hasta sentir que fue tu decisión, porque así podrás controlarte mejor. Siendo consciente de ti mismo.
-¿Deberia haber pasado hambre de sangre para que me sepa mejor o algo así? Ya sabes, si no tengo nada en el organismo el tan solo olerla me hará comerla como sea. Sin retractarme en el momento.
-No, y jamás hagas eso. Podrías matar a alguien sin darte cuenta e incluso a ti mismo. No sabes lo mal que es dejar que tu cuerpo se seque de sangre, si no hubiera sido porque en la cena de….
Pare de hablar cuando recordé la bendita cena, en la que era la acompañante de Damián, y de lo cual no debía hablar nada.
Matt ahora se quedaba mirando.
Y una luz mortecina se apodero de su mirada.
-¿Si no hubiera sido por…?
-Nada… - sonreí, intentando hacerle creer que era algo sin importancia. Pero el tenia un don que como sabia cuando algo era cierto o no.
-Vanessa… escúpelo…
-Matt fue algo que ocurrió en la cena de Russel
-¿Y bien?
-Solo… me había dejado secar sin querer, con todos… los problemas que ambos teníamos… - le mire y lance a mirada a otro lado – creo que caí en un estado de depresión vampira, o una tontería así... no lo se.
-¿Y sucedió algo?
-No... Bueno, si, me desmaye…
-¿Te desmayaste?
-Si, bueno, fue como un desfallecimiento, fue muy, muy mal… solo desperté… - le mire esta vez apenada – en los brazos de… Damián que había logrado sujetarme antes de caerme… y…
Dios, lo demás no quería contárselo.
-Dime que no tomaste sangre de él….
Estaba molesto, muy molesto.
-No… claro que no… bueno, no podía moverme y me facilito unas bolsas de sangre que tenia en su
¡MALDITA BOCA!
Matt abrió la boca, para exagerar con el gesto.
-¿Así que te llevo hasta su cuarto?
No dije nada
-¿Quieres decirme que paso…?
-No paso absolutamente nada Matt… cuando entramos me dejo sobre… algo, y busco la sangre mientras bebía. ¿Recuerdas que estaba manchada de sangre cuando llegue?
-Si… y nunca supe por que, ya que no hicieron nada…
-Me desespere alimentándome, y cuando… el quiso limpiarme yo le quite la mano, al ver… que la cosa iba a tomar otro rumbo, me fui del cuarto sin decir nada, ni mirarme siquiera en un espejo…
-Entonces llegaste así… entiendo – ahora el sonreía dulcemente acariciándome el rostro. – lo lamento es solo… es solo que, no puedo… no puedo soportar pensar que el te haya tocado…. Siento…
-Shh.… te lo dije, fuiste el primero.- le sonreí y esta vez el me atrajo para si mismo sentándome en sus piernas, la cena iba para el refrigerador esta vez.
Paso un minuto de silencio, y luego hablo.
-¿Desde entonces has estado bien verdad?
Supe que hablaba del tema del desfallecimiento. Y realmente no sabía que responderle, porque si bien no me había desmayado más, algo me pasaba lo note esa mañana, la piel se pegaba a mi cuerpo en las manos, de una manera que asustaba dejando ver las venas, como si me estuviera convirtiendo en un cadáver.
.- ¿Has estado bien? – volvió a preguntar. Ahora apartando mi rostro de su cuello para verle.
-Estoy bien – sonreí.
El parecía examinarme. Sonrió y siguió hablando. No era fácil.
-No me mientas por favor…
Eso me llego al profundo del corazón, y era mucho decir porque ya estaba muerto.
-Matt, de verdad, estoy bien, no pasa nada es normal, quizás es una etapa de la inmortalidad ¿si ves?
Se quedo mirando mi rostro.
-¿Entonces si te pasa algo?
Había alarma en su voz.
-Estaré bien, deja de preocuparte.
Me acerque para darle un beso y el lo respondió como pudo, levante los platos, pero aun insistía con la conversación, luego de cambiarnos, cuando llegamos a la habitación, el miraba al techo. Pensativo. Sabía que estaba pensando y devanándose el cerebro con el tema de la cena. Sobre el supuesto mal que tenía.
-Deja de pensar tanto… te saldrán arrugas.
El sonrió.
Sonó entonces el teléfono, era Drake, llamando para ver como estaba todo, dijo que fueron a Massachusetts, donde había nacido para contarle muchas historias a Drake hijo y el porque ella había querido que naciera allí, también nos presento a Linda, su voz era suave, y dulce, muy diferente a la de Drake. Se oían tan felices, el quería seguir hablando, peor ya nos parecía tan injusto todo ese tiempo lejos que ahora Matt y yo solo queríamos que disfrutaran al cien por ciento todo los momentos que tenían. Drake era dulce al llamar a casa y ver como estábamos, aun no le habíamos contado nada. Esperaríamos que regresara. Entonces se despidió y dijo que volvería como prometió en navidad, para estar con nosotros con lo más parecido a unión a lo que pudiéramos acordar Matt y yo. De lo cual ambos nos reímos, del pobre Drake si supiera.
Cuando colgué, fui a la pared y apague las luces, volviendo para acurrucarme en el pecho desnudo de Matt, eso era tan gloriosamente especial, como la primera vez que dormí allí. En serio que nunca me cansaría de esa sensación.
Pude sentir su presión, y quería tanto que tan solo pensara o dirigiera su atención a cualquier otra cosa.
-Ya basta Matt… - le dije en susurro.
-¿Qué? – se hacia el sorprendido.
-No te hagas el tonto… por favor deja de preocuparte nada malo va a pasar, yo estoy bien.
-Vanessa,…
-No tengas miedo Matt soy una vampira nada me pasará eso seria ridículo.
-A ver… entonces…explícame algo, es que no fue solo esa vez, ¿recuerdas, antes… de que nos reconciliáramos la última vez? ¿Cuándo te “desmayaste” también? ¿Allí estabas alimentada? - esta vez levanto mi cara para mirarlo desde su pecho. - ¿Debo suponer que nunca ha habido una peste que mate centenares de vampiros en el mundo o algo así?
Bien, eso era un punto, porque si había pasado antes. Ambas cosas.
-Bueno… esas cosas no se repiten con facilidad amor… y si… estaba alimentada, así que…pero no es posible. ¿Si?
-Pero, es posible- dijo el como afirmándolo mirándome a los ojos. – Dios Vanessa…
-Estaré bien…
-Te amo… - dijo el. – Te amo, no quiero, yo no quiero…
Su rostro se puso frio por un momento mientras enlazaba sus dedos entre mi mano donde tenia el anillo que ahora bailaba en mi mano. Eso también me asusto a mí.
Matt estaba horrorizado. Perplejo. Asustado. En shock, y yo todos sus sinónimos. El giraba mi mano dándole vueltas para examinarla, entrando cada vez más en pánico. Entonces volvió a tomar poco a poco el grosor normal.
-Vanessa…
YO NO SABIA QUE DECIR…
-Que demo… eso no es normal. Vístete, llamaremos al doctor.
No me moví examinándome la mano en plena oscuridad (que para nosotros no lo es) Matt tomaba lo primero que conseguía. Hasta que pude entrar en razón.
-Matt cálmate… ven acá…
-Vístete, no pienso escuchar nada más que “estoy lista”.
-No saldré Matt, tienes que calmarte puede que no sea nada, es muy tarde.
-Para eso están las emergencias.
-¡Matt!
-¡Vístete Vanessa!, ¡es en serio!
Nos miramos por un momento en silencio.
Un duro silencio.
Finalmente tome las sábanas y me tape hasta el cuello. De lado.
No oía nada, Matt se había quedado parado. “No iré y punto” dije cerrando los ojos callada, entonces sentí su calor atrás de mi. “Por favor…. Vamos”. Decía el atrás de mí, intentando persuadirme y no obligarme.
-Solo te quiero aquí, a mi lado… también estoy asustada, solo necesito que me abraces, ¿esta bien? Estoy bien. Estoy bien.
Comencé a oír ruidos de ropa y supuse que se estaría quitando la ropa para volver a acostarse. Y así fue, se coloco en mi espalda haciendo mi forma abrazándome.
-Porque no dejas que cuide de ti…
Eso me dolía por la forma en que el lo decía, pero no era del todo cierto. Yo también tenía miedo, solo quería… que me abrazara, y no sentirme como un experimento. Me gire para verle el rostro que quedaba unos centímetros más arriba que el mío, así que subí la visa desde mi escondite en su cuello.
-Estaré bien Matt… solo quédate, ¿si? Te prometo, que si algo vuelve a pasar iremos de inmediato al doctor, pero no te alarmes, no me asustes, no…
Sus labios callaron mi preocupación, un dulce silencio. Dulces labios rozándome y mimándome como lo pedía.
Luego de separarme unos centímetros me miro a los ojos.
-No quiero perderte… así que es una promesa… si vuelve, iremos a ver al doctor. Sin excusas.
Asentí.
-Lo prometo…
Esa mañana, todo estaba mejor, descanse lo mejor que pude y me veía brillante en la mañana tanto que hasta incluso Matt había dejado el tema del doctor por si acaso. Fuimos a almorzar, luego de ese día tan, tan ajustado, para no decirlo de otra forma, para cuando volvimos los chicos ya estaban en sus puestos, e incluso Ivana parecía haber hecho “paces” conmigo. Me había traído unos dulces de la tienda a la que ella iba de vez en cuando para aligerarse la vida, según ella. Yo le agradecí y los guarde, los dulces tristemente eran como la carne, se harían una bola en mi estomago. Innecesaria.
Esa tarde había un especial frio en todo el lugar, quizás porque comenzábamos a entrar en el otoño.
En el almuerzo Matt me obligo nuevamente a ir a tomar algo de sangre con el al bosque, y a lo cual asentí, estaba que rebosaba de sangre. Todo estaba yendo perfectamente bien.
Matt al verme tan tranquila salió a hacer unos pagos en el banco a nombre de la tienda, y unas cuantas cosas legales mas, lo cal daba risa, siendo Matt pero en mi forma de verlo me hacia concebirlo aun más atractivo. Sexy y formal. Perfecto.
La tarde pasaba en ruedas, caminaba sola. Fue entonces que cuando todo estaba normal. Sentí la misma sequedad que en el vestíbulo de la casa de Russel en la cena. Mis ojos dolían, las venas ardían, esto era como la muerte. Podía oír a Ivana gritando, solo vi su cara asustada y oía vagamente su voz “esta morada”. Dios… no podía pasarme nada, recién tenia a Matt recién conocía el amor, no podía morir tan pronto. No.
Sentí unas manos tibias levantándome del suelo, esas manos no eran de Matt podían ser fuertes pero definitivamente más delgadas, no podía hablar…. “Llévenla a emergencias” oía gritos ahogados otros decían que sacaran mi lengua, que quizás me estaba ahogando con ella.
Me sentí muerta, vacía.
El viaje fue escambroso, doloroso, y demás, no sabia quien me llevaba parecía ser Ian, con el señor Luke en la camioneta de mi jefe. Si, el olor era el de Luke.
“Porque no reacciona” “Parece muerta” “Cállate”… estaban asustados ¿Por qué no podía hablar?
Había luces que caminaban rápido entre mis ojos a medida que pasaban, y supuse que eran las del pasillo de la clínica, me reí vagamente dentro de mí como cuando veía esas películas. Donde los protagonistas pasaban por eso. ¿Dónde estaba Matt? ¿Nadie le había llamado?
Entonces, las voces se apagaron por completo. Durante un largo periodo. Para cuando abrí los ojos, estaba en un cuarto de la clínica, creo que en el consultorio de el doc. Gerard. Era lógico no me iba exponer a que cualquiera quisiera “tomarme” el pulso. Todo estaba en silencio.
Luego mientras iba siendo consciente de mi, sentía que los labios estaban fríos, pero mi cuerpo no. Entonces entro el Doc. Gerard. Traía bolsas de sangre en la mano.
-Hola Doc.… - mi voz se oía ronca.
-Hola Vanessa…. – dijo suavemente - ¿Cómo te sientes?
-Extraña…. – admití sin fuerzas. Tratando de ser fuerte.
-Eso pasa cuando no te alimentas bien… ten… ¿tienes fuerzas para beber?
¿Qué? Recién me había alimentado esa mañana. Dios, esto estaba mal. Muy mal.
-Doc.…
-¿Qué sucede? Decía el dejando unas dos sobre su escritorio y volviéndose hacia mi.
-No puede ser… yo en el almuerzo, tome sangre, y mucha…
-Esta seca Vanessa eso no puede ser…
-Doc. Es en serio… - el tono de mi voz le hizo saber que así era.
Esta vez se quedo mirándome fijamente, sabía que ambos estábamos pensando en algo. No podíamos estar pasando la peste negra vampira de nuevo. ¿Y porque yo tenia que ser la primera?
-Bien… - dijo el acercándose – lo cierto igual es que tienes que alimentarte. ¿Esta bien? Te quedaras unos días, no podemos dejarte salir si…. En caso de que eso sea cierto, no podemos contaminarlos a todos.
-Doc., eso no suena alentador…
-Es porque no l oes Vanessa, esto… no es normal..
Matt entro de golpe y Dios, como no quería que me viera así.
-¡Vanessa! Dios, - se quedo paralizado en la puerta la verme.
-¿Tan mal me veo? – mire al doctor
El asintió.
-Dios… - bufe.
Matt se acerco a mi lado y arrastro la silla para verme de cerca.
-Cariño. No... Te ves bien.
-Si…. Eso dice – aun mi voz sonaba pegada a mi garganta.
-La dejaremos unos días haremos pruebas de sangre, veremos si hay índices de contaminación.
-¿Contaminación? – pregunto Matt mirándolo.
-Así es… podría ser la peste negra vampira.
-Oh Dios… eso no suena bien... Vanessa te lo dije, te lo dije…
-Lo se…. Lo siento…
-¿Paso algo?
-Ayer… su mano… parecía un esqueleto era tan…
El doctor nos miro como si le hubieran dicho una maldición en vida.
-Es todo, te quedarás unos días mientras sabemos.
Se fue súbitamente, y de inmediato.
-Matt….
-Dios… esta tan débil… puedo ver las venas tu cara amor…
-Me siento bien…
-¡Y un cuerno! Ya deja de hacerte la valiente, por una vez deja que cuide de ti…
Me quede callada y me acerque a su mano, mientras el me rosaba suavemente.
-Lo haré desde ahora….
Durante la tarde no supimos nada, Matt llamo al jefe y le dijo que estaba en observación y no se permitían visitas, que seria mejor que nadie viniera (en realidad por si acaso). Esa noche Matt tuvo que quedarse a escondidas porque las reglas eran que conmigo se quedara una mujer, pero no tenia a nadie más aparte de Matt y llamar a Ivana era un auto suicidio.
En la mañana Matt me levantaba y me ayudaba a beber de las bolsas, cada mañana amanecía menos seca que el día anterior. Hasta que tuve suficientes fuerzas para levantarme y valerme por mi misma. Para entonces ya era jueves.
-Bien… - dijo el Doc. Entrando.
Matt estaba dándome el almuerzo, después de sacarme mudas limpias que fue a buscar en la casa para ponerme. Mientras el doctor iba entrando, no había notado la cara tan fría que tenia porque Matt me tapaba mientras me alimentaba. Matt lo noto enseguida cuando giro hacia el. No sabia si preguntar. Pero el no dudo.
-¿Qué pasa?
-Quiero que se sienten - dijo el doctor.
Yo trague grueso, intente sentarme en la cama, y Matt me ayudo, parándose a mi lado escondiéndome en su costado.
-¿Es la peste…? – pregunte.
-No es más grave.
-Doc. Basta, dígalo como sea, esta asustándome – Matt me abrazaba con fuerza como si esas palabras le hicieran mostrar su debilidad.
El doctor suspiro y miro a otro lado con un sobre lleno de chequeos en la mano, divagando sobre si lo que iba a decir era algo valedero.
-No tienes la peste Vanessa…
-Pero – dije
-Ni ningún otro virus… - el hizo señas de que callara. Silencio. – Tú estas embarazada…
Bien, eso, era imposible. Nada que ver… soy una vampira, Matt también esto no podía ser, si había algo más y no quería decírmelo.
-Doctor diga lo que tengo en realidad, no tiene que inventar, si es grave yo…
-Es grave Vanessa, pero es cierto, tu estas embarazada.
-Es imposible…. – susurre. – usted sabe que es imposible…
-No llevo una vida humana siendo doctor Vanessa, estas embarazada. Es cierto.
-¿Pero… como? – Matt pregunto. – Matt estaba como papel, ligero, como cayéndose sin caerse.
-¿Como que como? – le miro el doctor. – creo que a ti no debo explicarte eso con panal y abejitas Matt.
-Oh Doc. Se “como” la pregunta es… que es imposible…. ¡Vanessa esta muerta! No puede tener bebes.
-Estos son los exámenes, revísenlos. Los hice miles de veces. Y el resultado es el mismo, después de cinco test, Tu estas embarazada. Esto es muy grave.
waaaooooo!!!... jajajjaja...increible.
ResponderEliminarqueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarQUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEAHORA SI QUEDE LOCA DE AQUI PAL MANICOMIO COMO ES POSIBLE ESO E-M-B-A-R-A-Z-A-D-A ................................................................................................
ME DEJASTES SIN PALABRAS
woahhhhhhhhhhhhhhhhhh esta increible
ResponderEliminar